XL

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XL. Jarana

Especial del día de muertos

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El día que llegue la hora, los pecadores se desesperarán.

-Corán musulmán.

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¿Qué hacemos mal?, ¿Cuáles son los verdaderos errores de la raza humana?

¿Nacer?

«Soy más de la opinión que no sé si compartirás, de que cuando se trata de alguien como si fuese idiota es muy probable que no les llegue pronto a serlo...» dijo una vez mi madre en una fría conversación con mi padre. Habré tenido unos séis años recién cumplidos cuando me paraba al otro lado de la puerta en navidad a escuchar junto a mis hermanos y pensar... ¿Qué habría para navidad éste año?

Mi realidad había cambiado en años, mi infancia y mis momentos felices los veo tan lejanos. Me sentía en una burbuja inrompible tan agena a mi vida y libertades.

Quisiera tener séis de nuevo y ser cargada por la espalda de mi hermano entre las hileras de los jardines jugando un juego de basta mental.

Serenidad.

¿Quién lo diría?

Ahora me encontraba siendo rehén de un robo y una venganza que terminaría con la vida de muchas personas.

Esa noche no dormí en lo que restó de las horas. La madrugada se me hizo eterna reviviendo las palabras de Niall en mi cabeza. Incluso me aprendí la carta de memoria de tantas veces que la leí.

«Sólo espérame, ¿Quieres?» fueron sus últimas palabras antes de decir que me amaba otra vez.

Y ahora, por primera vez en éstos diez días desde el inicio, desde el día uno; he estado en contacto con las demás personas.

—¿Habéis oído el trato que ésta gente ha hecho con la policía?. Han soltado al ministro a cambio de paella y botellitas de vino, tío. —una española entre nosotros.

Tal vez era cierto, el almuerzo constaba de paella, agua y vino. Ellos dijeron “Queremos consentirlos” más no sabía que se trataba de un trato a cambio de un rehén.

Era obvio que no me soltarían o a mi hermana o a mi suegra aunque les dieran mierda por comer.

—Eso si que ha sido correr con fortuna. Madame... ¿Desea un poco de vino? —me ofreció pero negué.

—No puedo beber alcohol, pero gracias. —sonreí a medias.

—Esa oferta para mí hermana y te pone los labios en el trasero. Con todo respeto majestad. —se metió uno de los partidarios a la conversación. —es alcohólica, internada. Mi hermanita no conoce de paciencia. Si nosotros necesitamos una luz que nos ilumine el camino, ella y éstos gilipollas pueden irse a tomar por culo con la iluminación de la plazoleta del centro de Londres con luz de navidad. Eso sí te deja ciego y con cataratas. —reímos.

𝐖𝐇𝐈𝐓𝐄  #𝟐  [COMPLETA] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora