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Namjoon estaba sonriendo mientras escuchaba las historias de su profesor sobre el pequeño Hoseok, desde el día donde estuvo en su casa, comenzó a ser su ayudante, le echaba una mano con las revisiones de los trabajo o los pendientes que tenía, estaba bien, porque así tenía algo que hacer en los recesos y tiempos libres.

El profesor Kim, no era muy cercano a los otros profesores, sólo con el profesor ChanYeol que estaba en un congreso, así que sin problema alguno podían estar en su oficina en los descansos. Nadie veía mal aquello, porque era normal que los profesores tomaran bajo tutela a un estudiante para que les ayudara, claro que nadie pensaría que SeokJin tomaría a Namjoon, quien a los ojos de los otros estudiantes carecía por completo de carisma.

—Traje esto—dijo parando de reír, saco una caja de obento, los separó sobre el escritorio, dejando ver comida deliciosa que hizo que el estómago de Namjoon rugiera—. Hoy tuve tiempo de cocinar.

—Vaya...hyung...se ve delicioso—dijo observándolo con ojos brillantes.

—Entonces come—sonrió satisfecho.

SeokJin había observado a Namjoon desde que entró en el instituto, porque le parecía un chico brillante, sus notas eran perfectas, pero eso no fue lo que llamó su atención, eran los ojos vacíos de Namjoon lo que le hizo fijarse en él. Parecía apartado de todos, no hacia trabajos en equipo, no hablaba con nadie, no respondía preguntas en clase, a pesar de saber la respuesta, su aspecto era descuidado en la calidad de sus ropas o zapatos, pero al mismo tiempo limpio, sin embargo, lo que más llamó su atención fue el hecho de que en ocasiones llegara a la escuela con golpes, muchos pensaban que estaba dentro de una pandilla o que se metía en problemas a propósito, pero él no lo creía así, sentía que era algo mucho más profundo que eso.

Los días que habían pasado juntos, se dio cuenta que Namjoon era demasiado delgado, sus labios siempre estaban blanquecinos debido al hambre y no llevaba dinero, se iba caminado a casa y del único que hablaba era de su hermano menor.

Algo no cuadraba, todos en los alrededores sabían que la madre de Namjoon había muerto cuando este era apenas un niño, y que su padre cuidaba de ellos, aunque eso se ponía en duda, por la mala fama que tenía el señor Kim, todos lo conocían por ser un ebrio que apostaba, quedando mal en los empleos y siendo agresivo con quien se pusiera en su camino. SeokJin se preguntaba ¿Y si el padre de Namjoon es el que ocasiona esos golpes? Le preocupaba demasiado, pero ¿Por qué?

—Es delicioso hyung, usted debería ser chef profesional, ahhhh envidio al pequeño Hobi y a bebé Tae por poder comer esto todos los días.

Esa era su respuesta, Namjoon era un ser humano maravilloso, un chico que a pesar de todo salía adelante y que era amable y educado, que tenía esa esperanza de seguir saliendo adelante, eso era digno de aplaudirse, porque sencillo sería irse por el mal camino y dejar de intentar nadar en contra de sus problemas, le admiraba, un chico tan joven era más maduro que muchos hombres adultos que conocía.

—Me alegra que te guste, amo cocinar, pero a veces no puedo hacerlo por las mañanas, pero ahora creo que lo haré más seguido.

Namjoon no comprendió sus palabras, pero sonrió. —Hyung es increíble, hace muchas cosas y se esfuerza demasiado, eso es admirable. Ser padre soltero no debe ser fácil, pero usted cuida con cariño y devocion a sus hijos, eso es algo que debe ser reconocido.

—Creo que eres el único que piensa eso Namjoon-ah—sonrió ladino, con una nota de melancolía en la voz.

—Creo que mientras usted sepa esto y sus hijos lo comprueben es lo único que importa, lo que los demás puedan decir no interesa, lo hace increíble hyung, no muchos padres hacen lo que usted.

Hosadama *Namjin* Donde viven las historias. Descúbrelo ahora