Hayden lo tiene todo. Dinero, poder, belleza, talento. Cuatro cualidades que ponen el mundo a temblar cuando de Hayden McMurray se trata.
Acostumbrada a una vida de lujos y riquezas, rodeada siempre de todo lo que ha querido, siendo la más consenti...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El avión aterriza en Londres y sé que debería pensar en mi familia, en mis hermanas y en cómo la estarán pasando, sin embargo lo único que entra a mi cabeza es la risa de idiota de Candy.
No puedo quitar los ojos de ella pues estamos en la misma fila en primera clase. La diferencia es que ella está aferrada al brazo de Brendan mientras este duerme.
—Es bastante irritante—gruño en voz baja.
—¿Dijiste algo, bonita? —pregunta Jack a mi lado. Me sonríe y luce tan tierno, como un niño pequeño en Navidad. Niego con mi cabeza logrando que tome mi mano y deposite un beso sobre mi piel.
Arg, ¿Por qué no hace estas cosas cuando Brendan está despierto?
Bajamos y nos toca buscar las maletas. Todos nos mantenemos en silencio excepto por mis tíos, ellos jamás se cansan de hablar y son tiernos algunas veces, aunque hoy solo sirven para no hacer del ambiente demasiado tenso.
Candy está como una maldita garrapata, pegada al brazo de Brendan, sonriendo como una puta que sabe va a tener su polla favorita hoy. Esto es Disneyland para ella, pues éste viaje es para presentarla a la familia como novia oficial.
No sé cuántas veces ruedo los ojos en lo que estamos esperando. Maldigo al tiempo, a la vida y las circunstancias que nos ponen en estas putas situaciones incómodas.
Después de lo que parece una eternidad, por fin estamos de camino a la casa. Tres coches en fila por la carretera porque no había forma alguna de que compartiera el coche con esa escoria que fingió ser mi amiga durante todo este tiempo.
Conociéndola, de seguro y ya está diciendo que Brendan la trajo para proponerle matrimonio. Mintió sobre ser novios incluso antes de que él le diera importancia, con esto seguro y todos los medios están esperando su compromiso. Maldita mentirosa.
No estoy de buen humor, no soy una buena compañía para Jack en estos momentos y siento lástima por él, porque ha tenido que aguantar mi cara de perra furiosa desde que nos marchamos de California.
Trato de descansar en el viaje, cierro los ojos unos minutos esperando poder pensar en otra cosa, pero a medida en que avanzamos mi corazón late con fuerza recordándome todo lo que pasa en mi familia en estos momentos.
—¿Nerviosa?—Jack entrelaza nuestros dedos, dándome su apoyo. —¿Cómo crees que se tomarán el que hayamos regresado? Porque tu padre...
—Créeme que mi padre tiene problemas más serios que nuestra relación sentimental, Jack. —digo con rudeza.
—Lo sé, lo siento. Eso fue insensible.
Me exaspera que sea tan bien portado, que sea tan dulce porque eso me recuerda una y otra vez que no lo merezco en absoluto.
Cuando recién comenzamos a salir, tuve que batallar durante meses para que me pusiera como su prioridad, para que tomara en serio nuestra relación, y jamás tuvimos problemas o discusiones así que a todos, incluyéndolo, les tomó por sorpresa que le terminara. Y es que no se lo merecía, y no se lo merece ahora.