Capítulo 50

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Me quedo viendo la pantalla de mi teléfono como si sirviera de algo. Me dan ganas de llorar, pero de la rabia. Se ha ido con Paris a Inglaterra. Dijo algo sobre trabajo y emergencia. Pero no veo dónde encaja una
bebé.

—¿Cinder qué ha pasado? —La voz de Mona me trae a la realidad.

—Nada— Decido mentir—Gideon está con Paris.

Supongo que lo sabías.
Su mirada lo dice todo. Ella lo sabía.

—Es complicado, Cinder. Te lo explicaría pero no es mi…

—Asunto, lo sé. Todo esto es asunto de Gideon.

Me pregunto cuándo dejaste de ser mi mejor amiga para ser la de él, Mona. La cosa es que no creo en ninguno de los dos.

—Cinder…

—Basta, Mona. No discutiré contigo. Quiero creer que toda mi mala leche también es por el alcohol.

—¿Quieres bailar, preciosa? —Un chico muy
guapo se acerca a nosotras

Le sonrío en respuesta y me pongo de pie. Veo a mona y le digo

—Se lo puedes decir si quieres.

No dice nada. Y yo me divierto bailando. ¿De eso se trataba no?

Divertirme aunque mi mente me traicione y no deje de pensar en que quizá todo por fin haya acabado.

᯽᯽᯽

Yo: Mi noche fue muy divertida ¿Sabés por que? Porque me la pasé muy bien bailando con un chico guapo en el club

Yo: Ya no te deseó. Deseo llevarme a este chico conmigo ¿Crees que es buena idea?

᯽᯽᯽

Al día siguiente no supe nada de Gideon. Me encontré con mensajes de mi parte al siguiente día, y por supuesto fue la estúpida borracha en la que me convertí esa noche
después de saber que estaba con Paris.

Él no sabe quién es Paris en mi vida.
Tampoco sabe que es precisamente por ella que lo de nosotros nunca, jamás podrá ser.
Seguro me odia por lo que le escribí. Hoy hace dos días de eso. Y mientras termino de despertar repaso los mensajes que le escribí la última vez.

᯽᯽᯽

Yo: Te odió Guideon Graysson. Espero que tu amiguita y tú la estén pasando bien.
PD: Es una perra, lo se de primera edición

Yo: Buenas noches señor oscuro. Hasta nunca. No me busques más. Esto se acabó.

Yo: Espera. esto NUNCA comenzó.
xxx

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—Gideon se enfadará—digo en voz alta.

—Parece que lo estás entendiendo—Al escuchar esa voz grito en respuesta como si despertara la peor pesadilla.

—¡Joder, Ella! —Un cuerpo se abalanza sobre mí en mi cama y no dejo de gritar, llorar y patalear—¡Soy yo! ¡Abre los ojos! ¡Mírame!

Parece la voz de Gideon pero no estoy segura. Él no podría estar aquí tan rápido. Creo que todavía estoy soñando. Sí eso debe de ser.

—¡Noooo!

—Mi dulce niña, abre los ojos—Entonces me doy cuenta que es él.

—¿Gideon? —Abro los ojos y lo miro frente a mí. Tomando mi rostro y limpiando mis lágrimas.

Lo único que puedo hacer es abrazarlo.

—Por un segundo pensé que...

—¿Qué? —Me interrumpe, separándome de él nuevamente.
—Nada—Evado e intento sonreír pero fallo—No es nada.

Todavía me ve con lástima. Aunque sé que está enfadado, esta vez ha sido mala idea escabullirse en mi habitación.

—Por supuesto que es algo. Y me lo vas a decir ahora mismo ¿Quién pensabas que era?

Vuelvo a llorar al recordarlo. Mis pesadillas, las pesadillas que tengo de vez en cuando. Las que me recuerdan lo dura e injusta que fue la vida conmigo. Esas pesadillas. Y me temo que Gideon está llegando demasiado en el fondo mi interior para descubrirlas. No me dejará en paz hasta que se lo diga. No es normal
reaccionar así.

—Cuando vivía con mi padre—Explico—Las
hijas de mi madrastra eran crueles. Bastante crueles. Al punto de meter chicos en mi habitación y dejar que ellos…

Su mandíbula se tensa al escucharme. Toco su rostro para calmarlo.

—Nunca me hicieron daño. No físico, pero
siempre he tenido miedo de ello. Despertaba en medio de la noche y un chico dormía a mi lado u otro intentaba besarme o tocarme.

—¿Pero qué estás diciendo, joder? No entiendo cómo…

Pongo mi dedo en sus labios.

—Éramos unas niñas. Y cabe aclarar que nunca fui de su agrado, por lo tanto buscaban la manera de cómo asustarme o hacerme sentir miserable todo el tiempo.

Besa mi frente. Mis labios y se acuesta a mi lado.

—Arrancaría la cabeza de tus hermanas ahora mismo si supiera quienes son. También mataría a quien te ponga una mano encima que no sea yo o tu abuelo. Ni siquiera Pib puede hacerlo.
Me rio por lo exagerado que es.

—Pib es como mi padre. Además le caes bien.

Se remueve un poco al lado mío.

—Tu cama es demasiado pequeña e incómoda.

—Ya lo sé. Pero no tengo un trabajo como el tuyo para poder tener una cama de cinco mil dólares—Me burlo.

—La mía costó cincuenta mil libras—Yo bufo al escuchar esa cifra.

No es solamente una cama lo que nos hace diferentes. Hay muchas cosas más. Lo que me recuerda a una cosa.

—¿Qué haces aquí, Gideon? Pensé que estabas en Inglaterra.

—Tenía que regresar lo antes posible—Gira su cabeza para verme—Mona me ha dicho lo que hiciste la última noche en la que hablamos.

Ahora me siento una estúpida por mi rabieta.

—Tengo que ir a trabajar, Gideon—Cuando me quiero levantar de la cama él me toma de la mano e impide mi huida. Vuelvo a caer de espalda y ahora él está sobre mí.

𝗧𝗢𝗗𝗢 𝗣𝗢𝗥 𝗧𝗜 ᯽𝐓𝐞𝐫𝐦𝐢𝐧𝐚𝐝𝐚᯽Donde viven las historias. Descúbrelo ahora