XXIV

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XXIV. Los guardaespaldas y los nombres.

—Amor, ellos son Trevor y Frank. —estrecho la mano de cada uno de ellos.

—Es un placer. —digo extrañada.

—Se encargarán de tu seguridad mientras yo no esté, ¿De acuerdo? —lo miro y me aclaro la garganta.

—¿Dos guardaespaldas?, ¿No crees que es mucho? —niega.

—No lo es. —los observa —salgan. —éstos hacen caso de inmediato no sin antes cerrar la puerta. —Ven conmigo entonces.

—No puedo. Tengo reuniones, compromisos con las fundaciones. La visita de esas chicas... —me toma por la cintura. —creo que iré a Cambridge también.

—Entonces tendrás que acatar mis órdenes majestad. Trevor y Franklin irán contigo a todas partes. No vas a salir sóla.

—¿Por qué insistes tanto en los guardaespaldas? Dimitri me llevaba a todas partes sin problemas hasta hace unas semanas. —no responde —¿Hay algo que yo no sepa? —lo hace de nuevo —¿Niall? —besa cortamente mi frente hasta rodear su escritorio y sacar lo que parece ser una carta con el sello de la corona.

—Eduardo es un prófugo. Acusado de alta traición, Neferet correría la mismas suerte. Me llegó ésto hace unos días. —me la extiende y comienzo a leerla.

—“¿Recuerdas los juegos que hacíamos en el jardín trasero del castillo? Siempre ganabas, eras el más inteligente de los cinco. Siempre igualé tu brillante cerebro con el de un genio, aunque los genios se equivocan. Sólo diré...vigila muy bien a los que quieres.” —fruncí el ceño —¿Qué quiere decir? ¿Eduardo la envió?

—Sus padres tal vez lo estén incubriéndo, él la envió. Lo último que supe de Eduardo es que robó millones al banco nacional de Inglaterra. He resuelto aquello.

—¿Por qué haría cosa igual?

—No lo sé. Aunque no voy a arriesgarme, sé que tienes que salir ésta semana, por ello contraté seguridad de confianza. Necesito a Dimitri conmigo y a ti te quiero a salvo. Lo hice también con mi madre, tus padres, tu hermana. Lo chicos.

—¿Y tú?

—Sé cuidarme sólo. —lo miré mal.

—Niall...

—Tengo a Dimitri también y a mi equipo. Todo estará bien. Estaré fuera menos de una semana y nada va a suceder. ¿Me esperarás? —sonrío a medias —Con el pequeño frijolito y un entero de lencería sexy. —río.

—Estás loco, Niall Horan. —acaricia mi mejilla.

—Tú me tienes loco. —dice ántes de besarme. —¿Quieres que cenemos fuera? Tengo ganas de llevarte a otro lugar.

—¿En serio? —pregunto con emoción.

—Es en serio, tu escoges. —parezco una niña emocionada por salir al parque con sus padres.

Dios.

—Tengo que cambiarme...

—Así estás bellísima...

𝐖𝐇𝐈𝐓𝐄  #𝟐  [COMPLETA] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora