Alone

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Deseabas poder esconderte bajo las sábanas para siempre

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Deseabas poder esconderte bajo las sábanas para siempre. Hacía frío en la habitación debido a que una ventana estaba abierta en algún otro lugar del apartamento, pero las sábanas te proporcionaban la cantidad de perfecta de calor.

No te habías levantado de la cama para nada más que ir al baño o tomar un poco de agua en casi todo el día. Odiabas cuando las cosas se ponían así, pero los sentimientos se habían apoderado de ti tan rápido y no parecía que fueran a irse en poco tiempo.

Tenías el apartamento para ti sola desde que Joe se fue de viaje por trabajo. Te había prometido que no iba a estar lejos más de una semana, pero ahora iba a pasar nueve días, o quizás diez. Honestamente, habías perdido la cuenta después del séptimo día, y tu ansiedad se había vuelto casi demasiado para ti como para soportarla.

El mundo se sentía como si se estuviera cerrando sobre ti, y sentías una mezcla de tristeza e indiferencia total. Habías llegado al punto en el que no te importaba siquiera cuidarte a ti misma, porque simplemente no te importaba nada en general. Tu corazón dolía y luego tu mente estaba entumecida.

No podías señalar exactamente qué había causado que tu ansiedad apareciera en este momento, pero tampoco podías detenerlo. Esta no era la primera vez que sucedía. Este sentimiento se había vuelto familiar y parecía surgir cada vez más cuando Joe se iba. No querías admitir que tenía algo que ver con él, pero las cosas eran mucho más fáciles cuando Joe estaba allí. Él era ese lugar seguro que podía disfrutar tu mente.

Tu mente se había quedado completamente quieta hasta este punto y no escuchaste el clic de la puerta principal al abrirse. Estabas mirando fijamente un punto en la pared frente a ti y tu cuerpo permaneció inmóvil. Aunque no te dejabas concentrarte en nada en particular, una lágrima se deslizó por tu mejilla de todos modos.
El sonido de la puerta de la habitación te sacó de tu trance y ni siquiera trataste de ocultar las lágrimas en tus mejillas. No pudiste darte la vuelta para saludarlo mientras entraba a la habitación.

Lo escuchaste arrastrando los pies cuidadosamente y pensaste que supuso que aún estabas dormida. Escuchaste cuando se quitó la chaqueta y los jeans, y luego sentiste como su lado de la cama se hundió bajo su peso mientras se arrastraba a tu lado. Sentiste su brazo serpentear alrededor de tu cintura y dejó su cabeza descansar sobre tu hombro.

-Hola, amor- susurró en voz baja, aún sin saber si estabas despierta o no.

Sorbaste tu nariz ligeramente y apoyaste tu mano sobre la de él debajo de las sábanas.

-Hola.

Por la forma en que se movió a tu lado, se notaba que sabía que algo andaba mal. Se inclinó un poco hacia atrás y haló suavemente tu cuerpo hacia él para ponerte boca arriba. No querías encontrar sus ojos, porque no querías ver esa mirada de simpatía y preocupación en su cara. Odiabas causarle ese tipo de sentimientos.

ONE SHOTS ||•°Joe Mazzello°•||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora