02|| No.

10.7K 877 83
                                    

El estúpido energúmeno no sale de mi mente

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El estúpido energúmeno no sale de mi mente. Mi capricho me tiene mal y no quisiera decirlo de esta forma, pero necesito tenerlo.

Jamás me han dicho que no y él me rechazó desde el principio. Sé que sus prejuicios son por nuestra familia, sin embargo estoy llegando a un punto donde me importa una mierda lo que ellos puedan opinar sobre esto. Es decir, no somos familia de sangre.

Recordar esos labios, carnosos y la forma en la que se los muerde, incitándome a tomarlos, me pone caliente. No es que sepa demasiado sobre sexo o demás, pero sí conozco mi cuerpo, me he explorado como todos, y sé a la perfección cuando alguien me excita al punto en que él lo hace.

—¡Hayden! —reacciono ante el grito de Candy. Me observa con el ceño fruncido y al parecer está esperando una respuesta de mi parte sobre algo que no oí. —No me oíste.

—No, lo siento, ¿Qué decías?—murmuro, negando con mi cabeza.

Nos encontramos en mi apartamento. Queda media hora antes de que comiencen nuestras clases del segundo año, y al parecer ya comenzó a correr el rumor de que el hijo perfecto del gran O'Hare llegó a la ciudad.

—Dime por favor que es cierto—comenta, tratando de mantener su excitación al borde. —Dime que tu primo si vendrá a estudiar aquí, por favor. Necesito saberlo.

Ruedo los ojos. No le comento nada, solo me pongo de pie tomando las llaves de mi coche y mi bolso.

Desde que tengo uso de razón, Candy ha estado enamorada de Brendan. Se besaron siendo niños y desde ese momento, no ha podido olvidarlo. No sé cuál es su puta obsesión con él, pero el hecho de que venga a nuestra universidad, la volverá realmente loca.

Por supuesto que no mencioné jamás que él me gusta, ni que lo besé, solo sabe lo mismo que los demás, que un día discutimos y terminó nuestra amistad. Y ahora que entró en plan admiradora psicótica, menos.

Me gusta llegar temprano a clases, de hecho toda mi vida escolar tuve la misma adicción así que camino hacia el ascensor, más bien corro porque las puertas están a punto de cerrarse.

—¡Oye!—grito con frustración al ver que las puertas ya se cierran. Sin embargo una mochila detiene el proceso. Un suspiro de relajación sale de mi garganta, me arreglo un poco la falda de mi vestido y camino deprisa ingresando sin mirar hacia la persona que lo detuvo. —Muchas gracias.

—No hay de qué—la maldita voz otra vez. Me volteo rápido enfrentándome al idiota energúmeno de mierda. —Sorpresa.

Ruedo los ojos y me regreso. Trato de mantenerme serena, obviando el calor que me recorre las piernas.

—¿No puedes dejarme tranquila? ¿Te estás convirtiendo en una especie de acosador o algo así? —murmuro, sacudiendo las llaves en mis manos.

—No te estoy acosando, presumida, vivo aquí. Dos pisos arriba—refuta molesto.

—Qué bien—finjo.

Entre Tus Brazos (AQS #4- libro I y II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora