18|| Tocando el Cielo.

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Despierto porque mi cuerpo no deja de moverse de forma inconsciente

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Despierto porque mi cuerpo no deja de moverse de forma inconsciente. Obligo a mis párpados a hacer su trabajo y lentamente me vuelvo más receptiva, como que mis manos tienen cabello agarrado y que mi muslo interno tiene labios suaves que depositan besos en mi piel, adentrándose un poco más.

Arqueo la cadera para recibir lo que sea que quiera darme mientras mi garganta suelta gemidos roncos debido a que todavía estoy un poco adormilada.

—Estás tan mojada, cariño—la voz gruesa de Brendan me prende en cuestión de segundos. Sus manos grandes ahuecan mi trasero y acomoda mi cadera a su gusto. —Buenos días, nena.

Sus dedos se abren paso entre mis pliegues resbalosos, acariciando, haciendo círculos que me vuelven loca para luego introducir lento dos dedos en mi interior.

Echo la cabeza hacia atrás, consciente de los fluidos que chorrean de mi interior pues jamás me había mojado tanto. Lo siento entre mis nalgas, un líquido caliente que me recorre la piel por segundos hasta ser tomados por la lengua de Brendan.

—Esto es todo para mí—gruñe, preso del éxtasis que nos consume a tan temprana hora.

Sus dedos son implacables en mi interior, entrando y saliendo en un ritmo que me está enloqueciendo recordando sus penetraciones de anoche. ¡Soy una golfa! Y me fascina serlo.

No puedo evitar gritar con desespero cuando su lengua me toma el coño desprevenida. El calor de su lengua sobre mi zona no hace más que volverme loca, moviendo la cadera, abriendo más las piernas permitiéndole más espacio.

Chupa como endemoniado, muerde levemente ese punto rojo que me hace gritar para después consentirlo con lenguetazos leves. Sus dedos nunca dejan de introducirse en mi interior y es una especie de tortura porque recibo estimulación en cada parte de mi zona.

—Brendan, por favor...—gimo su nombre mientras le jalo el cabello. No quiero que acabe, no quiero que se termine pero tengo un fuego en mi estómago que está amenazando con culminar.

—¿Qué quieres, nena? Dime que quieres y lo tendrás—susurra entre mis piernas. Sus manos se pasean por el contorno de mi cadera y suben hasta mi estómago. Frota esa zona con dulzura deteniéndose más de lo normal para luego subir a mis senos y magrear con lujuria. —Habla, responde...

Mi cuerpo está a punto de estallar, soy como una bomba de tiempo a la que solo le quedan segundos.

El calor de su boca atrapa nuevamente mi punto rojo y sus dedos me penetran rápidamente. Entra y sale empapándome, llenándose la piel de mis jugos, disfrutando de orgasmo que amenaza con desarmarme.

Su mano palmea mi pecho y juega con mi pezón desequilibrándome. Me dice groserías, me recorre con su lengua y el conjunto de todas mis estimulaciones acaba conmigo rodando los ojos, gritando su nombre y disfrutando el que se coma mi coño y todo lo que por ahí sale.

Entre Tus Brazos (AQS #4- libro I y II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora