Hayden lo tiene todo. Dinero, poder, belleza, talento. Cuatro cualidades que ponen el mundo a temblar cuando de Hayden McMurray se trata.
Acostumbrada a una vida de lujos y riquezas, rodeada siempre de todo lo que ha querido, siendo la más consenti...
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Pasé meses completos preguntándome qué pasaría conmigo cuando me reencontrase con mis padres. Muchos escenarios vinieron a mi mente en diferentes oportunidades, pero a decir verdad, ninguno de esos escenarios contemplaba la posibilidad de que mi padre llorase al sostener mi mano y mi madre abrazase a Brendan como si nos hubieran extrañado demasiado.
Estoy confundida porque yo apenas y abrí los ojos, así que no entiendo mucho lo que está pasando, sin embargo mi corazón rebosa de alegría al saber que tengo a mis padres aquí, que lo eché muchísimo de menos y que hasta este momento, no había notado lo mucho que me hacían falta.
—¿Cómo estás?—pregunta papá, limpiándose las lágrimas. Sus ojos azules lucen hinchados y mamá apenas y puede sonreír.
—Yo... estoy confundida—me sincero. Observo a Brendan, sabe que necesito una respuesta pero simplemente niega lento con su cabeza. —¿No lo saben?
—¿Saber qué?—pregunta mamá, desviando la mirada entre nosotros. —Hija, ¿Qué pasó? Kailan solo dijo que tuviste un accidente y nosotros... tomamos un avión privado hasta aquí a las dos de la madrugada. Nadie nos dice nada y cuando llegamos resulta que todavía estás en cirugía pero ¿Cirugía por qué?
Lanzo un suspiro pues ellos no saben que son abuelos a este punto. Mis hermanos, los padres de Brendan, Oliver y todo aquel que sabía desde un principio que yo estaba embarazada, no dijeron ni una palabra al respecto y es por eso que ellos no tienen idea de mi cirugía.
Una sonrisa se implanta en mis labios. No puedo creerlo, y me siento bien al saber que al menos puedo confiar en mi familia hasta el punto en que ocultarán un secreto el resto de la vida si se los pido y...
—Llamaré al doctor, le diré que estás despierta—susurra Brendan. Planta un beso en mi frente ante los ojos de mi familia, y abandona la habitación en busca de mi doctor.
Apenas la puerta se cierra, papá se voltea hacia mí de nuevo.
—Hija, lo siento tanto... no quería que te fueras así en primer lugar, sé que fue tu compromiso el que rompiste y ni siquiera estaba molesto al principio por eso, sino que me molestó que salieras corriendo y...
—Papá—le corto, alzando la mano.—No regresemos a eso... por favor.
—Solo quería decirte que lo siento—susurra mi padre, tomando mi mano y llorando sobre mi piel. Está arrepentido y ni siquiera sé porqué se disculpa, si a decir verdad la única que debe pedir perdón por dejarlos en medio de una tormenta creada por mí, soy yo. Huí como una cobarde, todo el mundo sabe eso, y tal vez puse primero mi felicidad pero fui egoísta y eso merece demasiadas disculpas. —No quise jamás que huyeras de mí.
—No huí de ti, sino de la mujer que fui durante esos años en Nueva York—le aclaro. —Fingí, papá. Fingí durante tanto tiempo que Brendan no significaba el mundo para mí que cuando estuve en ese altar, lista para dar el sí, lo vi y ciertamente no pude hacerlo. Esa era nuestra última oportunidad, y no la iba a desaprovechar, así que buscamos los pasaportes y vinimos aquí. Y por eso lo siento, papá, porque los dejé afrontando mis consecuencias cuando no tendrían que haberlo hecho.
