Capítulo 63

2.5K 168 0
                                    

Sin miras atrás salí corriendo de ahí, llorando como una idiota y furiosa conmigo misma y con Gideon. De Paris no podía esperar menos. Sabía que ella tarde o temprano lo descubriría. Pero lo que no logro sacarme de la cabeza es que Gideon se quedara de brazos cruzados.

¿Y a quién quiero engañar? Sabía desde un inicio que cuando Gideon supiera la verdad, nada cambiaría y mi temor era la realidad al final.

Yo misma me lo busqué, yo soy la única culpable.

He permanecido las últimas horas diciéndome a mí misma que continúe. Si Gideon lo hace ¿Qué me detiene a mí? Fue un maldito cobarde y no pienso derramar una lágrima más por él. Así que iré a buscarlo y terminaré esto por él de una vez por todas.

Frente a su gran rascacielos, limpio mi cara, aún sigo con mi sucio overol y no me importa. No me dio tiempo de cambiarme y tampoco es que necesitara vestir de etiqueta para hacer lo que voy a hacer.

Mona tampoco hizo nada, lo que me da a
entender que lo eligió a él. No puede Gideon mostrarse como una víctima por no haberle dicho que era la jodida chica que limpiaba suelos en su oficina. ¡Malditamente no puede!

Mi mejor amiga tampoco hizo nada.
El hombre del que me enamoré tampoco hizo
nada.

Debo tener un problema conmigo misma por esperar demasiado de las personas.
Sin más, entro al vestíbulo y el elevador está
despejado, el chico de recepción no se inmuta en absoluto de mi presencia y presiono el botón que da directo al apartamento lujoso de Gideon.

1…2…3…4…12.

Las puertas se abren, y aunque no estoy
directamente dentro de su apartamento, estoy frente a su puerta. El número de color oro me hace burla a la cara.

No escucho ruido alguno del otro lado.
Llevo mi dedo índice al botón del timbre y espero.

Los segundos se hacen horas hasta que escucho un ruido que viene del interior.
Tacones.

La puerta se abre y es Mona quien aparece frente a mí, con una bata de baño, cabello húmedo y nada de maquillaje en el rostro.

Mi mente viaja a lo desconocido, doloroso y cruel, pero me contengo de pensar en lo obvio. Pero cuando veo a Gideon detrás de Mona vistiendo una toalla alrededor de su cintura, siento que voy a desmayarme.

—Cinder—Duele el rostro de mi amiga frente a mí. Mi primera reacción es salir corriendo fuera de esa escena.

—¡Cinder, no! —El grito de Mona me hace correr más deprisa hasta llegar al elevador, pero cuando entro, una mano interrumpe que las puertas se cierren.
Gideon.

Agitado por salir corriendo detrás de mí, luciendo únicamente un pantalón de mezclilla me detiene y me saca fuera del elevador.

—¡No, Gideon! —Le grito, golpeándolo al mismo tiempo.

—¡Y una mierda! —Me toma entre sus brazos, me carga en su espalda y camina de nuevo hacia su apartamento. No veo a Mona por ningún lado cuando los dos entramos.

—¡Bájame, Gideon! —Golpeo su espalda hasta que me coloca en el piso.

—Deja de gritar, Ella.

—¡Al diablo contigo! —Lo empujo, pero apenas y lo muevo. Ya siento mi voz pesada por las ganas de llorar que tengo al ver la traición frente a mí.

Mona se hace presente, ahora lleva ropa y su cara no se ve nada bien. Está llorando y teme por mis palabras.
Me rompe el corazón.

—¿Desde cuándo, Gideon? —Veo a mona— ¿Desde cuándo?

—No, Cinder, no es lo que estás pensando. —
Mona se suelta a llorar, ve a Gideon y yo lo veo a él.

Más le vale que comience a hablar por primera vez en su puta vida. Estoy cansada de los secretos y sus evasivas

—Gideon—Digo con voz entrecortada—Por
favor, dime…

—Ella—Su mano llega a mi rostro y limpia una lágrima de mi mejilla— Mi dulce niña.

Me llena de rabia que me llame así. La palma de mi mano va a dar directamente su mejilla. Mona ahoga un grito de sorpresa y Gideon sostiene mis manos para que no siga golpeándolo.

—¡Estuviste acostándote con ella todo este
tiempo!

—¡Basta, Ella! —Sostiene mi cara fuertemente para que lo vea—¡Mírame!

—¡No! —Le grito.

—¡Mírame a la puta cara! —No conozco este
hombre que tengo frente a mí. Todo comienza a darme vueltas. El corazón me late tan fuerte que hace mis oídos doler. Quizá si los cierro todo esto sea una pesadilla.

Una pesadilla más. Así que eso es lo que hago, y cuando todo se vuelve negro, una paz invade todo mi cuerpo y me dejo caer en los brazos de Gideon.

—Ella—Su voz se escucha como un suave
susurro. Besa mis labios entre abiertos y soy consciente de que me lleva en brazos hacia algún lugar. También siento la mano de Mona en mi rostro. Pensé que su tacto me quemaría, pero no me hace nada.
No siento nada.

—Creo que ha sido demasiado para ella—Es la voz de Mona —¿Está consciente?

No sé por qué no puedo moverme.

—Sí, solo está débil—Le dice Gideon, ¿Cómo sabe?

— Haré que Arsen traiga algo de comida. Lo necesitará, ahora la dejaré dormir un poco. Mientras nosotros nos encargamos de algo.

—Sí, cuando despierte le diremos todo.

¿Todo? ¿Cuánto es todo? ¿Y por qué no me puedo mover? Estoy tan cansada. Gideon tiene razón, me vendría bien dormir un poco. Si tengo que salir corriendo otra vez necesitaré la fuerza necesaria.

𝗧𝗢𝗗𝗢 𝗣𝗢𝗥 𝗧𝗜 ᯽𝐓𝐞𝐫𝐦𝐢𝐧𝐚𝐝𝐚᯽Donde viven las historias. Descúbrelo ahora