05|| Pasado.

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—Tienes sesiones de terapia tres veces a la semana ¿De acuerdo? No puedes faltar a ninguna y no puedes dejar de tomar los medicamentos—dice el doctor, entregándome mi hoja de salida

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—Tienes sesiones de terapia tres veces a la semana ¿De acuerdo? No puedes faltar a ninguna y no puedes dejar de tomar los medicamentos—dice el doctor, entregándome mi hoja de salida. —Si cumples, te recuperarás pronto, lo prometo.

Simplemente asiento. Hayden a mi lado toma las píldoras y recibe más instrucciones acerca de cómo debe cuidarme. Para su mala suerte, decidió continuar a mi lado luego de todo lo que le hice.

Me siento fatal. Las píldoras me hacen más consciente de lo hiriente que puedo llegar a ser y me mantienen un poco más despierto como para notar que ha bajado de peso, que casi no duerme y que tiene miedo de mí. Cada pequeña cosa que hago la sobresalta, siempre está atenta y resguardándose como si ella tuviera el TEPT y no yo.

Y me duele, porque yo lo causé.

Cierro los ojos cuando estamos en el coche. Por supuesto no puedo conducir, así que ella está al volante.

—Detente en una licorería—le pido.

No me refuta nada, solo conduce en silencio como se ha mantenido desde hace días. Ya hará un mes desde que regresé y las únicas veces en que hemos mantenido una conversación normal fue hace días cuando le pregunté si quería vivir conmigo un tiempo a lo que no se negó.

Estando en paz con las píldoras siento la necesidad de oír qué fue de su vida cómo le ha ido, sin embargo recuerdo lo que pasó antes y no me enorgullezco de mí mismo porque mi comportamiento no fue el mejor. Estoy destruyéndola, pero la necesito.

¿Ahora quién es el egoísta?

—Estamos aquí—dice, sacudiéndome un poco. Abro los ojos, saco dinero de mi cartera y salgo hacia la calle.

Hace tiempo que no estoy con civiles, pero de alguna forma donde quiera que vea no encuentro nada bueno. Veo cuerpos desmembrados, personas llorando y niños gritando.

Parpadeo varias veces al notar que no es cierto, que de hecho si estoy aquí. Donde no hay guerra, donde nadie muere por explosivos...

—Yo lo haré—la voz de Hayden me sobresalta. Noto que me he quedado de pie en medio de la acerca y que la tengo al lado con el ceño fruncido y la mano alargada para recibir el dinero. —Regresa al coche, yo lo hago.

Con la mano temblorosa le entrego el dinero y dejo que se aleje, encerrándome otra vez en el coche. Tal vez no sea mucho, pero conozco lo que puede hacer un desencadenante y no quiero pasar por eso pues tengo miedo de herir a alguien.

Sé que podría hacerlo y no quiero.

Hayden regresa a los pocos minutos con dos botellas de licor en sus manos. Me las entrega sin siquiera mirarme y yo abro una sin siquiera haber llegado a casa.

Se siente extraño llamar hogar como si fuese que nos mudamos juntos cuando la realidad es que estoy forzándola a esto. Es... es un desastre, soy un puto desastre.

Entre Tus Brazos (AQS #4- libro I y II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora