𝐖𝐇𝐈𝐓𝐄 #𝟐 [COMPLETA] ©

XLI

XLI. Jarana (II)

Especial del día de muertos 2/2

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Horas ántes...

Palacio de Buckingham, Inglaterra: 6:49 p.m.

—...te he dicho que no puedes entrar, es muy arriesgado. Eres el puñetero rey de cuatro naciones Niall, ¡Cuatro! —me hice de oídos sordos, no quería oír más los reproches de Darell. —Te pueden pegar un tiro...

—Escúchame, y escúchame con atención Augusto, estuve cuatro años en Afganistán en la guerra cuatro jodidos años. En la milicia desde los quince. ¿Sabes usar armas terroristas? Porque te aseguro los imbéciles que tendrán muchas de esas. ¿Conoces a las personas con las que te estás enfrentando?, En lo más mínimo. Así que no me trates como idiota y un puto niño que no sabe en lo que se está metiendo. Es mi madre, la hermana de mi esposa, ¡Y mi esposa que por cierto está embarazada!, ¿Aún así quieres que no entre?, Tengo el maldito plan clavado en el cerebro. Yo lo creé y por lo que veo tenemos muchas posibilidades de salir ilesos, entonces no quiero que me pidas que esté de acuerdo contigo, has tu maldito trabajo y déjame hacer el mío. —terminé de decirle ajustándome el radio.

Tal vez había extrañado un poco usar éstos trajes negros de operaciones especiales para la interpol. Esos que se equipan con todo lo que necesitas para casos como este.

—Por lo mismo tienes que quedarte aquí, operando el plan desde el interior y con protección.

—No te estoy pidiendo permiso. —sentencié.

—Está bien, está bien. Me parece perfecto. Has lo que quieras Niall.

—El que seas mi tío no te permite ponerme limitaciones, Darell.

—Ya lo sé, eres necio. Igual de necio que tú abuela, osea mi madre que en paz descanse. Pero que pasa si te sucede algo, son asesinos.

—En nuestras venas no sólo corre sangre azul. Nuestra genética de sangre se remonta de generación en generación. En los Tudor, un hombre mató a su padre, ese hombre tuvo un hijo que también lo asesinó, luego otro y otro y otro y así sucesivamente hasta que llegamos a nuestra familia actual.
Mi abuelo mató a su padre, tuvo un primogénito de los tres quien lo odiaba más que a nada. ¿Y sabes que pasó?

—Sí, sí. Mi hermano mató a mi padre.

—Es una maldición. No lo sé. Tal vez mi hijo me asesine a mi, mientras tanto yo iré a dar la vida por él, porque eso es lo que hace la familia. Eso es lo que mi padre pudo haber hecho por mi, por mi hermano. Y sin embargo no lo hizo. Dejó que muriera... a los siete años. —le dije —era un bastardo...

—Y los bastardos merecen morir.  —sonreí.

—Así es. —caminé en dirección hacía la puerta, aunque su voz me detuvo al tomar la perilla de ésta.

—Hijo...

—¿Sí?

—¿Tú lo mataste? —me tensé. Aunque no iba a negarselo. Era una de las pocas personas en las que postraba mi confianza. Cuando era pequeño, mi tío Augusto había actuado más como mi padre que el mismo. Todas mis prácticas, con la espada, golpes, administración, absolutamente todo; lo aprendí con él y sólo.