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Alcancé lo más próximo que tenía y lo lancé hacia el mientras gritaba, pero entonces yo estaba semi desnuda, intenté taparme con una mano mientras con la otra seguía tirándole cosas.

—¡Alto! Espera... — seguí gritando.

—¡Fuera! ¡Fuera! — a pesar de que se cubría, me alcanzó sujetando mis manos por la espalda.

— ¡Cálmate!

¡No podía calmarme, me habían encontrado! con todas mis fuerzas me solté y le lancé un codazo a la nariz, retrocedió cayendo al suelo.

—¡No soy un peligro! — gritó sujetándose, había sangre.

—¡Ay lo siento! — me acerqué a él al ver tanta sangre salir, pero algo de lo que había tirado antes me hizo resbalar, casi le caí encima; el logró sujetarme por la cintura a tiempo. Su cara se puso roja hasta la raíz del pelo, le subió un hipo, lo que provocó que la sangre les saliera a montones.

Entonces entendí por qué. Yo seguía en ropa interior mientras el me sujetaba, volví a gritar y por impulso volví a golpearle. Cayó noqueado llevándome con él.

Me pare en seguida en busca de mi ropa, estaba tirada cerca del pasillo y entonces me di cuenta de que todo allí no encajaba, el departamento tenía el mismo diseño, pero personalizado de manera distinta, aquel no era mi apartamento.

¡¿Me había secuestrado?!

Dejé al chico ahí tirado que vagamente se me hacía familiar, aun así, salí de allí, dándome cuenta que la siguiente puerta tenía el número de mi apartamento. Miré de hito en hito ambas puertas.

Choqué la cabeza de la pared con frustración al comprender la situación, fue más fuerte de lo que pretendí, el dolor se extendió por todo mi cráneo y cuello, cerré los ojos con fuerza suspirando.

Entré al apartamento antes de que alguien más me viera en esa situación embarazosa y me duché con prisa, antes de salir cogí el botiquín que estaba en el baño y me encaminé al apartamento vecino. La puerta se había bloqueado así que toqué y le llamé, varias veces Temía que siguiera desmayado en el suelo.

Volví a tocar otra vez con insistencia y abrió agarrándose el cuello, los ojos entrecerrados y claramente molesto, le enseñé el botiquín, a cambió intentó cerrar la puerta y yo metí una mano; refunfuño algo adentrándose, sin embargo, me dejó pasar.

Tenía un poco de sangre seca en la nariz, le atendí en un silencio incómodo, cada vez estaba más segura de que le conocía o al menos le había visto. ¿dónde?

Al terminar volví a guardar todo en la pequeña maletita, mi resaca iba a matarme.

—Lamento todo lo que pasó. — le dije avergonzada.

—Debes tener más cuidado con el alcohol. — extrañamente parecía preocupado o eso pensé. Los engranajes de mi cerebro se movían a velocidad aun tratando de ubicar a ese chico en alguna parte de mi memoria.

—De verdad lo lamento mucho. — me incliné, escuchando su risa relajada, seguida de una queja, no solo yo estaba adolorida.

—No ha pasado nada... Al menos nada grave. — se señaló la nariz.

—¿Puedo saber que pasó anoche? — comenté bajito. — si hice algo indebido, es lo que quiero decir.

—Bueno, yo estaba durmiendo plácidamente y alguien comenzó aporrear mi puerta gritando cosas raras, así que me levanté a ver qué sucedía, lo siguiente fue que una mata de pelo entró deprisa soltándolo todo se alistó para dormir y se acostó sin más. Traté de despertarte varias veces y nada funcionó, tuve que dormir en el piso sin saber que estaba ocurriendo. — narró despacio.

—De verdad lo lamento. — me golpee varias veces. Era una estúpida, pero el dolor hizo que se me cortara la respiración haciéndome detener el reproche al instante.

—Está bien, no hay ningún problema con ello, solo ten más cuidado.

—Gracias. — Me puse de pie para irme. — ¿Puedo hacer algo por ti? para compensar lo de hace un rato.

—Estoy bien gracias.
—Insisto, de verdad me siento mal por todo esto.

—Invítame a comer, volví de mi viaje muy tarde y no compré nada de comida. — dijo avergonzado, parecía haberse arrepentido una vez que lo mencionó, pero no quiso seguir hablando.

—Claro, por mí no hay ningún problema.

Cruzamos a mi apartamento, no quería salir a comer fuera, además tenía comida allí, no era necesario comprar más, sin contar que no podía usar mi tarjeta de crédito.

El comenzó a mirar al rededor, mientras yo preparaba algo para ambos y sin haberlo esperado mi mente me reveló su identidad como una explosión.

Me volví en redondo viéndole desde la cocina, como caminaba despacio de un lado a otro curioso en cosas que no eran mías. Mientras movía las manos como si tocara una batería invisible de manera distraída.

¿Cómo era posible que el viviera allí? ¿Era suerte? ¿Desgracia? ¿Le pedía un autógrafo? ¿Una foto? No estaba segura de atreverme después de todo es su vida privada.

Mientras más le veía me convencía que era él y nadie más.

—¿Tengo algo en la cara? — Preguntó de repente.

—No, no es eso. Es que...

— Ya entiendo, tenía la esperanza de que no me conocieras, bueno tal vez sí, no sé cómo proseguir a esto. — su voz a mí parecer se escuchó perceptiblemente triste.

—Al principio no lo sabía, sospechaba que te había visto, pero de todos modos no era como que mi mente estaba despejada. — le dije poniéndome algo nerviosa.

—Ya veo. — meditaba en algo.

—Aun así, puedes quedarte al menos para el almuerzo, no es como que iré a la prensa ni difundiré por ahí que te he conocido.

—¿Cómo puedo confiar en lo que dices? — me miró a los ojos, no estaba reprochándome, era como si buscara sentirse seguro.

—No tengo comunicación y ahora mismo mi mundo se limita a este apartamento. — volví a prestar atención a lo que hacía en la cocina, los recuerdos de Jean Carlos y los demás quería abrumarme otra vez pero no le dejaría. — No tengo nada que ganar haciéndolo.

—¿De verdad puedo confiar en ti? — insistió.

—Lo menos que yo quiero es que me vigilen, estoy aquí para descansar, no quiero causarle problemas a nadie, bueno, no más de lo que ya he hecho.

Mi comentario hizo que volviera a reír, fue un sonido bajito, sin embargo, lo escuché, sentí alivio. Me concentré en terminar lo que estaba haciendo, cuando ya acabé lleve todo a la pequeña mesa de la sala. Nos sentamos en el piso.

—Todo huele muy rico. — comentó sin mirarme.

—Espero que sepa igual.

—Gracias por la comida... — hizo una pausa está vez viéndome, tarde unos segundos en comprender que aún no sabía mi nombre.

—TN.

—TN... — repitió. — Es un bonito nombre.

—Gracias Do Woon. — me sonroje un poco, el comenzó a comer un poco más relajado. ¿Quién se imaginaba que tenía al mismísimo Yu Do Woon de day6 frente a mí?

Just Dance. 🌞 |JH Y TN|🌞 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora