-Para - Lo detengo, poniendo mi mano en su pecho para apartarlo y me doy cuenta que su corazón late bastante rápido. Como el mío.
De nuevo la electricidad, la sensación irreparable que causa tocarlo se apodera de mis sentidos.
Es cuando ataca mis labios.
Sin frenesí, como si no existiera un mañana y como si estuviese esperando toda una vida para hacerlo.
Como yo.Mis fantasías con él no tenían nada que ver con estar vestida como una princesa dulce y sensual. En la casa del lobo. Porque este hombre está muy lejos de ser un príncipe para mí. No ha venido a rescatarme y sé que yo tampoco a él, a pesar de que nos atormentan
diferentes cosas.
Le he mentido.Me ha propuesto algo que no estoy segura si
pueda rechazar. Pero, de lo que sí estoy segura es que de cualquier decisión que tome, me arrepentiré.Una bofetada mental me trae a la realidad y lo aparto.
-Sabes delicioso, Ella Mattis - Sisea con los ojos aún cerrados.
-Yo...
Pega su frente a la mía y clava esos ojos azules penetrantes en los míos. Besarlo supo mejor de lo que alguna vez imaginé.
-Quédate.
-No puedo – Rechazo con un hilo de voz.
-¿Por qué no puedes? Puedo ver en tus ojos que lo deseas tanto como yo. Sea quien seas, dime ¿Por qué no puedes darme esta noche?
Entonces recuerdo sus palabras. Las que
pronunció de forma tajante cuando estábamos en la terraza.-Porque dijiste que ninguna mujer supera una noche contigo. Que las dejas deseando más y yo... Yo sé que querré más. Te mentí. Ninguna mujer podría ni siquiera yo. Te mentí de nuevo, sé quién eres pero tú
jamás sabrás quién soy yo.El intenso azul de sus ojos cambia ante todo lo que le digo. Involucrarme con él puede ser peligroso. Siempre lo es. Y si Paris se entera no me dejará en paz.
Ni a él.-No necesitas razones para quedarte, Ella. Solo quédate y no pienses en ello. Haz lo que tu cuerpo siente. Sé que me deseas como yo a ti.
Esto es una locura. No sabe quién soy yo. A menos que aquella chica de overol sucio y la que sirvió su café las haya reconocido a una sola. Yo.
Pero de ser así, ya lo habría dicho. Mi mente y mi corazón no están de acuerdo por primera vez. Hay una lucha interna en si quedarme e irme. Si me quedo y desaparezco a mitad de la noche él me buscará y ahí sabré si en verdad sabe quién soy yo. Y si huyó, quedará en el olvido esta noche así como la botella que arrojó al vacío. Y también me buscará. Pero no a la chica de overol, ni la que sirvió su café de cien dólares.
Buscará a la elegante mujer que tuvo su primera noche libre.
Tomo mi bolso que aún está sobre el descansillo. Y corro lejos de su presencia.
No llegó tan lejos cuando me detiene de la
muñeca.-Ella.
Nos quedamos mirando unos segundos más,
hasta que suelta mi mano sin que se lo pida. No me gusta lo que veo en sus ojos. Ese simple gesto no frío hace que mi pecho duela. Y agradezco por dejarme ir, por no obligarme a hacer nada de lo que yo no quiero. Es un caballero aunque él diga lo contrario.No debería de doler..
No debería de sentir esto que siento ni él tampoco. Es una locura porque somos dos extraños.-Adiós, Gideon.