The Queen.

UNA CADENA MENOS.

SAKURA.

Orochimaru estaba claramente desequilibrado y trate de usar eso un poco más a mí favor.
Fue difícil y muy complicado pero logré engatuzarlo.

Le hable del amor que surgió de la nada y trate de hacerlo ver grande, le dije que fui una total ciega y estúpida por no estar con un hombre como él y su estúpido amor enfermizo por mi lo hizo bajar la guardia. Cuando llegó la hora de demostrar ese amor que le profane por días u horas, no lo sé exactamente pero por fin decidió soltarme y darme un poco de "libertad" según él.
Me encontraba en un cuarto cerrado totalmente, lo único que había era la ventilación y la puerta que siempre se mantenía bajo llave.

Exactamente cuántos días habían pasado no lo sabía pero definitivamente tenía que ser pasiente para hacer que este desgraciado baje su guardia totalmente ante mí.
Era un momento extraño y uno que no olvidaría por un tiempo, Orochimanu entro con solo unos pantalones, sin nada sobre su torso y su cabello suelto lo hacían ver extrañamente bien, porque apesar de todo está víbora desgraciada era atractivo.

- Por favor Cerezo, dame el privilegio de que mis ojos vean una vez más ese hermoso cuerpo que hace años prove -. Sus palabras provocan asco, recuerdos llegaron junto con el temblor y la ira creció dentro de mí, cómo tenía inmensas ganas de matarlo en este momento pero no tenía como o tal vez si pero se perfectamente que no saldría viva de aquí si intento algo estúpido.

Quise llorar pero tuve que ser fuerte tal y como me lo había pedido Iruka en ese sueño.

- Si lo hago que ganó querido? Debo tener una recompensa -. Dije actuando lo mejor que pude mientras jugaba con la orilla de mi falda.

Pude ver claramente la lujuria en sus ojos y eso me invitó a controlarlo más con sus porquerías de pensamientos, afín de cuenta Orochimanu es un hombre más que es fácil de manipular.

- ¿Qué quieres hermosa? Pídelo, pero eso sí, tu libertad no es una opción -. Dijo lujurioso con la mirada fija en mis piernas siendo más descubiertas por mis propios dedos.
Cuando dijo eso rápidamente tuve la respuesta.

- Déjame salir un poco de este cuarto, te quiero Orochimanu y dejarte sería cruel para ambos además ya te tengo, no quiero estar en ningún lado que no sea contigo -. Dije lo más melosa que pude con un tono de enamoramiento que jamás pensé usar en mi vida nuevamente.

Baje mi falda y mis piernas quedaron expuestas al igual que mis pantis, con todo el valor que pude quite mi blusa de manga larga, el temblor dentro de mi estaba a nada de traicionarme y hacerme notar lo nerviosa y colérica que estaba en este momento.
Orochimanu se acercó a mi como un adicto a su droga pero antes, justo antes de que me tocará la puerta fue tocada con desespero y agradecí mil veces a ese impertinente.

- ¿QUÉ MIERDAS QUIERES? ACASO NO ENTENDIERON QUE NO ME MOLESTARAN? -. Pregunto furioso.

- Lo sé pero... Tenemos problemas, los perros salieron de las jaulas están por todas partes -. Dijo el tipo detrás de la puerta y Orochimanu salió de la habitación.

Yo no presté tención a lo que estaba pasando y volví a ponerme mis prendas lo más rápido que pude y el llanto fue inevitable. No sabía exactamente hasta que punto tendría que llegar para salir y poder tener algo con lo que poder defenderme.

Cerré mis párpados y al abrir nuevamente mis ojos vi el rostro de Iruka ver fijamente a la rejilla de la ventilación, pude ver una tira de aluminio suelta. Mis ojos se abrieron de golpe y al fijar mi mirada en esa rejilla ahí estaba la solución, Iruka me había dado esa fuerza nuevamente.
Tome esa pequeña lámina suelta e hice lo posible hasta que pude romperla.
El tiempo paso y transcurrió de una manera sumamente lenta.