29|| Por favor.

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Hay momento en la vida que no podemos evitar

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Hay momento en la vida que no podemos evitar. Situaciones que nos ponen al límite, que despiertan verdades nunca antes dichas, y hoy llegó mi momento.

El cuerpo entero me tiembla sentada en el coche junto a Brendan. Llevo casi media hora esperando tener el valor suficiente para siquiera abrir la puerta, sin embargo el miedo me ha paralizado.

Toda mi vida luché para no ser una decepción. Tuve buenas calificaciones, practiqué hasta que mis pies sangraron, toqué el piano hasta que las articulaciones de los dedos me dolían de tanto practicar y siempre busqué la aprobación de mis padres para cualquier relación que tuve.

Ellos eran mi fuerte, mi lugar seguro para cuando el miedo me avasallaba y ahora, ese mismo lugar se ha convertido en un recuerdo tan pero tan lejano, pues sé lo que me espera detrás de esa puerta.

Sin embargo, como dije, es inevitable.

—¿Algún día saldremos del coche?—pregunta Brendan en un suspiro pesado.

Estoy pensándolo demasiado, cuanto más tiempo me quedo aquí, más razones negativas estoy dando a mis padres así que me armo de valor y abro la puerta del coche.

El viento veraniego de California me golpea en el rostro mientras camino. Brendan viene detrás de mí, le pedí mantener la distancia entre nosotros al menos hasta que haya hablado con mis padres al respecto así que no me sorprende que esté varios pasos detrás.

En cuanto me acerco a la puerta creo que el pecho va a salirse disparado de mi cuerpo. Jamás estuve con alguien que hubiera tenido un infarto, pero siento que estoy a nada de que mi corazón deje de bombear sangre. Mis piernas parecen gelatinas, últimamente siento que estoy a nada de desmayarme casi todo el tiempo, así que no le presto atención y solo toco el timbre de casa.

—Creí que jamás tocarías—Hope es quien abre la puerta y si ella continúa aquí, es porque ya lo saben todo. —Ven aquí.

Me estrecha en sus brazos por varios segundos, no sé si dándome el pésame por el bebé o por lo que me espera dentro de casa.

—Están esperándolos—dice, apuntando hacia la sala. Abraza a Brendan también y los espero pues no creo poder caminar sola hasta donde el batallón completo espera.

Ambos me dan miradas de apoyo y aliento, y soy quien va al frente por lo que obligo a mis piernas a caminar. Los pasos parecen eternos y estáticos, y tengo miedo pues por primera vez en mi casa, no hay gritos, ni risas, ni música. No hay nada más que un silencio sepulcral.

Toda mi familia se encuentra reunida aquí a excepción de mis padres. Incluso mis tíos Mosele vinieron, al igual que Liam.

—Hola—digo, observando a cada persona sentada en la sala de mi hogar. Mi tía Kate es la primera en acercarse a estrecharme en sus brazos. —¿Cómo están todos?

Por su mirada, sé que todo se fue a la mierda.

—Tus padres te esperan en la oficina—susurra, alejando un mechón de cabello de mi rostro.—Quieren que vayas directo ahí.

Entre Tus Brazos (AQS #4- libro I y II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora