Observo mi barriga al espejo de cuerpo completo, disfrutando de lo hermosa que está mientras Brendan sigue cada uno de mis movimientos desde la cama.
—¿Qué tanto miras?—pregunta curioso.
—Lo grande que está—digo sonriendo. —Estoy comiendo demasiado, es eso.
Frunce los labios para no reírse de mí.
—Estás hermosa, tienes más tetas—dice encogiéndose de hombros. —Y un trasero espectacular.
Ruedo los ojos.
—Es lo único en lo que te fijas porque es lo único que tocas—lo reprendo. Él no está siendo para nada justo, ni siquiera en mis defectos, es solo piensa en mi trasero. —¿Ves eso de ahí? Es una estría, y quedará marcada en mi piel para siempre.
Apunto a esa parte de mi barriga que está quedando con pequeñas marcas. No son muy notorias, la persona que quiera verlas tendrá que mirar muy fijo a mi piel, pero yo las siento, están aquí.
—¿Y?—pregunta sin interés.—Amor, son marcas de nuestro bebé, te verás hermosa con ellas siempre.
Suspiro con pesadez. Discutir esto con Brendan no tiene sentido.
El sol se alza por encima del mar afuera, el agobiante calor ya comienza a sentirse a las siete de la mañana y tengo tanto sueño, que no me importa dormir un poco más. Toda esperanza se pierde cuando veo a Brendan ponerse de pie.
—¿Qué haces?—pregunto con el ceño fruncido.—Quiero dormir, debo retomar fuerzas.
Las sesiones de sexo me están quitando energía, además de que luzco como una ballena porque con Brendan no puedo ni siquiera salir a la playa que por la luz del sol ya le dan ganas de cogerme. Claro que no me molesta, pero quiero disfrutar de algo más que no sea su polla.
—Tenemos cita con el médico, anda—le da una palmada a mi trasero, se queda embobado observándome hasta que niega con la cabeza acercándose a mí. Las manos se pasean por mis piernas, luego toma mis nalgas y las oprime. —Levanta, cariño, tenemos que irnos.
—¿Por qué sacaste una cita?—pregunto con el ceño fruncido.
—Tenemos que llevar las cosas bien—me corta. Planta un beso en mi mejilla, y me obliga a voltear. —Quiero una ecografía además, porque no te hiciste ninguna en California.
—Claro que me la hice—respondo de inmediato, logrando que ruede los ojos.
—Pero no la vista así que no cuenta—dice. —¿Cuál es el problema, amor? ¿Por qué no quieres ir?
Lanzo un suspiro. El mayor de mis miedos se está haciendo realidad ahora que él quiere ir conmigo. Sé que no debería, que mi tío me aseguró que todo iba bien pero yo...
—Todo está bien, cariño—afirma, casi como si pudiera oír mis pensamientos.—Sé que estás asustada, pero lo de la última vez no se repetirá, lo prometo.
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Entre Tus Brazos (AQS #4- libro I y II)
RomanceHayden lo tiene todo. Dinero, poder, belleza, talento. Cuatro cualidades que ponen el mundo a temblar cuando de Hayden McMurray se trata. Acostumbrada a una vida de lujos y riquezas, rodeada siempre de todo lo que ha querido, siendo la más consenti...