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—¡Jimin, Sunoo, a comer!

Jimin bajo el cómic que estaba leyendo desde hace un par de horas, a su lado se encontraba Sunoo, quién también había estado interesado. Ambos leían todos los días después de la escuela del niño, al principio pensó que no se llevarían bien, llegó siendo un chico asustadizo, desconfiaba de todos los que estaban alrededor, no ayudó que Yoongi se haya ido un par de semanas después de haberlo llevado ahí, pero, descubrió que los Min eran personas bastante agradables.

Sunmi y Yesung eran una pareja feliz, que se miraban con cariño y se hablaban con palabras amables, Jimin, no conocía aquello y verlo por primera vez le causaba conflicto, ¿Por qué las personas eran tan diferentes? Sunmi era una maestra de preparatoria y tenía una tienda de ropa que atendía en las tardes, Yesung era gerente de una fábrica, y también hacia trabajos de mecánica, era serio, pero amable, y respetuoso.

Ellos le habían tratado bien desde el primer momento, más al saber de su boca su historia y todo lo que había pasado para terminar huyendo de su casa, cómo Yoongi le dijo, le permitieron quedarse con la condición de que debería de estudiar y terminar el instituto. Por el momento estaba ayudando en la tienda por las mañanas y esperando a que el nuevo ciclo escolar comenzará, dormia en la habitación de Yoongi, de vez en cuando también tomaba algo de su ropa, que me quedaba grande, pero le gustaba, por fin podía dormir sin estar a la defensiva o esperando que algo malo sucediera.

Sunoo era un niño tierno, siempre dulce y acometido, siempre llevaba una sonrisa en el rostro, gritaba y jugaba por toda la casa sin ser regañado o que alguien le gritara cosas ofensivas, tenía todo el cariño y el calor de una familia, y en ese tiempo se había convertido en su sombra, lo seguía a dónde iba, siempre queriendo saber más, pidiéndole jugar y Jimin se sentía cálido cuando estaba a su lado, era como un pequeño hermanito, pensaba en que se estaba convirtiendo en Namjoon, siempre al pendiente de Sunoo, cuidado que no se hiciera daño, porque ese niño era más torpe que él.

Hablaba con Namjoon de vez en cuando, le repetía constante que estaba bien, que no tenía por qué preocuparse, que donde estaba se sentía feliz y seguro, lo convencía de no sentirse mal debido a su decisión de marcharse, pero cada vez que terminaban de hablar iba al jardín a llorar a solas, porque lo extrañaba mucho, no se había dado cuenta de todo lo que Namjoon hacia por él hasta que estuvo lejos, siempre se quejó de la vida que llevaba y ahora que estaba viviendo con una familia que era amorosa y respetuosa, dónde no faltaban las cosas básicas, es cuando más odiaba a su padre, porque creía firmemente que esté debió de hacerlo mucho mejor.

Namjoon era un niño cuando su madre murió y su padre se perdió en el alcohol, un niño que estaba al cuidado de otro más pequeño, y que trato de darle un poco de estabilidad en medio del caos. Por eso, sentía que había sido muy injusto, sin embargo seguía creyendo que era la única manera en la cual Namjoon podría ser feliz y salir adelante, Jimin tenía miedo de estar solo, pero trataba de ser buena persona para que los Min no tuvieran razones para echarlo.

—Cuando sea grande voy a ser como ese superhéroe—dijo Sunoo cuando ambos se levantaron para bajar a comer—. ¿Tú qué quieres ser de grande Jiminie Hyung?

—Yo...aún no lo sé.

—Debes de pensar rápido, porque te estás volviendo grande.

Sunoo no dejaba de recordarle que era grande después de su cumpleaños. Sus cumpleaños nunca habían sido especiales, de hecho, pasarían desapercibidos si Namjoon no le diera uno de esos pastelillos rellenos que vendían en las tiendas y le cantará feliz cumpleaños, cuando era niño, siempre deseo un pastel y una fiesta especial en su honor, pero a medida que crecía y se daba cuenta de su situación, entendía que eso no sucedería, así que se acostumbró a no esperar nada de nadie, bueno, exceptuando a Namjoon.

Hosadama *Namjin* Donde viven las historias. Descúbrelo ahora