Este libro compila algunos momentos Hiccstrid que me hubieran gustado enormemente ver en RTTE, porque aunque amo la serie admito que dejo muchos vacíos emocionales hiccstrid en mí.
Cómo verán más adelante los capítulos llevan un orden cronológico...
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POV NARRADOR
La noche había llegado algunas horas antes, nadie en Berk estaba despierto, ni siquiera los guardias habían evitado calentarse al calor de una manta y una chimenea.
Algunos dragones dormían bajo el refugio de los establos, otro se protegían en cuevas y unos cuantos más juguetones se escondían bajo las copas de los árboles.
La nieve caía arrogante por todo el lugar, enfundando a Berk en un magnifico e inigualable suelo blanco, solo el humo de las chimeneas se atrevía a hacerle competencia en el cielo.
En las lejanías de Berk, una cabaña, delataba por los enormes ventanales que la chimenea en la habitación ya luchaba profundamente por brindarles calor a sus habitantes.
El castaño comenzó a sentir a su invasora juntarse un poco más a él y después un poco más aún, el apenas despertó no pudo evitar sonreír de lado cuando la fría nariz de la chica rozó su pecho desnudo, entonces comprendió que aquella dormida chica buscaba un poco más de calor.
En lugar de abrazarla, la condenó a tener un poco más de frio levantándose de la cama, salió de la habitación solo un par de segundos, y regresó con un par de mantas más que colocó sobre su dormida pareja, movió un poco la madera de la chimenea para que el fuego fuera un poco más grande y volvió a recostarse capturándola por completo en un abrazo.
-Gracias- murmuró con un hilo de voz la chica acurrucándose en él.
-Descansa mi niña- respondió el chico antes de volver a dormir, aún quedaba noche para ellos.
En la parte baja de aquella cabaña, un nadder azul y amarillo restregaba su cabeza en la cabeza de un dragón negro completamente dormido en forma de despedida, miró a la habitación de sus humanos y finalmente salió por la trampilla.
Junto a ella, un dragón arrogante se encendía en llamas, uno de dos cabezas tenía una de las cabezas aun dormida, y una dragona café ya volaba contenta.
Todos ellos tomaron vuelo seguidos por el resto de los dragones que habitaban en aquella silenciosa isla, poco a poco, todos se despedían de Berk.
Cuando la mañana llegó, los Berkianos ya comenzaban a despertar sin ellos y a activarse para el duro día que les esperaba.
No había miedo, preocupación o tristeza, todo lo contrario, era la víspera de uno de los días más felices del año.
Los hornos ya estaban siendo encendidos, les esperaba una larga mañana de quehaceres y decoraciones que ya corrían al mando de Patapez.
Kalvin el anciano, ya hacia guardia en uno de los almacenes para evitar que los gemelos se acercaran al gel de pesadilla monstruosa, Inga dirigía la cocina y Estoico miraba encantado a su pueblo funcionar.
-Vamos Patán, apresura esos dedos, se le enfría el cuello a Gallina- insistió Brutacio en la arena mientras incansable Patán tejía la bufanda encargada por uno de los gemelos.