ONE SHOTS ||•°Joe Mazzello°•||

🏙Distance🏙

-Estamos muy lejos, cómo funcionará esto? Lo nuestro no va a funcionar, (T/n).

Las palabras sonaron en tus oídos sin descanso. Sentiste un picor en las esquinas de tus ojos cuando las lágrimas brotaron.

Has estado saliendo con Joe durante unos meses, no más de 4. El único problema con tu relación era el hecho de que él vivía en Nueva York y tú vivías en Los Ángeles, en los lados opuestos de Estados Unidos.

Ambos se llamaban y mensajeaban rápidamente siempre que pudieran, pero nada de eso era suficiente para ninguno de los dos. Ambos necesitaban esa atención física de estar cerca el uno al otro con más frecuencia. Claro, Joe volaba de vez en cuando a Los Ángeles y tu le devolvías el favor volando a Nueva York siempre que pudieras hacerlo.

Sin embargo, no era lo mismo que salir juntos. Querías despertar junto a él en la mañana, salir a tomar un café, robarse besos mientras todos los miraban boquiabiertos, querías sostener su mano frente a todos tus amigos en las reuniones. Pero, había demasiada distancia para permitir eso y los dos eran demasiado testarudos para alejarse del lugar donde vivían.

Así es como llegaste aquí.
Joe vino a Los Ángeles para pasar las vacaciones contigo. Acababa de terminar un proyecto y planeó una trama tortuosa con tu hermana.

Las lágrimas comenzaron a caer de tus ojos y te llevaron de vuelta al momento actual. Esta era tu primera pelea con Joe y cada vez que hablaba sus palabras eran dagas que apuntaban directamente a tu corazón. No era así como esperabas pasar las vacaciones con Joe.

Joe todavía te gritaba, pero no habías estado escuchando nada, porque tres palabras se seguían repitiendo en tu cerebro:

¿Cómo funcionará esto?

Para ser sincera, no estabas segura de cómo funcionaría, pero lo habían hecho funcionar durante los últimos 4 meses, qué había cambiado? No querías romper con él. Joe era todo tu mundo y lo último que querías era dejarlo ir tan pronto.

Joe llamó tu atención levantando las manos en el aire, notando claramente que no estabas escuchando sus frustradas disputas.

Miraste atentamente su rostro y se pasó la mano por el pelo. Te recordó a la vez que te invitó a salir en tu primera cita.

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Fueron a un pequeño bar en Los Ángeles. La noche se llenó de hipos y carcajadas con las inusuales bromas de Joe. Fue en ese momento cuando pensaste que Joe y tú debían estar juntos para siempre.

Joe decidió acompañarte a casa. Pasaban por un parque cuando comenzó a llover y corriste a refugiarte debajo de un árbol. No pusiste evitar reír cuando levantaste la vista y una gran gota te golpeó en el ojo. Tu mirada volvió a bajar y los ojos de Joe ya estaban sobre ti.

No era una forma en la que te había mirado antes, estaba nervioso y sus ojos reflejaban desesperación. Habrías dado cualquier cosa para estar dentro de su mente en ese momento, saber lo que estaba pasando por su cabeza.

Lo viste mientras su mano recorría su cabello húmedo.
Sentiste que la sonrisa se extendía involuntariamente por tu rostro, algo en él hizo que tu corazón se disparara y no estabas segura de que era.

Se movieron para cerrar la distancia entre ustedes dos. Colocaste tu peso en la punta de los dedos de tus pies y presionaste tus labios contra los suyos. Había algo mágico en el aire, y desde ese momento sabías que no querías estar con nadie más que Joe.

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-Dime algo (T/n)!- las palabras en auge de Joe te trajeron de vuelta a la realidad. Volviendo a tu primer argumento.

-Qué quieres que haga, Joe? No puedo dejar todo e ir contigo a Nueva York, tengo una vida aquí!- discutiste.Finalmente, habías reunido el coraje para defenderte, tu sangre estaba hirviendo por todas esas cosas desagradables que te escupió. Joe retrocedió mientras te miraba por unos momentos en blanco, asombrado de que finalmente le hubieras respondido-no tengo la misma vida que tú, Joe- confesaste- tengo un trabajo aquí y una casa, no puedo simplemente dejarlo y mudarme a donde quiera.

Joe se quedó allí mirándote, dándose cuenta de repente de todo lo malo que acababa de vomitar sin pensar.

-Lo siento, (T/n)...- Joe murmuró lo suficientemente fuerte como para que lo oyeras.

Se dirigió al sofá y se dejó caer junto a ti. Te atrajo hacia su pecho y envolvió sus brazos alrededor de tu cuerpo. No podías evitar dejar que salieran tus lágrimas, estabas herida por esas cosas que dijo pero sabías que se sentía igual de mal por decirlas. Las manos de Joe ahuecaron ambos lados de tu cara cuando te apartó de su pecho y secó tus lágrimas con sus pulgares. Ligeramente presionó sus labios contra los tuyos por miedo a que te derrumbaras más de lo que estabas en este momento.

-Lo siento, (T/n), estaba siendo egoísta- tarareó contra tu cabello- por favor no llores.

Su tono fue de áspero y agresivo a tierno y cálido. Aliviaba tu dolor en el pecho de todas las palabras de odio que intercambiaron más temprano en el día. Seguiste llorando durante lo que parecieron horas a pesar de sus ruegos y Joe simplemente se sentó allí acariciando tu cabello tratando de calmarte. De vez en cuando presionaba un beso contra tu cabello para recordarte que estaba allí y que no te iba a dejar. Te quitaste el rímel húmedo y las lágrimas de las mejillas y pudiste escuchar a Joe tratando de contener la risa.

-Qué es tan gracioso?- preguntaste patéticamente

-Oh, nada- se rió entre dientes- solo pareces un pequeño mapache con el maquillaje debajo de los ojos-
no pudiste contener la risa que soltaste. Joe siempre sabía hacerte reír, incluso en los peores días. El hecho de que te haya comparado con un mapache porque estabas llorando te levantó el ánimo lo suficiente como para sacar una sonrisa- creo que ahora eres un verdadero mapache, (T/n)- bromeó Joe.

-Y por qué, Joseph?- preguntaste.

-Porque me robaste el corazón- confesó- tu corazón se derritió ante eso. No te quedaban lágrimas que derramar. Lo abrazaste y enterraste la cara en el hueco de su cuello, empapando la totalidad de él estando allí contigo- te amo, (T/n)- tarareó contra tu oído.

-Yo también te amo, Mazzello- con
la cabeza aún enterrada en su cuello, murmuraste las palabras y le ganaste una risita.

-Oye, sabes qué?- Joe pregunta.

Levantas la cabeza de su cuello y lo miras confundido.

-No, no sé- respondes.

-Voy a cerrar esta patética distancia entre nosotros y me mudaré a Los Ángeles.