— ¡__________! ¡Ni un terremoto te despierta! —sentí cómo alguien me jalaba del brazo mientras dormía.
Cerré mis ojos fuertemente y puse encima de mi cabeza una almohada.
— 5 minutos más —me quejé.
— ¡Ni 5, ni verga! ¡Me va a regañar mamá si llegas tarde a tu primer día de universidad! —gritó Kristen quitando la almohada de mi cara.
Abrió la ventana dejándo que en mi rostro aparezcan los rayos del sol provenientes de esta.
Puta.
— No se puede dormir en paz —dije entredientes quejándome.
— No mi amor, se duerme en paz si duermes temprano y dejas de leer tanto Wattpad, te va a quemar la mente, querida —dijo ella sarcásticamente.
— Wattpad es mejor que el porno que ves tú, tiene más calidad —dije bostezando para levantarme de la cama.
— Como sea, lo importante ahora es que hayas despertado cucaracha —ironizó ella y por mi parte solo rodé los ojos.
— Cucaracha tu trasero —dije.
— Como digas, por eso mismo tengo a cuatro chicos esperándome para una cita esta misma noche, y probablemente sea en la cama de cada uno —sonrió ella burlándose de mí.
— No sé porqué carajos mamá me manda a vivir aquí contigo, si ella supiera lo que haces, no creo que siga diciendo lo buena chica que eres —me burlé.
— Ojo, tu y yo no viviremos juntas, eso lo sabes muy bien —ella hizo una pausa—, yo estoy esperando a que me acepten en la universidad de Canadá, tu ocuparás mi lugar aquí, ya que la casa de nuestros padres está muy lejos de la cuidad y demasiado lejos de la universidad —me explicó ella.
— Lo sé, mamá me lo explicó ayer al traerme aquí, dijo que yo ocuparé tu lugar en esta casa y tu estás esperando a que te acepten en la universidad, bueno tu ya estás aceptada, solo estás esperando el vuelo —dije lo que ayer me explicó mamá al traerme a la cuidad.
— Eso mismo, seguramente me llamen para el vuelo esta semana —me miró—, te tengo que explicar algo —dijo para llamarme la atención.
Levanté mi mirada para verla.
— ¿Qué?
— Yo llevo en esta casa 4 años, para tí este es tu primer año en esta ciudad, en esta universidad y en esta casa, así que espero que no des problemas —me miró y yo asentí con mi cabeza—, compartirás casa con una persona para que nuestros padres no paguen de más, es mejor pagar 600 dólares cada persona que pagar 1200 dólares, papá y mamá te mandarán 1000 dólares mensuales para pagar el alquiler y lo que te sobre te aconsejo no gastarlo en estupideces —me advirtió.
— No lo sé, pero de seguro será una chica —sonrió—, llevo toda mi vida compartiendo esta casa con chicas —ella elevó los hombros sin importancia.
Asentí sin darle mucha importancia.
— Tu y yo no nos conocemos en lo absoluto al salir de esta casa, al menos que alguien se meta contigo —me advirtió—, también no quiero nada de chicos aquí, si quieres follar, búscate algún rincón en dónde hacerlo, por lo menos hasta que yo me vaya —río ella.
— Tranquila, no soy como tú, no me lío con el primer chico que se me cruce en la calle —me burlé de ella.
— No creo que sigas diciendo lo mismo al poner tu pie en la universidad, bebé —sonrió ella sarcásticamente.
Perra.
— No me esperes para cenar, yo no vengo temprano, así que prepárate algo y no me esperes —se miró en el espejo de mi habitación.
— ¿Enserio que llegarás tarde por follar? —pregunté de mala gana.
— No, estoy trabajando. —soltó.
Inmediatamente la miré. Esto se ponía interesante. Podía incluso sacar puntos a mi favor.
— ¿En qué? —pregunté.
— Reparto bebidas en un club de discoteca —me miró—, más te vale, rata podrida, no decirle nada a mamá —se arregló el vestido negro ajustado aún mirándose en el espejo de mi habitación.
— Se lo diré a mamá —sonreí inocentemente.
— No te atreves —ella giró para verme.
— Sabes perfectamente que me atrevo—sonreí tiernamente—, ¿pero qué tal te parece si me das pasta y no le digo nada a nadie?
Ella bufó pesadamente y cogió su bolso.
— ¿Cuánto quieres? —me miró sacando su monedero.
— 200 dólares mi querida hermana —sonreí.
— ¡Chúpame el coño! Eso es mucho —se quejó indignada.
— ¿O me los das o le digo a mamá? Tu decides, hermosura —sonreí.
Noté como puso el dinero encima de mi escritorio y me miró.
— Yo cumplí con los 200 dólares así que no digas nada —me miró seriamente.
Hice un gesto con mi mano dándole señal de no decir nada.
— Así me gusta —sonrió ella levemente—, tienes tu llave encima de la cocina, yo ya me tengo que ir —salió de mi habitación.
— Okay —me puse de pie y caminé hacia mi armario dispuesta a coger mi ropa y la toalla.
— ¡No te quiero ver en mi habitación! —gritó ella cerrando la puerta principal para salir de casa.
A saber que tiene en su habitación ¿Condones, lencería, bragas sucias, penes cortados? Bueno no me importa después de todo.
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