Hosadama *Namjin*

Epílogo

Hosadama. Las cosas buenas vienen acompañadas de muchos obstáculos. Esa palabra definía completamente la vida de Kim SeokJin y Kim Namjoon.

SeokJin pensaba que su vida estaba plagada de desgracias, muchas de ellas debido a sus malas decisiones, tomadas desde el amor, o lo que creía que era amor. Creció en una familia acomodada, con muchas oportunidades, sus padres creían en la excelencia y la perfección, para ellos, lo que la gente pensará era más importante que los propios deseos y felicidad. Jin, fue un niño perfecto, un joven que acataba las órdenes y que guiaba su vida a encontrar la plenitud, dando por hecho que todo sería sencillo, se esforzaba para ser el mejor, sin embargo ¿Por qué se sentía tan vacío? Fuera de su casa, no era admirado, no era reconocido o especial, aunque tenía buenas calificaciones, era delegado de la clase, parecía que para sus padres no era suficiente. Fue así cuando conoció a la primera persona que le mostró interés más allá de lo académico o sus logros, fue fácil enamorarse con tan poco, aún si este no quería una relación estable, al casi perderlo, tomó la mala decisión de quedar embarazado, Hoseok, llegó a su vida, tras la huida de su otro padre, tuvo que hacerse responsable, jamás vio tan decepcionados a sus padres, sin embargo, estos le ayudaron a cuidarlo, terminó la carrera, ser padre puso en perspectiva su vida, pero aún así quería amor, cometió un terrible error después, pese a la oposición de sus padres, aceptó irse con él, creía que al tener un hijo nadie seria capaz de amarlo de nuevo, al principio todo estaba bien, creía que era feliz hasta que todo empeoró, sufrió como jamás pensó que sufriría, una serie de abusos crueles y una violencia tal que casi lo mata, cuando regreso con sus padres con dos pequeños entre sus brazos, estos ya no sólo lo miraban con decepción, sino también con preocupación, prometió jamás volver a perder la cabeza por amor. Se volvió racio a conocer a alguien más, estaba bien con la idea de estar solo con sus hijos, así, hasta que lo conoció, a un chico, menor que él, con una vida lamentable, a quien cuido y de quien no pudo evitar enamorarse, en su mente esa sería una perfecta receta para el desastre, sin embargo, se equivocó.

Namjoon perdió a su madre cuando era muy pequeño, tanto que no comprendía lo que estaba pasando, tuvo que hacerse cargo de su hermano menor, porque su padre no estaba en condiciones de hacerlo, no tenían más familia, jamás vivió una infancia normal, al contrario, todo lo que sucedió lo hizo madurar. Su padre cayó en el alcoholismo, era una persona inestable, explotaba con cualquier cosa, los violentaba, golpeaba, gritaba y humillaba, careció de las cosas más básicas como lo era el alimento y el vestir, y sobre todo, del amor y el respeto. Estaba dentro de una fuerte depresión, la gente a su alrededir lo juzgaba fuertemente al ver los golpes en su rostro, decían que estaba en una pandilla, y él jamás dijo lo contrario, en su mente, eso era más fácil que admitir, que  estaba siendo maltratado por su propio padre. Soportó demasiado, no tenía aspiraciones, aunque era inteligente y tenía buenas calificaciones, siempre estuvo en su mente el hecho de que jamás lograría hacer algo bueno de su vida, ir a la universidad era un sueño estúpido, no tenía amigos, no confiaba en nadie, nunca celebro las pequeñas cosas de la vida, ni siquiera sus cumpleaños. Estaba perdido. Lo único que quería era desaparecer, amaba a su hermano, pero estaba siendo una carga cuidar de él, debido a que no se sentía capaz, tenía miedo constantemente y su mente era un lugar peligroso, cuando creyó que lo perdió todo y la única persona que lo mantenía con vida se fue, lo encontró a él, la persona que cambiaría su vida para bien, quien lo haría desear vivir. No le importó la diferencia de edad, los hijos que tenía, nada, porque en su interior, él era la luz que luchaba contra la oscuridad que le aterraba. Y ahora, sabía que todo lo sufrido, el dolor que había sentido, valió la pena.

—¿Acepta a este hombre como su esposo?

Esa pregunta parecía ser normal para las pocas personas, familiares y amigos que estaban presentes en ese especial día, pero, para ellos, para dos almas que habían sufrido un suplicio por estar frente a la otra, significó todo. Namjoon apretó las manos de SeokJin y con la sonrisa más plena asintió.

—Acepto.

—¿Y usted acepta a este hombre como esposo?

—Acepto—dijo en un susurro porque le faltaba el aire debido a la emoción.

—Por el poder que me confiere la ley, los declaro esposos.

Los aplausos se escucharon alrededor, había sonrisas, algunos ojos los observaban brillantes debido a las lágrimas, incluso tres niños pequeños sonreían en grande al ver a sus padres concretar aquel pacto de amor verdadero, todo aquello quedó en segundo plano, porque entre ellos, lo único que importaba era esa mirada, que estaba cargada de una promesa que cumplirían para toda la vida. El amor.

En ese preciso momento en el que sus ojos se encontraron, todo el dolor, la angustia, el sufrimiento, sus historias, lo aprendido, sus errores, la falta de cariño, de comprensión, sus luchas internas, dejaron de tener sentido, cuando sus manos se apretaron, cuando sus sonrisas se hicieron tan grandes que llegaron a iluminar sus rostros opacaron todo lo demás, sintiendose plenos y grandes, cuando sus labios se encontraron, en un beso que les dió aliento y vida, lo supieron. No importaba todo el dolor que tuvieron que atravesar para llegar a ese momento, las lágrimas, los gritos, el sentirse perdidos, que nada tenía sentido, con deseos de desaparecer, y con la culpa de haber tomado malas decisiones, todo eso dejó de tener sentido, porque Kim Namjoon y Kim SeokJin, entendieron que a partir de ese momento, lo único que tendrían eran cosas buenas, por el simple hecho de que sus manos siempre estarían unidas, se tendrían el uno al otro, y junto a sus hijos tratarían de vivir una vida feliz y plena, habría momentos malos, sin embargo, no habia nada que no pudieran resolver, caminarían hacia el futuro, tomando en cuenta sus vivencias y externando sus deseos y amor. Porque ellos habían encontrado por fin su Hosadama.

FIN
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