03|| Tatuaje.

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Rechazarla es de las peores cosas que hice, pero fue necesario

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Rechazarla es de las peores cosas que hice, pero fue necesario. No quiero ser parte el grupo de chicos que lleva a la cama y luego desecha, porque sé que lo ha hecho.

Son increíble los rumores que me han contado acerca de la abeja reina. Según dicen incluso se acostó con un profesor, la han tachado de promiscua y de calienta pollas. He tenido que callar varias bocas a lo largo de todo el mes que llevamos de clases, y además, me convencí que tal vez esto no es para mí.

Llevo días completos con una ansiedad terrible. Necesito sacar todo lo que tengo dentro y la única forma, es salir a correr. Hago varios kilómetros por día, pero incluso así no es suficiente.

Mi cuerpo me pide a gritos liberación y no cualquier mujer, sino la chica de ojos azules que me atormenta a más no poder. La rechacé, incluso mi cuerpo debería de aceptar eso porque tal mierda no va a pasar.

No quiero arruinarlo, no quiero ser el culpable de acabar con nuestra familia si esto llegara a saberse alguna vez. ¿Qué dirán de mí, de nosotros? Prácticamente no podremos hacer nada juntos porque el mundo entero sabe que somos familia.

Me criaron siempre con el no manches la reputación de la familia con los medios, ¿Qué creen que dirán si saben que me cogí a mi prima? ¡Nos comerán vivos! Existen acuerdos que podrían romperse, dinero que perder, no es simplemente la relación de familia, sino el concepto que el mundo tenga de nosotros.

Solo una vez... no, tampoco.

Cierro los ojos y trato de disfrutar de la mamada que estoy recibiendo. Trato de concentrarme en la boca que cubre la cabeza de mi falo y los sonidos que hace al engullir, pero no siento nada.

Mi frustración está llegando a niveles que nunca antes había sentido. Candy pasa su mano de arriba abajo por mi longitud, trata de hacerme sentir algo que solo ella siente pues jadea mientras me observa con la lujuria plasmada en su rostro.

—¿Te gusta?—pregunta jadeando, besando mi falo y pasando su lengua a lo largo.

Se está esmerando, quiere hacerlo bien y tal vez para otro incluso lo hace perfecto, pero mi polla no siente nada.

—No—respondo. Sus movimientos se detienen y me observa con el ceño fruncido. —Quítate.

No disimula el dolor del rechazo cuando se hace a un lado. Esconde el rostro para que no vea sus ojos ni las mejillas enrojecidas, pero a decir verdad, perdí todo poder de empatía que tuve.

Me pongo de pie y la polla erecta me duele. La cabeza no deja de palpitarme, y me frustra no tener la liberación que quiero así que camino a la ducha para un poco de agua fría. Esa hija de puta me tiene mal, no tengo otra explicación para mi falta de apetito sexual.

Salen jugos de mi miembro cuando la recuerdo diciendo tan segura que quiere cogerme. Puta madre, ¿En qué momento todo se volvió tan turbio? Mi cabeza me pide que razone, que estoy tomando la decisión correcta al no querer cogerla, sin embargo mi polla me pide a gritos que la ponga en cuatro y le azote el trasero hasta dejar mi mano marcada en su piel.

Entre Tus Brazos (AQS #4- libro I y II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora