𝐖𝐇𝐈𝐓𝐄 #𝟐 [COMPLETA] ©

XLII

XLII. Escape

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A veces las palabras fallan, los besos, las caricias, las noches, las mañanas, los recuerdos, las promesas y el cariño también falla. A veces las personas te engañan, te dejan de querer, se equivocan, se arrepienten, se confunden o se enamoran de alguien más.

Caer está permitido, mandar a la mierda a quien te ha hecho caer es obligatorio.

Vivimos en un mundo donde las personas llevan a sus hijos a la guardería. Sus padres a un asilo y después adoptan a un perro para que les haga compañía.

Es así.

Nadie se salva de pecar.

Fornicación, lujuria, ira, soberbia, envidia, avaricia, pereza, gula. Son como la puta

Un pecado es una trasgresión voluntaria de los preceptos religiosos. Para el cristianismo, el pecado es el alejamiento del hombre de la voluntad de Dios, que aparece recogida en los libros sagrados. Cuando las personas violan algunos de los mandamientos divinos, cometen un pecado.

“Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna.”

-Romanos 6:23

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A la deriva del suicidio me encontraba yo, sintiendo las puñeteras corrientes de aire friolento y gélido calarme hasta los huesos.

Dos horas, siendo torturada por éstos hijos de puta y no había rastro de la policía por ningún lado.

Eduardo no había regresado por mí cuando Vincent se lo había ordenado. Alguien le había disparado según escuché. Así que el plan “B” se puso en marcha.

—No me enorgullezco de lo que te he hecho, cariño. No, no, corrección; de lo que te estoy haciendo. Pero bueno, ya sabes... los gajes del oficio. —no lo miré. Mi cabello empapado y mi cuerpo acelerado echado para adelante no me daban para más.

Si en Londres había un frío de la puta mierda, yo iba a contraer hipotermia fácilmente.

Habían miles de formas de salir de ésta fábrica de contrabando. Aunque nadie sería tan inteligente como para pensar en la persecución de un secuestro, un robo y todo el puto código penal estando a dos de ser capturados hasta por el mismísimo Dios. — “Vince, Dios es grande. Pero a veces nos pone piedras en el camino que no podemos sortear.”, eso fué lo que mi madre me ha dicho antes de saltar por la ventana y quitarse la vida. 12 metros Eris, 12 putos metros. El cerebro le había quedado como gelatina derretida y los huesos como pan molido... Me dijo, “No tengas miedo, tu madre está contigo. Has lo que tengas que hacer pero sin mi. Yo estaré bien.” —susurró sobre mi mejilla con sus dedos enredados en mi pelo tirando de el. —Él me lo quitó todo. Porque mi padre lo  prefirió por encima de mi y de mi mamá. Prefirió a la suya y no la vergüenza de tener un hijo ilegítimo. Le preocupaba que la gente y el pueblo se enterasen que había engañado a su mujer embarazada. A la reina de Inglaterra. Dejó a mi madre sola y destrozada. Cayó en una depresión con la que hasta el día de su muerte se llevó. ¿Sabes lo cruel que fué verla llamar a ese hombre a escondidas de mi rogándole tantas veces que volviese con ella?, Escuchando siempre tras la puerta “No me cuelgues porfavor. Vince sacó un diez en matemáticas ayer. Vince te ha dibujado en un retrato familiar. Vince te esperó hasta media noche y no llegaste Enrique... el día de su cumpleaños. Vince quiere hablar contigo, Vince te quiere conocerte... ¡Vincent te quiere matar hijo de puta!.” —ninguno había notado las víles y calientes lágrimas que se habían escapado de los ojos de ámbos. —Siempre fuímos “La zorra y el bastardo.”
¿Te gustarí ver a tu madre llorar todas las noches durante veintitrés años hasta quedarse dormida. Empastillada hasta la médula hasta saltar de una ventana diciéndote que la vida le pareció buena mierda todo éste tiempo?, “Tú eres lo único bueno que me pasó en realidad corazón.”, eso me dijo la noche previa a su plan de suicidio. Ella se despidió de mi esa noche y yo nisiquiera lo noté. —rió cruzando miradas con el horizonte. Tal vez recordando aquel fatídico momento. —Necesitaba las llaves del escritorio y entré a su habitación horas más tarde. Sólo por esas putas llaves y la encontré ahí, con una botella de ron casi vacía en las manos, parada en el umbral de la ventana... llorando. Me miró, con los ojos más dolidos que alguna vez pude ver. Jamás los olvidaré. Y me dijo, “Cariño, el infierno me espera y sabes que Lucifer es impaciente. Allí abajo hay llamas ardiendo, los demonios me esperan listos para trasladarme al final de mi miseria. Al menos allí si podré estar junto a tu padre... ser felices. —hizo una mueca reprimiendo el llanto —No es por ti, cielito mío, es para mi. Ésta tierra ya no me quiere y por supuesto que le devuelvo el favor.”, yo le supliqué que bajase de ahí, pero no hizo caso. “Te amo, te amo Vince. Te amo y te amaré hasta que mi alma deje de existir.”, Me lanzó un beso y... se tiró de espaldas. Tan sólo y escuché el golpe del impacto de su cuerpo contra el piso de pavimento. Su sangre esparcida cual jugo derramado por un niño. Se tiraba a chorros Eris... Debíste verlo.