OS. 134 Deja que nieve (Part II)

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POV NARRADOR 

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POV NARRADOR 

Hipo tranquilo y un poco divertido por la situación caminó hacia su hogar en la Orilla Del Dragón Dos, dejando la orden de que continuaran con los preparativos tratando de hacer el menor desastre posible, para la sorpresa de todos los más dispuestos a obedecerlo fueron los gemelos, para Hipo no, ellos sabían que Hipo cada año les daba un buen regalo, así que la única fecha en que trataban de comportarse con él, era justamente esa.

Abrió la puerta de su cabaña y se encontró con una rubia sentada en el sofá refugiada por una taza de té y una chimenea encendida mientras leía un poco.

-Por favor dime que no es ponche de Yak- se burló el chico sentándose a su lado capturándola en un abrazo

-Solo es té- respondió poco desanimada la chica acurrucándose en él, en un acto de valor incomparable, el castaño tomó un sorbo de aquel contenido

-Canela- Astrid asintió en silencio –así que cancelaste el snoggletog-

-No lo cancele...- respondió la chica levantándose en dirección a la cocina –lo tengo de rehén-

-Jajaja... bueno nunca había visto a Berk comportarse tan bien en las vísperas del snoggletog- la felicitó caminando hacia ella –y no había visto a Patán tan deprimido desde el primer snoggletog que supimos que los dragones se iban... así que no puedo quejarme- Astrid se recargó en la isla de la cocina y negó tragándose una sonrisa

-¿Crees que me excedí demasiado?- Hipo sonrió enternecido por la preocupación de la chica, abrazó su cintura y la ayudó a subir a la isla, la chica se sentó en ella y entrelazó sus manos detrás del cuello del chico, Hipo besó la punta de su nariz y acomodó un mechón detrás de su oreja -¿lo crees cierto?

-Se metieron con tus velas mi amor, merecían un castigo peor...- se burló de ella, Astrid solo lo miró con reclamo

-Idiota- se quejó la chica –lo siento, solo me desquicio tanta gente comportándose pésimo en un día que debería ser bueno-

-Mjum...- le murmuró el castaño dándole la razón, tomando su cuello y guiándola a un beso, tan delicioso y tranquilo, que la chica simplemente se le olvidó porque estaba enojada, Hipo no pudo evitarlo y llevó a su cuello aquel festín de besos causando más de un suspiro en la chica.

-No va a lograr que libere al snoggletog con esto joven herrero- le advirtió encantada la chica, Hipo sonrió de lado sin alejarse de ella, besó el lóbulo de su oreja y atrajo su cadera hacia la él.

-Me duele que confunda mis intenciones señorita, yo solo quería consentir a la captora...-

El toquido de la puerta interrumpió la respuesta de la chica.

-¿Hipo?- escucharon a las afueras, pero fue un beso más el que calló de nuevo a la chica.

-Sube pequeña- le murmuró apenas perceptible el castaño, en un coctel de inseguridad y excitación la ojiazul obedeció enredando sus piernas e ignorando por completo la puerta que sonaba una vez más.

Hiccstrid: One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora