- Capítulo 1 -

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Pov Poché.

Hay una tormenta horrible en esta gran ciudad, siempre he amado este tipo de clima, me parece de lo más sensacional y maravilloso cómo para estar acurrucadita con mi pareja, ver una peli o alguna serie juntas, tomando chocolate caliente, y estar bajo las cobijas de esa gigante cama que tanto amo, ese plan siempre es perfecto para nosotras.

Tenía planeado llevar a mi mujer a una romántica cena. Hace 3 días fue nuestro aniversario y quería sorprenderla, no tuvimos la oportunidad de celebrarlo exactamente ese día ya que tuvo un viaje de negocios en Madrid y tuve que posponer todo el plan para hoy.

Ya tengo todo listo, solo falta la presencia de mi persona favorita. Le envié un mensaje cuando salí de mi oficina, diciéndole que pasaría a recogerla al aeropuerto pero se negó. No le iba a discutir nada, si ella prefería llegar sola a nuestra casa para ponerse algo más cómodo, para mí mucho mejor, porque me daba el tiempo suficiente para afinar todos los detalles.

Dicen que el primer año de matrimonio es de prueba y que muchas parejas caen, la verdad es que yo me veo toda la vida con esta preciosura de mujer.

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La hora de nuestra cita llegó y yo me encuentro ya en nuestra mesa esperando por ella. Le hablo al mesero y le pido una botella de vino, la mejor que tengan. Pasados unos minutos regresa con una botella de Cabernet Sauvignon – Gracias, puede retirarse, en cuanto llegue mi acompañante ordenamos – con una sonrisa y un – como usted me indique señorita – se retiró para dejarme sola otra vez.

Pasaron 10 minutos, luego 15, después media hora y ella no aparecía, me preocupé muchísimo porque ella jamás suele ser impuntual, así que le marqué a su celular 1, 2, 3 veces y no había respuesta, ya estaba a punto de tomar mis cosas para ir a buscarla cuando suena mi móvil con una llamada entrante de mi esposa – cariño, ¿qué pasa? ¿estás bien? – no habla, solo se escucha un silencio bastante raro del otro lado de la línea y vuelvo a hablar – mi amor, ¿qué pasa, en dónde estás? Ya me estás preocupando – en ese instante escucho un sollozo y silencio otra vez – me colgó la llamada – digo frustrada y no lo pienso más, pido la cuenta de inmediato para tomar mi abrigo e irme rápido a la salida y pedir mi automóvil.

Después de un terrible embotellamiento que me deja atorada por más de 40 minutos, logro llegar al apartamento, subo el elevador, abro rápidamente la puerta de nuestro hogar y las busco por todo el lugar, no la veo, así que voy directo a nuestra habitación y la encuentro sentada en la orilla de la cama sosteniendo algo en sus manos, me voy acercando muy cuidadosamente y noto que tiene entre sus manos el portaretratos de nuestra boda, una foto muy hermosa, las dos en la playa, yo sosteniéndola por la cintura y ella tan hermosa como siempre con su precioso vestido que la hacía verse espectacular, ese día fue el más hermoso de toda mi vida. - ¿amor? – me siento a su lado y le tomo la mano – mi amor dime qué es lo que te pasa, me estás preocupando demasiado – ella solo voltea a verme una milésima de segundo y logro ver en sus ojitos una profunda tristeza – por favor, mi vida, dime cómo puedo ayudarte, ¿qué puedo hacer para que dejes de llorar?

Suelta una bocanada de aire y comienza a hablar - Perdóname, Poché, de verdad perdóname. – me dice y siento que algo se rompe dentro de mí – yo no quería lastimarte, solo pasó y … -

La interrumpo - ¿de qué hablas? – tal vez muy en el fondo sé lo que trata de decirme pero intento alargar la situación, no quiero saber a qué se refiere porque sé que me va a destruir, ella nunca me haría nada malo, ella nunca nos dañaría, pero la dejo hablar.

Te engañé, te fui infiel -
Lágrimas salen por parte de ambas, no puedo creer lo que acaba de decirme - ¿cómo pudiste hacerme esto Daniela? – solté su mano.







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Siempre Tuya, Siempre Mía | CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora