Capitulo 29

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Guardo los documentos con manos temblorosas, miles de escenarios vienen a mi cabeza. ¿Por qué la mentira? Nada le costaba decirme que estuvo casado, quizá todavía no la supera y no quiere hablar sobre eso, la idea hace que hierva en coraje, no sé si estoy enojada por que me mintió o celosa de imaginar que hay una mujer especial.

¡Concéntrate! No puedo pedirle explicaciones porque se dará cuenta de que estuve husmeando sus cosas, lo único que puedo hacer ahora es seguir investigando por debajo del agua, solamente le puedo pedir explicaciones sobre porque puso un rastreador en mi moto, rebusco algunas cosas más para encontrar alguna foto de su esposa, pero no hay nada, con frustración salgo de la oficina y voy hacia el cuarto.

Escucho la puerta de la entrada y respiro hondo para guardarme la rabia, asomo la cabeza y viene con el celular pegado a la oreja. Siempre se la pasa en el móvil me pregunto con quién tanto hablará.

Cuelga la llamada y me sonríe. – Iré a entrenar. ¿Vienes?

Justo lo que necesito para desahogarme. – Claro, deja me cambio.

Me pongo un conjunto deportivo y Aleksei una camiseta sin mangas remarcando sus bíceps bien trabajados, sus brazos todavía tienen los arañazos que le hice, miro mi cuerpo asegurándome de que yo no tenga ninguna marca, sería vergonzoso, como uso top se alcanza a ver una marca morada en uno de mis pechos, aunque es muy leve, paso tantito maquillaje para taparlo.

- ¿Por qué lo tapas? – pregunta, burlón. – No es un secreto que nosotros...

- Una cosa es un secreto a voces y otra mostrarme así. – tomo un cambio de ropa para cuando me duche allá y lo meto a su maleta.

Salgo del departamento y me subo a la camioneta, durante el trayecto no dejo de observarlo, así que me decido ir directa al punto.

- Aleksei... ¿Por qué tenía un GPS mi moto?

Me observa de reojo y sus comisuras se alzan con diversión. – Me di cuenta de que lo quitaste.

- Eso no contesta mi pregunta.

- Deja de observarme como si fuera un acosador, casi todos tienen uno, los usan por si alguien se mete en problemas, poder encontrarlo. Así como Simon, que tenía uno el día de su secuestro.

- ¿Casi todos? ¿Quiénes no lo tienen?

- Demian y yo.

- Esa es una forma de controlarnos. – ataco. – Ustedes pueden saber nuestros movimientos y nosotros no podemos saber los suyos.

Respira hondo y se estaciona cuando llegamos.

- No discutiré sobre este tema...

- Sabes que tengo razón, no quiero tener esa cosa, detesto sentirme controlada.

No dice nada, solo apaga la camioneta, bajamos y yo sigo con ganas de pelear.

- No quiero enterarme de que me vuelves a poner uno, o si no... - se detiene abruptamente y me encara.

- ¿O si no qué? – pregunta enderezándose, su altura hace que levante la cabeza. – No me amenaces.

- O si no me vas a conocer, a mi no me intimidas. – zanjo con seriedad.

Sonríe con burla y vuelve a darme la espalda para entrar al lugar, cuando ingreso detrás de él me quedo sorprendida al ver que ya es un gimnasio, lo que antes eran unas cuantas maquinas se convirtió en un verdadero lugar para entrenar. Ignoro a los que están entrenando y voy hacia la caminadora.

DESCONTROL (BORRADOR) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora