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La cabeza iba a explotarme, el pitido es mis oídos no ayudaba en nada y me sentía tan mareada que quería vomitar. Abrí los ojos poco a poco, la luz era tenue y estaba maniatada a una silla. Me dolía todo.

Miré a todos lados, era un espacio grande, la poca luz no me dejó identificar de inmediato donde estaba, pero un poco a la distancia logré ver el letrero en la pared: Academias de Arte Jung.

—¡Auxilio! ¡Ayuda! ¡Ayuda! — no sé cuánto tiempo pasó mientras gritaba sin descanso, llegué al punto dónde la garganta me dolía. No quería llorar, quería escapar.

Intenté ver a todos lados, la única opción que tenía era moverme con todo y silla, la arrastré un poco, entonces vi un bulto tirado en un lado, la luz no llegaba hasta él, traté de enfocar bien y era el cuerpo del seguridad.

No puede ser.

—¿Ya te cansaste de gritar? — la voz de Jean Carlos vino desde atrás de mí, me provocó un escalofrío tan fuerte que me estremecí. — Solo gastaras tu dulce voz.

—¿Esta muerto? — le pregunté con miedo.

—No lo sé. — caminó hasta el seguridad y lo pateó. — ¿Estás bien?

Quise levantarme y golpearlo, cerré los ojos con fuerza, no quería verlo como le pegaba y mucho menos quería pensar que ya no tenía vida.

—¿Por qué haces esto? — sollocé, los golpes cesaron, escuché sus pasos acercarse, me halo de pelo tan fuerte que me trono el cuello.

—Todo esto es tu culpa, estábamos bien y éramos felices, pero decidiste mandarlo todo al infierno sin pensar en cómo me sentiría. Así que ahora serás mía cueste lo cueste.

—No tienes por qué, hacer esto, puedes dejarme ir y no le diré nada a la policía.

—¿Dejarte ir? Ya no confío en ti, mi amor. Y quitaré del medio a cualquiera que se interponga en nuestro camino.

—Está bien, iré contigo a dónde sea, solo déjalo en paz —- le pedí.

—TN, TN. — comenzó a caminar de espacio alrededor de mí. — Massiel te ocultó, la mate. Momo te ocultó, casi la mate, y mientras ellos estén bien, nosotros no seremos libres.

—¿Qué estás hablando? — me daba mala espina.

—¿De verdad te irás conmigo? — se acuclilló frente a mí, sus ojos mostraban locura total, era un peligro andante. Mis amigos estarían mejor si estoy lejos, lucharía hasta la muerte contra Jean Carlos, pero mi familia estaba en primer lugar. Asentí ante su pregunta.

—Lo haré. — se puso de pie y se alejó perdiéndose de mi campo de visión, algunos segundos después percibí el olor a cigarrillo. Seguí viendo y pensando la forma en cómo salir al menos de cómo escapar cuando tenga oportunidad.

—Solo pude fumar uno, la alarma de incendio se habría activado por el humo, que asco. — lo vi acercarse, aún no se había fumado del todo el cigarrillo. — A ustedes las chicas les encanta las películas románticas, sobre todo esas escenas que son cursi.

Paso el borde del cigarrillo por mi brazo sin llegar a tocarme la piel, ¿se podía sentir más miedo del que ya tenía?

—¿Que... que tratas de hacer?

—Una de las cosas más sexy que tienes es tu cuello, besarte te dejaría una marca, pero desaparecerá. — me halo el cabello, dejando mi cuello bastante expuesto. Mi corazón estaba latiendo descontroladamente, mi respiración era un desastre y por más que me moviera no podía evitar lo que iba hacerme.

—No. — le suplique.

—Así el mundo sabrá que eres mía, Cariño. — me moví con desenfreno, el cigarrillo tocó mi piel y grité, me picaba y me ardía. Procedió a besarme con rabia, no puede evitarlo, sentía asco de mi misma.

—¡Basta!

—No soy tan mala persona, salvemos a tu amiga. Le darás un mensaje a tus amigos para que la busquen, si cometes una locura lo pagarás. — sacó una pistola de atrás de sus pantalones. No podía ni siquiera hablar, tenía un nudo en mi garganta.

Arrastró la silla hasta darle la vuelta, había una computadora en el primer escalón de las gradas.

Me dio la dirección donde se encontraba Momo, sobo la pistola y le quitó el seguro mientras me apuntaba.

—Cuando quieras princesa. — inmediatamente la luz azul se encendió, pero mis ojos no se despegaban del cañón. — no quieres salvarla, está bien....

—¡No, espera! — le dije de inmediato, las lágrimas volvieron a roda por mi cara. — Lo haré.

—El mensaje es específicamente para tus amigos y ese tal DoWoon.

—¡¿Que?! — dije estupefacta, ¿Cómo era que él sabía de Paúl?

—Se me está acabando la paciencia TN, ¡da el mensaje de una maldita vez! — gritó.

Le hable a la cámara diciendo la dirección temblando de miedo, mi voz se entrecortaba a cada rato, pero el deseo de sobrevivir que siempre me impulsaba hacer una locura volvió a dominar me en medio de la transmisión. — Paúl, jamás olvides que teníamos la esperanza de ir a Hogwarts y librar una batalla en el campo de Quidditch Ravenclaw contra Gryffindor, no lo olvides.

—Siempre tan infantil. — dejó de apuntarme y comenzó a trabajar en la computadora, esperaba de todo corazón que Paúl o Tae comprendieran el mensaje. — Aun así me encantas.

Me ardía el cuello y sin importar a dónde moviera la cabeza la quemadura ni dejaba de molestarme. Me dejaría una marca muy fea.

—Sabes TN, mis deseos eran quitar del medio a Momo, pero conocí a alguien y pues tuve una mejor idea. Esperé mucho tiempo para encontrarte, cuando lo hice te estabas besuqueando como una cualquiera con ese tipo, después volviste a desaparecer con tus amigos, pero mientras tuviera vigilada a Momo, en cualquier momento daría contigo. La manada irá a buscar a tu querida amiguita, van juntos a todas partes así qué, sería un milagro si alguno de ellos sobrevive.

—¿Sobrevive? — repetí lo último deseando que la tierra me tragara.

—El trato de Anna era simplemente alejarlos de ti para yo ir a buscarte, pero suficientes problemas me han dado todos como para dejarlos vivir. Así que inmediatamente crucen esa puerta donde está Momo, morirán por una explosión. ¡Que tragedia!

Mi mente se puso en blanco, me había engañado, había hecho que enviara a mis amigos directamente a su muerte. Sentí desesperación, comencé a moverme con brusquedad. ¡Debía salvarlos!

Jean Carlos detuvo mis movimientos poniendo la pistola en mi cabeza, mientras con los labios me decía que me calmara.

—No entiendo porque estás tan desesperada en salvarlos, si gracias a uno de ellos estás aquí, si cariño, hay un soplón de tu lado. — escuché un ruido a mis espaldas, Jean Carlos levantó la vista y luego volvió a mirarme mientras sonreía.

—No por favor. — lloré.

—No sabes cuánto disfruto verte a mi merced. — pasó su asquerosa lengua por mi cara. Estando frente a mi levantó la pistola. La detonación me dejó sorda por un rato. Seguí llorando en silencio.

—¡Eres un imbécil! — le escupí los pies ganándome una fuerte bofetada.

—Ya está muerto, no tienes por qué preocuparte por él, y dejemos de perder el tiempo. — volvió a la computadora como si nada estaba pasando. — esta computadora no puede ser rastreada e inmediatamente se termine el vídeo, un virus dañará el dispositivo que lo haya recibido.

—Confío en mis amigos.

—Y entre tus amigos hay un impostor. — se rio a carcajadas.

Just Dance. 🌞 |JH Y TN|🌞 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora