23|| Chérnobil.

7.4K 642 77
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Una vez siendo niña, lloré hasta quedarme dormida luego de haber discutido con mi madre. Me sentí tal vulnerable, tan fuera de la familia por los siguientes días que juré jamás dejar que aquellos sentimientos regresaran a mí otra vez. Pero fallé miserablemente.

Saber que Brendan estaba cenando con Candy y su familia, que son novios de verdad a la vista de todos mientras que yo debo esconder lo que siento para no herir a los demás, me hizo sentir... demasiado vulnerable. Y odié cada segundo que pasó con ella, cada minuto que pasé sintiéndome así y cada hora que pasé abrazada a su cintura luego de hacer el amor.

Estoy enamorada. Perdida e irremediablemente enamorada de él.

—¿Vamos a levantarnos?—sonrío contra su pecho al oír su voz pues tontamente creí que estaba dormido.

Me acerco más si eso es posible, abrazándome a su cintura.

—No lo sé, no tengo ganas de levantarme todavía—susurro.

Su mano recorre la línea de mi espalda, de arriba hacia abajo descubriendo poco a poco mi piel.

—Tenemos clases—me recuerda. Observo la alarma, ya nos hemos salteado dos clases completas.

—Es tarde, ¿No quieres quedarte? —pregunto, tratando de omitir el gran ardor que siente mi pecho. Los celos me comen tanto la cabeza que termino por ponerme de pie. Busco entre mi ropa mi bata, me la coloco y salgo a la cocina sintiendo vergüenza por mis sentimientos que no hacen más que enloquecerme.

No sé a quién carajos quiero engañar pretendiendo no sentir celos cuando la realidad es que no tengo nada más en la mente que a él siendo besado por Candy y el que quiera marcharse para no despertar sospecha alguna de que estuvo aquí toda la noche. Me digo que solo lo hace por nuestro estúpido trato, pero no puedo ni siquiera creerlo.

Preparo café y me siento en un taburete de la cocina cuando él sale acomodándose la camisa.

—¿Sigues enfadada? Te dije que sentía el haber ido—dice, encogiéndose de hombros. Camina hacia mi lugar para servirse un poco de café al momento en que el sonido de su móvil toma todo el apartamento. Mi cabeza me dice que es Candy, que notó que está aquí y por una fracción de segundo me siento feliz, ruego porque esa estúpida sepa que es solo una maldita tapadera pero todo se disipa al oír la voz de mi tía ya que Brendan le puso al altavoz. —Hola mamá.

—¡Dime por favor que no es cierto, hijo!—bajo mi taza de café al oírla tan alterada. —¡Dime que no lo hiciste, por favor, no podré soportarlo, por favor!

—¿Qué sucede?—pregunta Brendan con el ceño fruncido.

—¡Dime que no te irás de nuevo porque acabo de recibir tu carta de reclutamiento para una segunda expedición!—el suspiro de Brendan me lleva a comprender que es cierto, que se ha inscrito de nuevo para marcharse.

Entre Tus Brazos (AQS #4- libro I y II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora