Capítulo III

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Por la mañana siguiente, Zayn había bajado a desayunar muy temprano con su familia al restaurante buffet. Los señores Malik habían despertado a sus hijos a las siete de la mañana en punto, con la excusa de que no se podían perder ni un minuto de las vacaciones. El moreno estaba agotado, apenas había dormido cinco horas. Tenía ojeras oscuras bajo sus ojos y un terrible dolor de cabeza que no le permitía ni siquiera soportar la luz solar, pero sabía que podía descansar en la playa más tarde.

Después del desayuno, los señores Malik y sus hijos se separaron, por fin. Miranda y Zayn preferían ir a la playa antes que ir a la piscina y estar cerca de sus padres, a quienes ya no soportaban ni un minuto más. Zayn moría por tomar una siesta, y Miranda quería saber cada detalle de la salida que habían tenido su hermano y Liam la noche anterior.

—Oye, ¿no me vas a contar lo que sucedió ayer? —preguntó Miranda, curiosa, quitándole la remera que su hermano tenía sobre su cabeza para no quemarse la piel de su rostro, algo que era imposible, pues ambos estaban debajo de una sombrilla.

—¿Qué? —preguntó el moreno, sorprendido. —Ni lo sueñes.

—¿Por qué no? No es como si fuera a contarle a mamá y papá.

—No pasó nada, somos amigos...

—Bueno, sabes que si algún día necesitas que te cubra de nuevo, lo haré con mucho gusto. —sonrió. —Le debo la vida a Liam.

—Gracias, pequeña. Hoy saldremos de nuevo. —sonrió.

***

Liam había bebido una lata de Red Bull antes de iniciar sus labores aquella mañana. Su padre le había asignado un turno de tiempo completo sólo por ese día, pues uno de sus trabajadores no había asistido, y necesitaría del apoyo de su hijo. Como recompensa, tendría el día siguiente libre, y eso era lo que motivaba mucho más al castaño, pues esa noche volvería a salir con Zayn.

Durante aquella jornada, a Liam le había tocado trabajar en el bar de la piscina, entregando las bebidas que pidan los huéspedes y cargándolas a sus respectivas cuentas. Traía un uniforme más cómodo, era una remera blanca de cuello V con el logo del hotel en la parte superior derecha, un short de licra color verde esmeralda y zapatillas Converse blancas. El calor se sentía más fuerte de lo normal, pero no le importaba, pues, además, el menor estaba autorizado a tomar lo que quisiera del bar, claro, excepto las bebidas alcohólicas.

Vio a lo lejos a los padres de Zayn en la piscina, conversando muy alegres mientras bebían piñas coladas. Fue entonces cuando supo que Miranda y Zayn se encontraban en la piscina, por lo que tuvo una idea. Al ver que no había nadie más ordenando bebidas debido a la hora, tomó dos latas de Coca Cola del frigo bar y las colocó sobre una bandeja, para luego escapar por un momento de su puesto.

Caminó hasta la playa y encontró a los hermanos Malik acostados sobre sus reposeras, al parecer durmiendo. Zayn se protegía del sol bajo la sombrilla, mientras que Miranda había decidido broncearse un rato. Liam no pudo evitar sonreír con dulzura al ver al moreno, por lo que no dudó ni un segundo en acercarse.

—¡Buenos días! —exclamó Liam, asustando a Zayn, quien se quitó la remera del rostro de inmediato. —Lamento despertarte.

—¿Qué haces aquí? —preguntó el moreno, sonriente. —Pensé que estabas trabajando.

Miranda se despertó también, a diferencia que ella se mostró un poco malhumorada. Odiaba que la despierten.

—Pues en eso estoy, pero quise traerles algo para beber. —Liam le entregó una lata de Coca Cola helada a cada uno. —Lamento despertarte, Miranda.

Yo te elijo a ti (ZIAM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora