Capítulo 1

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El bosque está solitario. Una brisa particularmente fría brota del aire, aunque él no siente nada. Hay un cuerpo siendo arrastrado por el suelo, o al menos la mitad, ya que la parte inferior ha desaparecido en su estómago. Él tiene al sujeto tomado de un brazo, el único que le queda, mientras en el suelo queda un rastro de sangre que mancha la tierra y la vegetación.

Hay un teléfono ensangrentado siendo sostenido en su otra mano, y sólo se detiene en su caminata cuando observa algo muy interesante a lo lejos. Él sonríe, sus colmillos largos hacen aparición, y sus pupilas brillan de excitación. Suelta la mano con la que arrastraba el cuerpo, y se agacha hasta que puede ver mejor lo que queda de la persona en cuestión. Analiza durante unos segundos el menú, y cuando se decide finalmente, arranca un pedazo de carne y lo muerde. La sangre escurre nuevamente entre sus dientes, bajando por su barbilla y cayendo más abajo de su cuello. No le importa.

De pronto, da un salto y cae sobre la rama más alta de un árbol. Un Pino, mejor dicho. Hay muchos por esa zona. En Jeolcheon casi todos los árboles son pinos. Toma el teléfono en su mano, y teclea unos números, llevándose el instrumento al oído a esperar que la otra persona conteste.

¿Sí?

―Hey ―dice. Hay una sonrisa en su rostro que la otra persona no puede ver, pero está seguro de que lo está imaginando.

Umm, habla con el mejor prostíbulo de toda Corea, ¿qué se le ofrece?

―¿Tengo en la llamada a la más zorra de todas?

Así mismo. No hay otra más experimentada ―contesta con un ronroneo en la voz. Él ríe, divertido.

―Delicioso ―responde con la misma voz―. Sin embargo, quisiera hablar con el jefe.

¿Tan pronto? Creí que nos divertíamos, bebé.

Él sonríe divertido. ―Ten, pásame a Hansol.

Qué aburrido eres ―le escucha decir, pero puede oír sus pasos al caminar.

―¿Aburrido yo? Esas vacaciones te comieron la cabeza, o más bien, el culo ―se oye una risa del otro lado.

Cariño, es el nene al teléfono ―se escucha en la llamada.

¿Hola? ―dice una voz más formal.

―¡Querido hermano! ―dice con exagerada alegría―. ¿Qué tal la India? ―pregunta. Muerde otro trozo del hígado que tiene en la mano cuando siente que lo deja abandonado.

Caluroso, como es costumbre ―responde con una sonrisa―. ¿Hace cuánto llegaste?

―Hace unos minutos, ¿y ustedes?

Hace una semana ―una pausa―. ¿De dónde conseguiste el teléfono?

Él sonríe descaradamente. ―Era del tipo que me estoy comiendo ―se escucha una afirmación del otro lado.

Deberías comprar uno nuevo ―él se ríe por la bajo, y Hansol suspira―. Jaemin, ¿para qué me llamaste?

El nombrado termina su comida, y vuelve su atención a lo que sea que ve a lo lejos. ―¿A qué no adivinas quiénes acaban de llegar también?

¿Quiénes? ―no puede verlo, pero está seguro de que Hansol tiene el ceño fruncido.

―Las bolas de carne con pelo ―dice con una mezcla de asco y diversión.

¿Les has visto? ―pregunta con seriedad.

―Justo ahora, están cazando ―puede ver a lo lejos como unas bestias gigantes arrastran varios cuerpos hacia dentro del bosque―. No me pienso acercar. Estoy comiendo y no quiero perder el tiempo con su mierda.

Celestial [NoRen / RenMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora