LXV

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LXX. Encuentros


-Así que... ¿Cuándo planeaba atacar si no era ese día?, Dime primo, no me hayas rabiar o lo que comencé en la corte puedo terminarlo aquí. -clavé aún más la punta de la daga en su antebrazo, descendiendo hasta dejar un rasguño profundo del que comenzó a brotar sangre.

-¡Fué improvisado, los padres de Harry incubrían nuestros planes!

-Eso lo sé, quiero saber por qué.

-Porque le debían una cantidad alta de dinero a Vincent. Se negaron a pagarle y él los amenazó. Ellos aceptaron ayudarnos saldando la cuenta que tenían con tu hermano, es todo lo que sé. Ya no cortes más. -suplicó.

Cuál rata de alcantarilla.

-Ese bastardo no es nada mío... al igual que tú. -el filo de la cuchilla, lo incrusté en su garganta aunque no lo suficiente como para cortar pero si para que le causara dolor. -¿Por qué dijiste es mentira en el estrado?
Nada puede salvarte el pellejo ahora.

-Lo del laberinto es cierto, puedes preguntárselo a tu esposa. Hazlo y verás, por el afecto que algún día nos tuvimos, primo.

-Se lo llevó el viento el día en que decidiste traicionarme. Se esfumó el día en que decidiste ponerle un dedo encima a Eris.

-Siempre fué una perra... -fué por instinto, nisiquiera lo pensé al soltarle un puñetazo que lo hizo doblar la cabeza, ya que se encontraba atado de brazos y piernas a la silla. -Es increíble todo lo que has cambiado... por una mujer. -me miró y escupió al suelo un rastro de sangre. - Decías que nadie nunca iba a doblegarte y mírate ahora. La pones en el primer puesto de tus prioridades cuando éste debería ser ocupado por tu reino.

-¿Vas a enseñarme tú a como ser un buen rey? -lo miré con incredulidad -No lo entenderás jamás porque no conoces lo que es el afecto verdadero, la lealtad o siquiera el respeto. Aunque, ¿Sabes?, Lo malo con la lealtad a una causa, es que la causa siempre te traicionará. Nunca me fié de ti Eduardo, así que no hables de ella como si no fuera lo suficientemente buena para estar en mi lista de prioridades. Tiene mucho más valor de lo que tú algún día pudiste tener.

-Sólo era una duquesa...

-Y ahora es la reina. Si tengo que redimirme, lo haré. No quiero saber lo que se siente ser tan hijo de puta como tú lo eres.

-Vincent planea escapar, nos ayudará a salir a mi y a Neferet cuando menos te lo esperes. Va a acabar contigo de una maldita vez, es Vincent después de todo.

Una risa sarcástica brotó de mi garganta para después acercarme más a Eduardo -¿Y qué eres tú?, ¿Su miembro o sus nalgas? -le observé apretar con fuerza la mandíbula -¿No escuchaste lo que te acabo de decir? -seguí riendo -Terminará defecando sobre ti y quedarás como el imbécil maricón que siempre fuíste.

-Jódete. -masculló entre dientes.

-Gracias, que amable eres. -me incorporé nuevamente abotonando mi saco. -Ahora, si me disculpas, tengo que fijar la fecha en la que gozaré de ver rodar tu sucia cabeza de porquería sobre mis suelos. -Auf Wiedersehen Eduardo. -terminé haciéndole un ademán a Dimitri para que terminase el trabajo y salí de la celda con dos guardias a mi espalda.

𝐖𝐇𝐈𝐓𝐄  #𝟐  [COMPLETA] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora