Epílogo

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6 años después

???: ¿Qué le ocurrió?

???: Lo encontré bebiendo de una botella de limpiador. Se supone que estaba vacía pero la llenó de agua y...

???: Entiendo, señora. Lo llevaremos a que le practiquen un análisis para hacer el tratamiento (espero que no se haya intoxicado gravemente).

???: ¡Oye, Star! Te llama el doctor Casas.

Star: (¿Qué quiere ahora?) Dile que voy a llevar a un paciente para que lo revisen.

???: Está bien, yo le aviso. Pero debes darte prisa, le urge hablar contigo.

Star: De acuerdo. Ven, pequeño.

Era un día como cualquier otro dentro del Hospital General de México, con personas que llegaban para ser atendidas por enfermedades o lesiones. Había varios pacientes a la espera de ser atendidos por médicos de diferentes edades y especialidades; era un sitio donde el movimiento de médicos y enfermeras era algo normal. Fue en ese lugar, considerado uno de los hospitales más importantes del país, donde Star Butterfly estaba cumpliendo con su tiempo de residencia. Cuando entró a ese lugar sintió varias emociones al mismo tiempo, en especial el miedo y la alegría, ya que estaba en un hospital de gran renombre. El problema estaba en que, al ingresar a dicho lugar, perdería gran parte del tiempo de calidad que pasaba en compañía de su novio, recién titulado como licenciado en Psicología, Marco Díaz. El día de hoy no había tanto movimiento como en otras ocasiones, además de hoy pasaría algo especial: la rubia finalizaba la residencia y por fin podría obtener su título como médico general. Pero, durante todo el tiempo en el que estuvo de residente en dicho hospital, hubo un médico que se dedicaba a fastidiarla mucho, ya que la contradecía muy seguido. Era bastante cansado lidiar con ese médico, de apellido Casas, ya que siempre imponía su voluntad y sus decisiones a sus compañeros de profesión. Poco a poco, Star fue puliendo sus habilidades para tratar con las personas y diagnosticar con precisión las enfermedades; también le pidieron que hiciera de asistente en algunas operaciones para que comprendiera el peso de tener en sus manos la vida de una persona y se diera cuenta de que no se podía jugar cuando se trata de ejercer la profesión de médico. Star llevó a aquel infante a que fuera revisado por un posible caso de intoxicación con el especialista para después atender la orden de su superior.

Star: (Hoy por fin me podré librar de este lunático. Comprendo que tiene mucho más conocimiento y habilidades que yo, pero no debería ser tan exigente conmigo. He aprendido bastante con él como mi mentor pero a veces es demasiado terco y no escucha lo que le digo. En fin, a ver qué es lo que quiere y regresar a ver como esta ese niño)

La chica rubia se acercó a una de sus compañeras residentes y le preguntó por el jefe de ellas, a lo que respondió que estaba en una de las salas de juntas en la parte de atrás del hospital. La chica estaba un tanto cansada ya que eran casi las 7 de la noche y no ha parado en atender pacientes en un consultorio. La rubia se había vuelto popular entre las enfermeras y con los demás residentes. En el camino, un sujeto de nombre Isaac, residente con un año menos que Star, detuvo a la ojiazul para hablar con ella de un asunto que él consideraba importante.

Isaac: Hola, Star. ¿A dónde vas?

Star: Me llamo el doctor Casas, seguro es para reclamarme por algo que no hice.

Isaac: Ya me imagino. Pero no le hagas caso, sabes que haces un muy buen trabajo; incluso mejor que otros de por aquí.

Star: Si tu lo dices.

Isaac: Oye, hay algo que quiero decirte.

Star: (Y aquí viene) Dime.

Isaac: Bueno... es que yo...

Tus ojos en mí (Star vs las fuerzas del mal - AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora