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Me quedé viendo la comida, ¿Qué se supe que diga o haga?

—Está muy bueno. — quise pensar que era cierto o que de verdad tenía hambre, me parecía gracioso verlo comer con tanta energía.

—Pensaba que vivías en la empresa con los demás compañeros.

—Sí y no, puedo volver aquí mientras no tengamos compromisos de algún concierto u otras actividades. Claro no puedo olvidar entrenar.

—¿Te olvidas de practicar? — pregunté sorprendida.

—En realidad no, me gusta mucho lo que hago y de verdad lo disfruto. — terminamos de comer mientras hablamos de trivialidades.

—Estoy llena. — me estire hacia atrás, hasta acostarme en el suelo.

—Igual yo, de verdad que disfruté la comida. — también se acostó y nuestros pies se rozaron por debajo de la pequeña mesita. Nos quedamos un rato en silencio, yo miraba el techo sin pensar nada en específico, todavía me sentía extraña tener a DoWoon a solo centímetros de mí, y lo era porque él es mi bias. Giré un poco la cabeza, pero solo vi su sedoso cabello negro, miraba contrario a mí.

Me incorporé, para comenzar a recoger todo, el seguía en la misma posición con los ojos cerrados, llevé los trastes a la cocina para lavarlos, desde ahí volví a mirarle el seguía, inmóvil.

—DoWoon. — le llamé y en respuesta recibí un largo suspiro, entonces fue cuando me acerqué directamente tenía la boca un poquito abierta, la pequeña bandita que tenía en la nariz lo hacía lucir tierno, porque le incomodaba y la movía como un conejito, se había dormido.

Fui hasta el mueble, tomé un cojín y me agaché a su lado, lo acomodé y el se movió buscando la posición más factible, pero entonces me agarró del cuello arrastrándome con él, me abrazo apegándome a su cuerpo, me quedé inmóvil, sentí su respiración en mi cara, mi corazón se aceleró y en mi cabeza se reflejó un nombre:

J-Hope

Inmediatamente me solté de su agarre mi corazón seguía desenfrenado y mis manos inconscientemente se dirigieron al collar, me negaba a quitármelo, tal vez dentro de mi tenía la esperanza de que las cosas volvieran a cómo eran antes.

Recordé sus besos y furtivos abrazos, como se emocionaba al bailar o cuando disfrutábamos de ese hobbie juntos, me entraron ganas de llorar, respiré hondo alejando las lágrimas y me dispuse a limpiar todo aquel desastre, cuando ya iba por la mitad el apareció a mi lado, tomó el otro par de guantes que estaban en lado de la encimera.

—Yo puedo hacerlo.

—Yo quiero hacerlo. — me respondió, no le llevé la contraria y parecía divertirse.

—¿Que te divierte tanto? — me atreví a preguntarle, porque me había dado cuenta que en varias ocasiones incluso sonreía.

—Esto.

—¿Esto? — asintió ante mi pregunta, no lo entendí. — ¿fregar te parece divertido?

—Todo esto. — abrió los brazos y se rio abiertamente. — Es muy divertido, amanecí con una desconocida que terminó casi rompiéndome la nariz, he probado comida casera que no es la de mis hyung o mis padres y ahora estoy lavando los platos contigo como si todo fuera normal y dentro de mi rutina diaria.

—Entiendo.

—La otra chica no era tan social como tú, si esto habría ocurrido con ella probablemente se encerraba aquí y no salía hasta que me iba.

—¿La otra chica?

—La que vivía aquí.

—¡Ah! Hablas de Momo.

—Sí, ella, ¿la conoces? — ya me estaba preparando para decirle que ella tenía novio, pero ¿porque debía asumirlo? ¿Era mejor que le preguntara o se sentiría incómodo? Sin embargo, yo quiero saber.

—¿Te gusta?

—¿Que? ¡No! — se echó a reír. — Parecía que ya amaba a alguien, además nunca pensé en ese término sobre ella, solo fue mi vecina por un tiempo.

—Comprendo. — terminamos y él se marchó a su apartamento, me quedé allí viendo televisión y así el día pasó simplemente aburrido.

(*****)

Me estaba riendo mucho de cómo Goni enloquecía por el simple hecho de que Yunjae no lo había seguido y ayudado a destruir la pizzería. Había encontrado un libro en uno de los estantes llamado "Almendra" estaba tan fascinada que no podía dejar de leerlo. Cuando ya iba por la pelea de ellos dos me quedé dormida sin darme cuenta.

Un ruido en la ventana me despertó, había mucho viento, en la noticia de la tarde dijeron que llovería, caminé hasta la habitación en silencio y el ruido se hacía más fuerte, justo cuando entré un trueno cruzó el cielo y grité del susto, tocaron la puerta, fui abrir casi temblando.

—TN. — Era DoWoon, no lo había visto desde ayer cuando almorzamos. — ¿Estas bien?

Otro trueno retumbó, me abracé a él lo más rápido que pude, sí, le tenía mucho miedo a los truenos y relámpagos.

—Lo siento. — dije mientras me separaba avergonzada, el miedo hizo que mis ojos se cristalizaran.

—Venía a preguntarte si querías ver una película, ya no estoy seguro de que te sientas en condiciones.

—¿Puedo? No quiero estar sola.

—Claro, vamos a mi casa. — El cielo se iluminó haciendo que apretara los puños y me encogiera como una reacción en cadena ante el fuerte ruido que se avecinaba, el chico frente a mí me abrazó justo en el momento en que tronó, y luego me dio unas pequeñas palmaditas en la espalda. — Todo estará bien, vamos.

Le seguí en silencio, sentía vergüenza porque me viera llorar por una situación tan absurda, pero era algo que no podía controlar, ese pánico había crecido conmigo desde que tengo uso de razón, los truenos, rayos, relámpagos, esas cosas podían caer en cualquier sitio y matarte.

—¿Quieres ver a crepúsculo?

—Por mí no importa. — No me gustaba esa película, tampoco iba a discutir por eso, al menos se estaba quedando conmigo, soy una completa desconocida para él.

—No hay palomitas, si quieres voy a la tienda que esta ahí cerca y regreso.

—No, no te vayas, por favor. — sonrió comprensible, buscó unas mantas y las organizó en el suelo. Me invito a sentarme a su lado mientras reproducía la película.

Seguía corriendo con todas mis fuerzas, debía llegar a tiempo, crucé las puertas de cristal, el seguridad me gritó que no debía correr por los pasillos, pero no le hice caso, esquivé a las personas que podía y me disculpaba con otras, el ascensor era muy lento así que subí por las escaleras, encontré a la señora Martínez llorando sin consuelo mientras su esposo estaba apoyado en la pared, su mente estaba lejos del hospital.

Temí acércame, de igual forma ella me vió, se puso de pie en un brinco, rápidamente llegó hasta a mí y me abofeteo tan fuerte que caí al piso.

—¡Todo es tu culpa! ¡Mi hija trataba de protegerte y esto pasó! Es tu culpa. — un doctor cruzó la puerta y solamente negó con la cabeza.

—No, no puede ser, no es cierto, esto no es cierto. — mi pecho comenzó a doler, me faltaba la respiración, estaba ahogándome. No, mi mejor amiga, no podía haberse ido, todo era mi culpa, sentí que me iba a desmayar del dolor si no gritaba.

—¡No!

—Tn, despierta.

—No, no puede ser, es mi culpa, es mi culpa.

—TN, vas a estar bien, solo fue una pesadilla. — me abrazo.

—Es mi culpa. — comenzó a mecerme entre sus brazos y yo solo podía seguir llorando mientras sentía el alma en pedazos.

Just Dance. 🌞 |JH Y TN|🌞 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora