XXXVI. Impotente.
¿Cómo se siente ser desdichado?
La tortura mental es una sombra de la que es difícil escapar. Hasta el punto de que hay personas que son absolutamente incapaces de experimentar la pasión por vivir porque viven presas de un sinfín de trampas mentales que han acabado por dirigir sus vidas.
La alegría de vivir es una cuestión de elección..
Y si, hay que rendirse ante la evidencia de que dejarse llevar es infinitamente más fácil que nadar contra corriente. El riesgo de hacerlo también es infinitamente más grave; acabar donde no querías preguntándote y culpandote por no haber hecho nada por evitarlo.
Y es que reconozcámoslo, nos encantan las tragedias, nos chifla el drama, las canciones tristes no están hechas para salir de la tristeza sino para regodearse en ella. Nadie ve un drama romántico cuando está absolutamente enamorado y además es correspondido. Solo recurrimos a ese tipo de películas cuando nos sentimos abandonados, desdichados, tremendamente infelices y atormentados.
Mi tiempo se reduce a un solo pensamiento; dolor.
Dolor a todo.
Dolor emocional, dolor físico, dolor espiritual.
Mi fé poco a poco se cae por una barranca, reboza la borda y la gota en el vaso de mi resistencia.
¿Y que hago?
¿Vivir con ello?
Porque prefiero sufrir yo, prefiero cargar éste peso en mi espalda y cuello; que lo hagan personas que me importen.
Acabo de saber lo que se siente estar en el infierno sin haber siquiera entrado.
No quiero eso para la mujer que es prácticamente una segunda madre para mí y mucho menos para mí hermana.
Quiero largarme, quiero escaparme. Quiero sentirme menos usada y menos sucia. Quiero tantas cosas que tal vez jamás se cumplan.
Tengo tanta impotencia, tantas ganas de llorar y derrumbarme... pero a solas.
Porque hay dolores que se expresan callando. Llorando en silencio.
Eso necesitaba ahora.
Y no podía hacerlo.
Habían pasado ya varias horas desde lo ocurrido. El tal Palermo me había traído un poco de ropa, más cómoda. Databa de un suéter gris dos tallas más grande que la mía, unos pantalones deportivos negros que básicamente me quedaban bien y unos calcetines del mismo color.
Me dejaron usar el baño y así pude ducharme.
Aunque ni las mil barras de jabón corporal o los millones de botes de shampoo, podrían hacerme sentir menos sucia.
Me daban arcadas de solo recordarlo.
Limpié con una mano el espejo empañado. Miré mi reflejo y observé las marcas en mi cuello, en mis brazos, en mi pecho y toqué las que habían en mis muslos.
Dolían al siquiera rozar mis dedos en ellas. Algunas eran de un color rojizo fuerte y la mayoría éran morados.
Joder.
Terminé de vestirme, con dificultad.
Aún me dolía.
Mucho.
Era un dolor más fuerte que el que sentí cuando perdí mi virginidad.
Aunque aquí vemos claras las diferencias.
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𝐖𝐇𝐈𝐓𝐄 #𝟐 [COMPLETA] ©
أدب الهواةMás peleas, más sangre, más dolor. Los recién casados Eris y Niall ahora reyes de la nueva nación, juraron amarse hasta que la muerte los separe, pero eso no evita el hecho en el que deben enfrentar las ataduras de la relación. Deben superar al caos...