𝐖𝐇𝐈𝐓𝐄 #𝟐 [COMPLETA] ©

XVIII

XVIII. “Mi turno”.

—En serio, no me siento con ánimos de celebrar nada ahora, tengo un mal presentimiento...

—Vamos Eris, al menos una pequeña celebración después de todo lo que ha pasado no es malo. Anunciaremos la llegada del nuevo príncipe... o princesa... —pone una de sus manos sobre mi vientre. Aquello que dijo me hizo sonreír, tal vez tenía razón.

—Está bien... puedes hacerlo. —Isabel pega un corto brinco de felicidad no sin antes levantarse de la cama. Río ante su reacción.

—¿Qué quieres desayunar? Yo misma le diré a Rita que te prepare lo que quieras.

—No lo sé, pasa que, últimamente todo lo que como me causa muchas náuseas. —hago una mueca.

—Entiendo, cuando yo estaba embarazada de Niall, uff, era lo mismo. Pero tenía un antojo muy peculiar y era lo único que me permitía comer. Eran las cerezas con mantequilla de maní. —la miro con incredulidad. —ya sé, suena asqueroso pero era lo más delicioso para mí. ¿Tu tienes alguno?

—De hecho si. —me muerdo el labio inferior y su rostro parece iluminarse. —Hace unos días había comenzado con ésto de los antojos y siempre era el mismo. Manzanas verdes en trozos con yogurt esparcido encima de la fruta y almendras, uff. —cierro los ojos imaginándome tal delicia.

—Tus deseos son órdenes reina. —río.

—Gracias reina. —termina por despedirse de mi para después salir de mi habitación.

Había desarrollado una manía de un rato para acá. Podía ser que alguien a mi alrededor no lo notaste pero yo sí me percataba del cambio. Era una nueva costumbre que tenía la de pararme frente al espejo, levantarme la blusa y observar con detenimiento lo poco pero significativo que mi pancita había crecido. La verdad, a simple vista no se notaría para nada pero si lo miras con atención, allí está el cambio.

Y me encanta.

—Ya quiero que crezcas más... —hablo conmigo misma.

Ay dios.

⚔️⚜️⚔️

—¿Por qué reparten vino y aperitivos? ¿Qué se está celebrando? —pregunta Neferet tomando una de las copas junto a Dania.

—No lo sé, no tengo ni idea. Ésto normalmente se hace cuando hay una muy buena noticia...

—¿Es que no lo supieron? —Kaytlin y Zerena entran en acción.

—¿Saber qué? —cuestiona la rubia a lo que ámbas chicas ríen.

—Estamos de celebración...

—No soy estúpido, eso ya lo sé. Quise decir, ¿Por qué?.

—Es algo muy bueno, a todos en el castillo nos tiene más que felices. —Kaytlin bebe un sorbo de la bebida. —celebramos la espera del nuevo príncipe... o princesa... —Neferet frunce el ceño. —Así es cariño, la reina está embarazada... ¿No es divino?, Imagino lo bella y hermosa que se verá con una pancita de cinco meses.

—Estás mintiendo...

—¿Por qué mentiría? Digo, yo no soy como tú. —oh dios —Es más, ¡Daye! —la mujer camina en su dirección con la misma cara que siempre tiene sólo que a diferencia de todas, ella sonríe. —¿Qué estamos celebrando?

—El embarazo de su majestad, ¿Por qué?

—Aquí mis colegas no tenían ni idea, sólo eso. —sonríe con malicia.

—Bueno, recen y den buenos deseos. Es mi único consejo. Por cierto, habrá un comedor para todos nosotros a cortesía del rey, habrá trabajo en la cocina y quiero que Neferet, Zerena,  Dania y Mariam; vayan a ayudarle a Rita y a las demás cocineras. Encárgate Kaytlin, Kalani está ahora con la reina y te toca hacerte cargo. No quiero quejas de ninguna.  Ésto será grande. Es el primer hijo del rey, ¿Quién lo diría? —dice antes de marcharse.

—Ya la escuchaste, a trabajar todas —se acerca a Neferet —Tal vez no estaba en tu destino hermosa. —le guiña un ojo. —que pena.

Y se va junto a Zerena sin decir una sola palabra más.

—Comeremos lo mismo que la familia real, ¿Imaginas eso?, Serán como dos mil dólares o más en un sólo platillo contando la vajilla.

—Eris está embarazada... —es lo único que pronuncia.

—Nefi, yo creo que ya va siendo momento de que lo olvides. Déjalos ser felices, sólo eres un terciario en la relación y mereces a alguien que te quiera...

—No Dania, ella me lo quitó... iba a hacer que se enamorara de mi, después nos casariamos y yo me convertiría en reina. Finalmente seríamos una familia... con hijos.
Unos bebés preciosos que tengan sus ojos, azules como el cielo.

—Neferet, ¿No te bastó con lo que pasó hace semanas?, Tu y la duquesa de Hannover hicieron que se distanciaran. Nisiquiera se hablan y están casados. ¿No te remueve la conciencia saber que ahora no disfrutan al cien por ciento una etapa tan bonita por causa suya? ¡Casi destruyes un matrimonio, un matrimonio que a pesar de todo era feliz!

—¿De qué lado estás entonces Dania? La estás defendiendo mucho, ¿No?, ¿De qué lado, dime?

—De la razón. Estás muy mal cuando piensas de esa forma.

—Sólo ten en cuenta que mi turno va a llegar Dani. Mi turno llegará...

Nadie sabía de lo que Neferet sería capaz por obtener el amor del rey.

¿Qué será de nosotros los simples mortales?

Dios apiádate de éste día.