XI

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XI. Morning.

Era como si la felicidad no cupiera en su pecho. Jamás en la vida, después de nuestra boda; lo había visto sonreír de tal forma al sostener mi mano. Desde que nos despertamos, no ha dejado de abrazarme, decirme lo mucho que me ama y llenarme de besos los cuales siento recibidos con tanto amor.

Ámbos nos dirigimos hacía el comedor para desayunar juntos ántes de marcharme. En el camino, nos encontramos a la madre del rey y a la señorita Daye.

—¡Mi Daye hermosa! ¿Cómo has amanecido? Es una mañana soleada. —dice con euforia plantando un beso sobre su frente.

Dios mío.

Madre de mi corazón —hace lo mismo con su madre la cual tiene un semblante de miedo y me causa bastante gracia pues sé lo que debe estar pensando. —Estás más bella que nunca, igual que una gema preciosa.

—Mi amor, ¿Qué mosca te picó? —río.

—La mosca de la felicidad madre. Es un día maravilloso para comenzar. El sol brilla en todo su esplendor y los pájaros cantan. ¿Quieren desayunar en el jardín? —Se miran entre sí buscando respuestas hasta que vuelvo a sentir los brazos de Niall rodearme por detrás mientras deja cortos besos sobre mi mejilla.  —¿Diosa?

—Está bien. —respondo haciendo lo mismo.

—Entonces vámos. —asienten. —¿Quieres ir con nosotros Date? Eres más que bienvenida.

—Me halaga su majestad pero...

—Por dios, que tú me cambiabas los pañales. Vienes con nosotros. —la abraza por los hombros y comienzan a caminar.

—¿Qué le pasa hoy? Usualmente nunca está así de contento. —me encojo de hombros.

A decir verdad habíamos acordado no decir nada hasta que fuese 100% real. Yo sé que había dicho que no creía prudente que comenzaramos a planearlo tan pronto pero después de escuchar las interminables insistencias de Niall sobre querer tener un hijo, algo muy raro despertó en mi. El querer intentarlo. Además que ya había sido otro año de relajaciones, casi un año desde nuestra boda.

Era perfecto.

Además, la idea de tener un bebé después de todo no se me hacía tan descabellada ahora.

¿Estaré volviéndome loca?

—No lo sé, sólo sé que me gusta su actitud. —le digo mientras ámbas lo observamos por delante platicar muy agusto con Daye.

—Tal vez tenga algo que no quiera decirnos. Quién sabe, pero también me agrada la idea de que una gran parte del motivo de su felicidad seas tú. —dice —déjame contarte algo. Días ántes de que llegaras yo conversaba con mi hijo sobre contraer matrimonio ántes del fallecimientos de su padre. —fruncí el ceño —Con Emma Clifford. —Ay por dios. —No sabía que estaba pensando. Esa chica tuvo sus queveres con Niall pero nunca nada formal. Si bien ese matrimonio sólo era por que pronto, cuando el antíguo rey dejara el trono y la corona en manos del Príncipe; necesitaría una esposa... y herederos. Niall no estaba de acuerdo. Él dijo; “No voy a casarme, nunca. No quiero tener que rendirle cuentas a ninguna mujer sobre lo que hago o dejo de hacer.” —enarco una ceja —y aunque sonará muy cliché, comencé a notarlo raro cuando llegaste al castillo. Un torbellino total Eris.

𝐖𝐇𝐈𝐓𝐄  #𝟐  [COMPLETA] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora