Yo te elijo a ti (ZIAM)

Capítulo XXXII

25 de diciembre.

Zayn abrió los ojos tras sentir las manos de su esposo tocando su piel por debajo de la ropa en un intento fracasado de seducción. Había llegado la Navidad, y lo único que estaba deseando era poder ver a Liam en una fecha tan especial para él.

—Feliz Navidad, mi amor... —susurró Ryan en su oído.

Tras un movimiento rápido, Zayn quedó sobre el cuerpo de Ryan. La respiración del moreno se agitó, preguntándose cuántos días más tendría que soportar vivir al lado de un hombre al cual nunca amó de verdad. El rubio dejaba besos por su cuello, creando marcas rojizas sobre la piel morena, mientras bajaba su bóxer para acariciar sus nalgas. Tenía muchas ganas de hacerle el amor.

—No, Ryan. —lo detuvo, acostándose nuevamente al lado de su esposo. —Miranda está aquí, nos puede escuchar. —arropándose con el edredón.

—¿Cuándo se irá tu hermana? —preguntó, fastidiado.

—Mañana. —respondió. —Irá a ver a mis papás.

—No debiste invitarla.

—¿Qué? —se enojó. —Miranda ha pasado la Navidad con nosotros desde que nos casamos. Ella es la única que me ha apoyado todo este tiempo, es la única familia que me queda.

—¡Yo soy tu familia!

—¡Estoy hablando de mi familia biológica, Ryan! —sus ojos se cristalizaron. —Yo no tuve la misma suerte que tú cuando tus padres se enteraron que eres gay, lo lamento.

—Ya... —acomodó a su esposo sobre su pecho. —Perdóname, soy un idiota. —besó su frente.

Zayn se levantó de la cama, resentido por la discusión que acababa de tener con Ryan. Salió de la habitación, ignorando los llamados de su esposo y se dirigió al dormitorio de Miranda, quien estaba arreglando el lugar.

Se acercó a la muchacha y le entregó un fuerte abrazo, tratando de no derrumbarse nuevamente. Miranda correspondió la muestra de afecto y besó la mejilla del moreno, feliz. Aquel día sería muy bonito para ambos, estaba segura.

—Feliz Navidad, hermanito.

—Feliz Navidad, princesa. —se separaron. —¿Escuchaste algo hace un rato?

—Pues sí, pero tampoco es que me importe mucho ser la causa de sus peleas. —ambos rieron. —Zaynie... ¿Dónde queda esta dirección? —le mostró su móvil.

—A unos quince minutos de aquí en auto, es cerca... ¿Por qué?

—Me encontraré con un chico de la universidad, en la tarde. —sonrió, pícara.

—¿Qué? —el moreno no pudo evitar sentirse celoso. —¿Quién es? —se cruzó de brazos.

—No te importa.

—Te acompañaré quieras o no.

—No seas aguafiestas.

—No, quiero conocerlo para estar más seguro de que no es ningún imbécil.

Miranda sonrió victoriosa, su plan estaba saliendo perfectamente bien.

—Está bien, tú ganas. —bufó. —Primero quiero vamos a la sala, quiero que veas tus regalos.

Cuarenta minutos antes...

Miranda se había despertado temprano para comunicarse con Liam. Verificó que tanto su hermano como su cuñado estén aún durmiendo, y se dirigió al jardín trasero para llamarlo.