OS 144. JUEGO NUEVO

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POV NARRADOR

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POV NARRADOR

Mientras la hermosa luz del sol reflejándose en el hielo que aún capturaba a Berk se colaba por el enorme ventanal de aquella lejana cabaña, los ojos de la ojiazul se fueron abriendo de apoco. Solo pocos días habían pasado desde aquel momento, Berk era distinto, no para bien, no para mal, solo distinto... se giró a ver al castaño recostado boca abajo completamente dormido y apenas sonrió, él era distinto, estaba dolido y aún hoy no podía admitirlo.

Astrid se recostó sobre la espalda desnuda del castaño y lo abrazó, el castaño entrelazó su mano con la de su captora admitiendo que ya estaba despierto, Astrid sonrió discretamente y besó su mejilla una y otra vez.

-Hola- murmuró bajo la ojiazul entre besos

-Buenos días invasora- le respondió acomodándose en la cama aún más dejando a la ojiazul abrazarlo y besar su hombro

- ¿Sabías que tienes más pecas en la espalda que en la cara? - se burló la chica repasando lentamente con la yema de sus dedos la espalda del castaño, él solo sonrió de lado

-Conozco infinitamente mejor su cuerpo que el mío hermosa dama...-

- ¿Ah sí? - lo retó

-Mjum...- murmuró volviendo a cerrar los ojos víctima de aquella comodidad, Astrid lo dejó estar en silencio, amaba tenerlo entero para ella, recargó su barbilla sobre su espalda y comenzó a jugar con su cabello, tan rebelde, tan suave tan perfecto.

Así había pasado sus días el castaño desde Drago, buscando y aferrándose a una falsa normalidad, tranquilo, sereno, pasando a su forma su duelo, ya lo había aceptado, su padre no iba a volver, pero aún tenía demasiado que comprender, entre ello, que ahora no un grupo de jinetes dependían de él... un pueblo entero estaba bajo sus hombros, pero por ahora, todo lo que quería sentir y aceptar era a su rubia sobre su espalda jugueteando con su cabello.

Astrid lo miró fingir dormir un rato más, no sabía que decirle o cómo hacerlo sentir mejor, normalmente, poner en orden su cabeza era el acto más sencillo para ella, tanto incluso como respirar, pero ahora, no sabía que exactamente hacer.

-¿Cómo estás?- murmuró la ojiazul después de un rato

-Dormido- Astrid solo puso los ojos en blanco acurrucándose más en él

-Hipo...-

-Estoy bien- la tranquilizó el castaño con voz aun ronca girándose sobre sí mismo dejándola ahora sobre su pecho, la ojiazul sonrió y levantó un poco el rostro antes de darle un tímido y tranquilo beso –mucho mejor ahora- Astrid sonrió sonrojada y se refugió en su pecho

-Hoy el consejo quiere reunirse por fin...-

-Que se diviertan- respondió

-Esperan vierte ahí Hipo, hoy si...- Hipo negó tomó el cuello de la ojiazul y la besó, corto, renegado y necio antes de sentarse en la cama y colocar su prótesis.

Hiccstrid: One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora