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Llevaba varios días ignorando a Paul, ni siquiera salía.

Me sentía vacía después de la noticia de Hobi, ¿De verdad se había acabado todo? Lo extrañaba, quería verlo, abrazarlo, besarlo. Pero no me atrevía a volver.

Soy una cobarde.

Escuché que tocaban a la puerta:

—¡TN, ya es suficiente! ¡Si no abres la puerta la voy a derrumbar, ya estoy bastante molesto así que abre ya! — rugió.

Me sentía como fantasma, mi rostro estaba demacrado, lo sabía, no me importa que Paul derrumbara el apartamento, quería estar sola.

Me metí al baño, y me hundí en la bañera, todo se apagó, sentía la presión en mi pecho por estar conteniendo el aire.

•No conocer a mi padre.
•Jean Carlos acosándome.
•Alejándome de lo que quería.
•Massiel en un ataúd.
•El viaje a Corea.
•Hoseok.
•Nuestro primer beso.
•La discusión.
•El señor Jung
•Otra vez Jean Carlos y sus amenazas.
•La otra chica.
•La boda.

Cada uno de los pensamientos y recuerdos me asediaban, martillaban mi mente, no podía alejarlos, me embriagaban, me ahogaban.

Una fuerza mayor me alzó a la superficie, comencé a toser.

—¡Tn! ¡¿A caso estás loca?! ¿Estás bien? ¿Puedes respirar? ¿Me oyes? ¿Puedes verme? — Paul me quitó el cabello de la cara y se quedó viéndome, su mirada transmitía miedo.

—No iba a ahogarme, no soy tan estúpida. — le dije entre jadeos.

—¿Qué no querías ahogarte? Como voy a pensarlo si te encuentro hundida en la bañera. — cayó sentado al piso. — Me asustaste.

—Quiero estar sola. — desvié la mirada.

—Ahora es cuando menos voy a dejarte sola.

—¡Paul, por favor! — no quería llorar.

—Los amigos no nos abandonamos. — no pude identificar el tono en que lo dijo. Porque se puso de pie y tomó la toalla que estaba en una de las gavetas del pequeño armario. — Sal de ahí.

—No quiero, déjame. — lo escuché suspirar, se agachó metiendo la mano en el agua, me rozó la pierna y quitó el tapón.

—Ven, te prepararé algo para cenar. — me tomó del brazo poniéndome de pie y puso la toalla sobre mi cabeza. — Cámbiate. Te espero en la sala y no me hagas entrar por ti.

Con desgana le hice caso, cuando salí a la sala, no había preparado nada.

—Pedí pizza y helados. — asentí, y me senté a su lado. —¿Quieres ver a Narnia?

—No.

—¿Tan mal te sientes? — asentí, me miró y tocó su hombro. — Puedes llorar.

En cambio, recosté la cabeza en su hombro, nos quedamos en silencio. No sé qué tiempo pasó antes de que llegara la pizza, Paul no volvió hacer intento de conversación.

Al terminar de comer simplemente recosté la cabeza en la mesa, él se movió hasta mi lado y comenzó acariciarme el cabello.

—No hagas eso.

—¿Por qué?

—Después no me puedo despertar. — la sensación de sus dedos entre mi cabello me estaba relajando, y ese acto era un extraño narcótico en mí, si me dormía simplemente no era capaz de despertarme durante horas, aunque quisiera.

—Mucho mejor, así puedes descansar. — cerré los ojos disfrutando del momento, dejando caer el peso del cansancio emocional sobre mí y me dormí.

Just Dance. 🌞 |JH Y TN|🌞 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora