Prólogo

6.7K 344 835
                                    

Cuando Renjun tenía 7 años, recuerda que su abuelo le habló sobre una batalla legendaria entre una bestia y un joven guerrero.

La bestia es grande, imponente, tiene la forma de un hombre, pero con dientes filosos. No hay nadie tan fuerte como la bestia, sin embargo, el joven guerrero también es fuerte. Es muy valiente, con un poder tal que puede hacerle frente a la bestia.

La batalla da comienzo en un día tormentoso, y no termina hasta varios días después, con la bestia recibiendo tal golpe de gravedad que lo deja mal herido, y sin menos fuerza que antes. El joven guerrero está seguro de que la bestia volverá, pero sabe que no con el mismo poder de antes.

El sonido de la puerta del maletero atrajo a Renjun devuelta a la realidad. El castaño observó a su padre cerca del auto, tratando de encontrar alguna maleta o caja fuera de lugar. No pareció ver nada porque asintió, y sonrió.

Miró hacia Renjun. ―¿Estás listo? ―Renjun hizo una mueca, con la negativa en la punta de la lengua, pero no dijo nada, y suspiró al final. Su padre le pasó un brazo por sus hombros y lo atrajo hacia sí, tratando de darle ánimos y disculparse al mismo tiempo―. Tranquilo, todo irá para mejor ―su padre le sonrió con amabilidad, y Renjun le regresó la sonrisa, no queriendo hacerlo sentir mal.

Su madre cerró la puerta de entrada de la casa al salir, con una bolsa de papel llena de comida en sus brazos. ―¡Ya está! Tengo los aperitivos para el camino. Todo listo, chicos ―su madre era una mujer muy positiva y amable con todo el mundo, y era incluso admirable que mantuviera su postura en momentos donde no debería.

Renjun admiraba a su madre por eso, al mismo tiempo, parte de su tranquilidad provenía de ella. La única vez que la vio tan triste y derrotada fue en el funeral de su abuelo. Su padre no había soltado palabra alguna en el momento en que se enteró, y su madre, aunque trataba de actuar como si todo estuviera bien, se notaba claramente apagada.

Su abuelo había sido una constante en su vida; era un hombre fuerte, tenaz, muy serio y educado. Su semblante era estoico, con el entrecejo arrugado, y con una voz pastosa, pero potente. Su abuelo se había negado a hablar coreano desde la muerte de su abuela, muchos años antes del nacimiento de Renjun. A pesar de ello, el chino de su abuelo era pausado, con una pronunciación clara y hasta bonita.

Su padre le había dicho a Renjun que era idéntico a él cuando su abuelo era joven, y las fotos de aquellos años que aún conservaban eran prueba irrefutable de ello.

Completamente alistados para el viaje, se acomodaron en los asientos del auto con Renjun en la parte de atrás junto a unas cuantas maletas, y emprendieron el camino hacia Jeolcheon. El resto de su equipaje ya había sido llevado por los camiones de mudanza hace un par de horas, y su primo los ayudaría a desempacar en cuanto llegaran sus cosas. Jeolcheon estaba a unas 15 horas de Seúl en automóvil, Renjun llevaba su teléfono con la batería a tope, la misma música de siempre para no aburrirse y sus nuevos audífonos.

Renjun miró a su antigua casa, donde los recuerdos junto a su familia y abuelo seguían impregnando las paredes. La miró hasta que desapareció de su vista y cerró los ojos. Cuando los abrió de nuevo, vio todo el paisaje de la ciudad de Seúl pasar como un fotomontaje a máxima velocidad, y notó por primera vez, que lo único que extrañaría de aquel lugar sería su casa con sus viejos recuerdos, y su abuelo, quien ya no estaba, siendo otra razón para no estar tampoco.

Renjun era tímido por naturaleza. Tenía tendencia a interesare por su entorno, aunque con una presencia débil. Según él mismo, era un ser monótono. No tenía amigos a los que recordar. A los que extrañar, por los cuales quedarse. Renjun no tenía amigos y punto, y aunque la realización debió deprimirlo, no sintió nada más que la incertidumbre de preguntarse sí en Jeolcheon sería igual.

Celestial [NoRen / RenMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora