OS 104. Las hojas que caen del árbol (Part III)

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POV NARRADOR

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POV NARRADOR

-Bien Bruta... no entremos en pánico, tenemos dragones ¿cierto?- la tranquilizaba despreocupado Brutacio mientras se acercaba a la diminuta rendija que habían dejado para armar parte de la caldera –Eructo Guacara, traigan su trasero acá... ERUCTOOO-

-GUACARAAA- repitió su hermana sin resultados -¿pero a donde fueron?... –

***

-Con calma- les decía incansablemente Astrid sin poder evitar reír ante los novatos que esperanzados trataban de surcar los cielos por su cuenta

-No estoy lo suficientemente ebrio para esto- se quejó Moggadon abrazando con pánico a Colmillo quien inevitablemente estaba dispuesto a lucirse ante el jefe

-Bueno... trata de controlar dos cabezas- se quejó de la misma manera Camicazi mientras Astrid negaba divertida -Aunque debo admitir que esto es divertido-

-¿Puedo saber por qué están aquí?- preguntó curiosa Astrid quien sin problemas se sostenía en la silla de Tormenta que a diferencia de los otros dos dragones volaba calma y audaz

-Evitamos que Ossur nos obligue a ir a una fiesta- dijo Moggadon sin dejar de abrazar a Colmillo

-¿No son bastante grandes como para que los obliguen a ir a algo?... bueno ustedes son, ya saben, Jefes-

-Jajajaja... nunca eres lo suficientemente adulto para negarte a las órdenes de Ossur- se burló Moggadon, Astrid solo los miró curiosa, esa frase distaba mucho del sereno y siempre carismático jefe Wesster

***

-Pataaaaán... Patán Patán- dijo Brutacio mientras veía por la diminuta ventana al vikingo llegar

-Cálmate ya traje los remaches- le dijo con los ojos en blanco

-Muévete- dijo Brutilda empujando a Brutacio –no no, necesitamos que traigas a Eructo y Guacara-

-¿Por qué?- preguntó curioso

-Por qué Brutacio olvido cortar la puerta y estamos atrapados- Patán dibujo en él una de las sonrisas más sinceras y grandes que jamás había tenido llevando su mano izquierda a su pecho víctima de la emoción

-Oh idiotas... oh por Thor esto es lo mejor que me ha pasado-

-Patán solo trae a un dragón ahora-

-No, no creo que lo haga- se burló Patán sentándose en el suelo descaradamente

-Vamoos aún podemos llegar al banquete-

-A estas horas mis oportunidades de encontrar una esposa se disminuyeron a cero... así que... sufran-

La mañana había pasado rápido, y el sol ya se iba a la mitad de su vida ese día, en la Orilla, Patán disfrutaba sentado afuera de la forja que mantenía cautivos a los gemelos. En la arena, Patapez se mostraba encantado compartiéndoles todos los conocimientos a los muy entretenidos jefes y auto invitados de la isla. En la Casa Club, Heather se había dispuesto a preparar algo para los invitados acompañada de Astrid que solo se limitaba a mirar.

Hiccstrid: One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora