Hosadama *Namjin*

10

Poco a poco el sueño en el que había estado cálidamente envuelto, se fue disipando, sus parpados temblaron a punto de abrirse, aunque una parte de él le empujaba a seguir durmiendo, estaba cansado, sabía que era temprano porque la luz aún no se había aclarado lo suficiente como para sacarlo de la completa oscuridad. Se estiró ligeramente, llevando su diestra a acariciar su cama, su espalda se sentía mucho mejor que otros días, mientras estiraba sus extremidades, su mente se iba aclarando, entonces recordó que esa sensación tan satisfactoria no la podía tener en su sofá.

Abrió los ojos de golpe, su vista nublosa no le permitía enfocar con claridad, llevó sus manos a sus ojos y talló con fuerza, cuando despejó la mirada se dio cuenta que efectivamente no estaba en la sala, sino en su habitación, su techo lleno de estrellas que brillaban por la noche se lo decía, miró hacía un lado intentando no moverse muy bruscamente.

Su vista recayó sobre Namjoon, quien estaba plácidamente dormido, se sentó de inmediato, aquello era inaceptable, se golpeó mentalmente por haberse quedado en la misma cama que su alumno. Salió de la cama sin hacer ruido.

—¿Lo desperté? —escuchó que preguntaban a sus espaldas.

Jin miró sobre su hombro, Namjoon le miraba adormilado. —No, es...es hora de levantarse y...iré a hacer el desayuno...descansa.

—¿Está bien hyung?

—Si Nam...es temprano, descansa. 

Casi huyó corriendo, saliendo de su habitación cerró tras de sí recargando la cabeza en la puerta, su corazón latía con fuerza ¿Qué habría pensado BaekHyun si lo encontrara en esa situación? Al ser un adulto responsable, tenía que guardar la compostura en todo momento, la gente podría pensar mal y él estaría en serios problemas, porque al final del día Namjoon tenía diecinueve años, era nueve años menor. Pensando demasiado, acudió a la habitación de sus hijos, al entrar se dio cuenta que BaekHyun seguía durmiendo, revisó el reloj de estrella que estaba en la pared, todavía le quedaban unos veinte minutos para que tuviera que comenzar a arreglarse.

Estaba por salir cuando un par de ojitos adormilados color castaño llamaron su atención, Tae estaba sentado en su cuna, una de sus manos tallaba su ojito, y la otra la alargaba hacía él, se acercó antes de que comenzara a llorar, lo cargo en brazos y lo llevó a un extremo de la habitación donde le cambiaría el pañal, Taehyung mordía su dedo, SeokJin pensaba que era tierno, este no comenzaba a hablar hasta que no tomaba su desayuno, lo cargó de vuelta y lo sacó de la habitación.

—Hoy despertaste más temprano—le dijo acariciando el destre que era su cabello—. Hoy no irás a la guardería y papá no trabajara, así que prepararé panqueques—lo puso en su silla alta cerca de la barra de la cocina, donde podía vigilarlo, le dio un plátano y le sonrío.

—¿Oto? —preguntó con sus ojos brillantes.

—¿En forma de oso? —levantó una ceja cuando el pequeño asintió—. Bien.

Preparar el desayuno con música a un volumen bajo le ayudaba a distraer su mente, había mucho que rondaba su cabeza en esos momentos, primero se sentía culpable por haberse dormido en la misma cama que Namjoon, segundo tenía que convencerlo de ir esa mañana a levantar una demanda, si su madre estuviera ahí, le recalcaría que estaba cometiendo muchos errores.

—Buenos días—dijo Baekhyun entrando a la cocina, le miró con una ceja alzada—. Jin, Vernon viene para acá—dijo sin despegar la vista de su celular.

SeokJin entrecerró los ojos sin comprender. —¿Para? ¿Quién es ese?

—Oh, es el hermano del amigo del hermano de tu sangriento alumno—respondió acomodando la camisa del uniforme—. Ayer cuando lo visitamos dijeron que no sabían nada, pero me ha llamado pidiendo que le dijera en dónde estaba Namjoon, le di esta dirección—suspiró tomando una fresa—. Espero que sepa algo ¿Cómo durmió Namjoon?