Capítulo VIII

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Por: Kara

1:00 p.m.
Llevaba alrededor de cuatro horas leyendo todo lo que existía de Lena, desde su fecha de nacimiento hasta si prefería perros o gatos, ahora entendía un poco más a esa ojiverde. Cuando la conocí se me hacia una diosa y mis hormonas apenas pudieron dejarme escuchar algo de lo que estuvimos hablando, pero cuando me puse a trabajar en el artículo en mi casa noté un cierto misterio en su voz, como que a pesar de todos sus logros que tenía no se sentía completamente satisfecha, a pesar de que ayudaba a muchas obras benéficas lo hacía por compasión y no porque fuera lo que se esperara de ella (como hacían la mayoría de los millonarios). Definitivamente Lena Luthor era todo un enigma para mí, era increíble la forma en que se expresaban de ella en algunos blocks que leí; comparándola con su hermano o incluso con su padre. Yo nunca era de las personas que juzgaba a una persona por lo que otros dicen, pero definitivamente la diosa de ojos verdes no podía ser como los demás Luthor.

Flashback

13 de noviembre 1993
Hoy mis padres y yo iríamos a una fiesta en casa de mi tío John (hermano de mi mamá) por el cumpleaños de Kal (más adelante Clark).
Mi mamá me había dicho que me tenía que poner un vestido lo cual no me gustaba mucho ya que no podría jugar con mi primo y sus amigos, pero no podía disgustar a mi mamá ya que pronto seria navidad y no quería que Santa me trajera carbón en vez de mi bicicleta.
Estando en la fiesta yo me dedique a correr detrás de mi primo por toda la casa, mis padres platicaban con todas las personas que tenían influencias en el mundo de los negocios; tanto mis padres como los padres de Kal  no era de mucho dinero, pero si lo suficiente para que algunas personas de las altas esferas se interesaran en relacionarse con mi familia por lo que a pesar de ser una fiesta para niños también había hombres hablando de negocios o mujeres hablando de obras benéficas.
Todos fuimos llamados por mi tía, para informar que el buffet ya estaba servido para quien tuviera hambre.
-Kal ¿Puedes ayudarme a alcanzar una rebanada de pizza? A pesar de que la pizza se encontraba en una mesa más pequeña no lograba alcanzarla.
-¿Por qué tienes que ser tan pequeña Kara?- Se quejó pasándome una rebanada en un plato para después salir corriendo, yo me hacia la misma pregunta sentándome en el último escalón de las escaleras que conectaban al segundo piso de la casa.
-¿Qué haces aquí princesa?- Pregunto papá sentándose a mi lado con un plato lleno de camarones.
-Comiendo; papá ¿Por qué soy tan pequeña?
Mi padre me sonrió y beso mi frente despeinándome la cabeza yo le sonreí y seguí comiendo cuando un hombre en sus cuarenta se acercó a nosotros.
-Buenas noches señor Zor-El.
-Buenas noches señor Luthor.
A pesar de que solo tenía ocho años siempre podía identificar cuando las emociones de mi padre cambiaban por lo que definitivamente ese hombre no era del agrado de mi padre.
-Disculpe la interrupción señor Zor-El, pero creo que en verdad debemos hablar.
Papá soltó un suspiro y llevo una de sus manos al puente de su nariz tratando de controlarse mientras que el señor Luthor se le veía nervioso mirando hacia el jardín.
-No quiero ser grosero señor Luthor, pero tanto mi cuñado como yo ya decidimos que no necesitamos su ayuda ni la de sus allegados. El señor Luthor asintió y pude ver que su mirada mostraba tristeza e incluso pena cuando de pronto se escuchó una explosión.
Lo último que vi fue a mi papá correr en dirección al jardín para después escuchar una secunda exposición fue la última vez que vi a mis padres.

Actualidad

25 de agosto del 2011
2:20 p.m.
Mientras revisaba un poco más del pasado de Lena me topé con la noticia de la muerte de su prometida hace tres años, en el artículo no decía el motivo de su deceso solo que llevaba dos años enferma y tanto familiares como Lena pedían respeto por la perdida, “Pobre Lena” ha tenido que soportar el rechazo de su familia (el artículo no menciona a los Luthors), el rechazo de la sociedad por culpa de su familia y soportar la pérdida del amor de su vida sola durante tres años, ahora entendía que no hubiera dado tantas entrevista en estos tres años, la pelinegra se había enterrado en trabajo y proyectos para no afrontar su propio dolor
-Kara ¿Me acompañas a comer?
No había notado lo inmersa que me encontraba en mi lectura hasta que escuche la voz de Nia recargada en el marco de la puerta.
-Hola Nia, creo que un día de estos me causaras un infarto- Respondí apagando mi computadora y tomando mi bolso.
-Lo siento Kara, no era mi intención, pero que dices ¿Comemos juntas?
-Claro.
Después del susto nos dirigimos al elevador platicando de los reportajes que teníamos que entregar. Nia también era reportera en Catco, pero del área de modas, además había sido la primera en hablarme cuando llegue a Ciudad Nacional.
Habíamos decidido comer comida china en uno de los restaurantes favoritos de Nia por lo que en el momento en que llegamos fuimos atendidas de inmediato. Nia pidió unos rollos picantes y un tazón de ramen, mientras que yo solo se me antojaron unos rollos primavera; ambas pedimos una jarra de limonada.
3:00 p.m.
Luego de terminar de comer Nia se retiró al tocador dejando su parte de la cuenta, por lo que mientras esperaba tanto a Nia como la cuenta empecé a mirar alrededor del restaurante mirando a varias familias y una que otra pareja compartiendo comida cuando me topo con la llegada de Lena que gracias a que me encontraba en un lugar apartado no pudo verme.
“Rayo” después de estar leyendo su vida en internet no podía evitar sentirme avergonzada “Dios, soy una maldita stalker”. Gracias a los dioses del universo llego el camarero con la cuenta dándome una razón para dejar de verla; pague y seguí esperando a Nia cuando me percate como Lena miraba todo su entorno mostrando unos ojos llenos de una tristeza infinita por lo que ya sea por inercia o por necesitad mi cuerpo reacciono levantándose y dirigiéndome hacia ella, pero justo cuando me encontraba a un metro de distancias ella se levantó lo que me quito la poca valentía que tenía girándome en el último minuto por lo que no vi cuando accidentalmente Lena me empujo provocando como si una corriente eléctrica recorriera mi cuerpo y causando que empujara a un mesero que llevaba un tazón de ramen que a su vez quedo en el torso y piernas de un señor de traje.
Nunca creí que alcanzaría ese nivel de torpeza, soy algo torpe pero no tan torpe. Por lo sucedido el hombre de traje comenzó a soltar insultos a diestra y siniestra tanto al mesero como a mí ya no sabía yo quien estaba más apenado si el mesero o yo hasta que el tipo trajeado comenzó a pedir la presencia del gerente, fue cuando note como al mesero se le iba el color del rostro por lo que junto al mesero comenzamos a tratar de limpiar un poco a aquel sujeto que de un empujón nos tira a ambos.
-Creo que ya es suficiente, solo fue un accidente no tiene que insultar- Comento Lena que
Hasta ese momento habló mostrándose tan imponente y volviendo a dejarme a merced de mis hormonas al igual que de mi imaginación que con esa voz ya me tenía a sus pies, además hoy se veía alucinante con ese traje dejándome con una sensación de poder desmayarme en cualquier segundo “Que calor”.

Alma GemelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora