|48|

369 49 1
                                    

Llevaba un rato despierta intentando calmar mi respiración, un sobresalto me había hecho volver a la realidad. Sentía el cuerpo sudado y como si estuviera deshidratada, era consciente de que me encontraba en la habitación de Hoseok, pero él no estaba ahí.

Me senté despacio aun así sentí un leve mareo, en mis muñecas se reflejaban las marcas de las cuerdas que me mantuvieron atadas, la herida del pie me molestaba incluso la del cuello.

Fui a ducharme a mi habitación, lo hice de forma mecánica y lenta. Lavé mi cabello y mi cuerpo tantas veces como fue posible, como si con eso pudiera quitarme el peso de la conciencia de todo lo que había pasado recientemente.

Al salir de la ducha me sequé con la toalla, tomé una más pequeña para secar mi cabello, no tenía ningunas ganas de salir de mi habitación solo permanecer acostada todo el día, por lo que no tenía ánimos de ponerme ropa, pero debía de hacerlo. Salí del baño y busqué cualquier ropa.

Cuando iba a cambiarme la puerta de la habitación se abrió de repente mostrando a un Hoseok desesperando, nuestros ojos se encontraron en un silencio sepulcral. Así como llegó también se fue.

Mis pies temblaron casi haciéndome caer, ¡no podía ser cierto! Aun sintiéndome rara me acerqué a la puerta y le puse el seguro. No saldría de la habitación jamás después de aquella situación embarazosa.

Me puse ropa lo más rápido posible y me acosté en la cama arropándome de pies a cabeza. ¿Hasta donde había visto? ¿Por qué entró así? ¿Cómo lo veré a los ojos ahora? Podía sentir mi cara arder por la vergüenza.

Varios minutos más tarde, tocaron la puerta y eso me asustó. Saqué la cabeza de entre las sábanas y me quedé mirando en la dirección desde donde venía el sonido. Volvieron a tocar.

—¿Quien? — pregunté.

—J-Hope. — mi pulso se aceleró.

—¿Qué pasa? — no quería moverme de dónde estaba, me avergonzaba verle.

—Te traje algo. — me levanté aún envuelta en la sabana, quité el seguro y corrí a la cama.

—Puedes entrar. — traía una bandeja con desayuno y en un lado lo que parecía medicamentos. Lo puso en la cama y se sentó en una esquina, sus orejas estaban rojas.

—Lamento lo de hace un rato, pero cuando fui a mi habitación no estabas, así que me asusté y pues... — se había sonrojado por completo. — No vi nada, no tienes por qué avergonzarte.

Sentí una mezcla de alivio y decepción al mismo tiempo, pero tampoco quería poner las cosas más incómodas de lo que se encontraban.

—Gracias por preocuparte por mí. — fue entonces cuando me miró a la cara y sonrió.

—Debes comer algo. — acercó la bandeja, ante su atenta mirada comencé a comer lo que había preparado para mí, aunque me negué quiso atender la herida del pie.

Tomó una cremita mientras me indicaba girar la cabeza y antes de ponerme el poquito de loción en la quemadura del cuello me dio un beso ahí, me estremecí y el río divertido.

—No hagas eso. — me quejé, sobre todo después del incidente, que aun así no quería salir de mi cabeza.

Mientras guardaba las cosas en el botiquín su celular comenzó a sonar, su rostro cambio de color varias veces mientras escuchaba a quien el había llamado.

—¿Qué pasa? — le pregunté preocupada.

—Papá casi mata a jean Carlos en el hospital, debo de irme. — se puso de pie y yo me quedé completamente asombrada, tocaron la puerta una vez y mamá entró.

Just Dance. 🌞 |JH Y TN|🌞 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora