Capítulo 1

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Aquella noche me desperté llorando, como todas las noches de hacía un mes. No podía conseguir dormir debido a aquel traumático suceso, no me parecía real.

Cogí el teléfono que tenía en la mesita de al lado de la cama y rápidamente marque un número que sabia de memoria pulsando el botón de llamada; después de unos segundos:

"Hola soy Ángel, en este momento no puedo atenderte, deja un mensaje o llámame más tarde"

Su voz...no podía de dejar de escuchar su voz. Él se había ido y no volvería. Todavía me siento culpable por haber tenido aquella estúpida discusión con él, porque si no hubieran discutido y él no hubiera cogido el coche tan tarde y de mal humor, seguramente el no habría tenido aquel fatal accidente.

Una vez colgué, mire la hora; seis menos cuarto de la mañana. Entonces decidí salir de la habitación. Mi madre se sorprendió al verme bajar las escaleras de la casa, ya que desde que el murió en el accidente de coche no quería hablar con nadie, ni comer, ni moverme de la cama.

Las dos nos miraros mientras me alisaba el vestido negro que me puse con las manos.

- A dónde vas a estas horas de la mañana?- dijo mi madre algo sorprendida aun.

- Voy a ver a Ángel mama.- mis ojos se empezaron a llenar de lágrimas cuando pronuncié su nombre. Aun me costaba asimilar la idea de que ya no podríamos cumplir nuestra promesa de estar juntos por siempre.

Mi madre se acercó para consolarme e intentar convencerme de que todavía no saliera ya que era demasiado pronto, pero no quería quedarme allí por más tiempo, quería salir de aquella casa corriendo, ir al cementerio y poder despedirme de Ángel ya que el día del entierro no me vi con fuerzas suficientes y también quería pedirle perdón por aquella discusión y por no haberlo despedido el día de su entierro. Aunque él no me fuera a contestar, quería decirle lo mal que me sentía por no tenerlo allí junto a mí, no poder besarlo, abrazarlo, bromear con él, pasar las noches abrazados hasta que me quedara dormida y despertar al día siguiente aun abrazada a él.

Salí de casa después de coger las llaves del coche y me apresuré a llegar hasta el cementerio lo más rápido posible, no quería perder más tiempo. Cuando llegue allí entre nerviosa y a paso lento como si temiera que alguien estuviera allí, avance hasta que encontré aquella lapida llena de hermosas flores, dando a entender cuanto le amaba la gente en ese pequeño pueblo.

Estuve allí ni se las horas, pero el sol empezó a brotar de las nubes grisáceas que amenazaban tormenta en aquella mañana de marzo. Llore y pedí disculpas millones de veces, aunque eso no le sirviera de consuelo. Empecé a pensar que haber ido no fue una gran idea cuando bese la lápida y me fui, justo antes de cruzar la puerta vi como un coche que reconocí al instante aparcaba en aquel enorme y solitario aparcamiento.

Cuando la puerta del coche se abrió, quería salir huyendo de ahí pero parecía que me habían atado una roca pesadísima roca a mis pies ya que aunque lo quisiera no podía moverme. A lo lejos vi cómo mi amiga bajo del coche y las dos nos miramos a los ojos mientras ella se acercaba a mi cuerpo inmóvil en la puerta del cementerio, y cuando llego a mi lado los ojos de las dos se llenaron de lágrimas y nos fundimos en un largo abrazo. Las dos sabíamos lo que la otra estaba sufriendo tras la muerte de Ángel, ya que además de mi mejor amiga, era la hermana de él.

Acompañe a Kelly hasta la lápida de su hermano, y ella notaba mi sufrimiento asique decidió dejar el ramo de flores, dar un rápido beso a la lápida, decirle a su hermano cuanto le quería y cuanto todos, especialmente su familia le echaba de menos y que esperaba que haya donde estuviera lo estuvieran tratando bien.

-Ali ven a casa de mis padres, les gustara verte después de tanto tiempo.-dijo Kelly dándome la mano.

- No Kelly, no puedo, no podría mirarles a la cara a tus padres y ver el dolor en sus ojos. Me sentiría tan o más culpable de lo que ahora me siento por no venir al entierro de su hijo y además como podría ir allí y sentirme una mierda cuando los que han perdido un hijo son ellos? Yo perdí a mi novio, pero aunque eso sea horrible, más horrible tiene que ser pasar por lo que ellos están pasando. No puedo enserio.

Después de intentar convencerme, Kelly decidió dejarme que me fuera a casa con la promesa de que esa misma noche iría a cenar y a pasar la noche en su casa. Yo no creía que fuera una buena idea pasar la noche en la casa en la que tantas noches dormí, pasando por la habitación en la que tanto tiempo había estado riendo, llorando, durmiendo, etc. pero decido que sería fuerte aunque fuera delante de los padres de mi amiga, que tenían que verme triste pero fuerte a la vez, no quería parecer que ya había pasado el dolor pero tampoco quería que me vieran llorando por las esquinas.

Era más tarde de lo que me pensé cuando llegue a casa, mi familia estaba sentada en la mesa del comedor con la comida en la mesa. Cuando abrí la puerta todos se me quedaron mirando como si de un fantasma se tratara, y casi que lo era, ya que ni mi padre ni mi hermano me habían visto durante todo ese mes que estuve encerrada en mi habitación, apenas dejaba que mi madre entrara para darme la comida ya que si por mi hubiera sido ni un solo gramo de comida hubiera sido ingerido durante todo ese tiempo, y aprovechaba una vez que la casa estaba sola para salir de la habitación para asearme un poco.

-Ali, cariño - dijo mi madre casi susurrando- has estado todo este tiempo visitándolo?

- Me encontré con Kelly cuando salía y la volví a acompañar dentro para que dejara sus flores y hablara con el.- dije sin ser capaz de mirarlos a la cara.

Todos se habían estado preocupando por mi todo este tiempo, sobretodo mi hermano mayor, Bryan, a quien tan cercano estaba antes de que ocurriera lo de Ángel.

- A dónde has ido Alison?- dijo mi hermano algo confuso.

- Bryan, deja a tu hermana que vaya a descansar.-le reprocho mi madre ante la atenta mirada de mi padre.

Estaba claro que mi padre se sentía igual que Bryan, creían que cuanto más me encerrara en mi habitación y menos hablara del tema peor sería para mí, ya que aunque estuviera triste y dolida, hablar con alguien, o gritar lo que sentía o incluso llorar me ayudarían aunque fuera un poco durante todo este tiempo. Les pareció normal el encierro que mantuve en la habitación la primera semana, fue la más dura para todos, mi madre corría todas las noches por el pasillo de la casa varias veces al oír mis gritos cuando me despertaba llorando y gritando el nombre de Angel, a mi hermano lo mataba verme así y saber que nada podía hacer para ayudarme ya que no dejaba que nadie excepto mi madre se acercara a mí.

- Fui a verlo.-dije mientras las lágrimas caían por sus mejillas.

- Ángel...-dijo mi hermano intentando que por fin dijera su nombre. No quería que me pasara la vida evitando decir el nombre de la persona que más feliz me había hecho hasta ahora.

- No lo menciones! No menciones su nombre!- dije gritando y cayendo de rodillas al suelo mientras volvía a romper a llorar.

Bryan se levantó de la mesa y vino a abrazarme, lo rechace pero él no iba a dejar que pasara ni un segundo más por esto sola.

Empecé a golpearlo en el pecho con los puños pero pronto me tranquilizó y mis puños acabaron relajándose hasta perder la fuerza en los brazos.

Bryan entonces decidió cogerme en brazos y me subió a mi habitación para que me relajara e intentar hablar un poco conmigo.

- Ali, sé que lo estás pasando muy mal, pero mama y papa y bueno, yo también, lo estamos pasando fatal. Estoy perdiendo a mi hermana, con la que tan bien me llevaba porque no te quieres dejar ayudar. Sé que el dolor no se va a pasar de un día para otro o hablando con migo o con cualquier otra persona algo te aliviara. A mi puedes llamarme a cualquier hora del día, si estoy en clase vendré, si estoy durmiendo y vienes a mi habitación o me mandas un mensaje iré a donde estés.- y me abrazo con toda la fuerza posible y parece ser que sus palabras hicieron algún tipo de efecto sobre mí.

- Gracias Bryan, ahora solo necesito que me abraces muy muy fuerte.- dije abrazando a mi hermano.

Después de tanto tiempo sin abrazarnos, fue como si nos estuviéramos abrazando por primera vez.

Se sentía tan bien, sentía que ahora sí que estaba protegiéndome como siempre me había dicho. Se quedó un rato tumbado en la cama conmigo hasta que me quede dormida, después se levantó con máximo cuidado de no despertarme pero justo cuando me tapo me moví y hablo.

- Ángel?-dije aun adormilada.

No quería decir nada para que no me despertara del todo asique volvió a tumbarse y me dijo que estaba ahí que siguiera durmiendo, me acurruque a él y volví a quedarme dormida.

El dolor con amor se cura ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora