15|| Amigo.

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Observo a Hayden salir de la cafetería, dejándome con la palabra en la boca

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Observo a Hayden salir de la cafetería, dejándome con la palabra en la boca. Quería estar para ella porque la vi demasiado afectada por su pelea con Candy, vi cómo estalló cuando su amiga mintió sobre haber tenido sexo en su cama. Eso jamás sucedió.

Quería decírselo, pero termina por marcharse sin darme la posibilidad de explicarme. Está dolida, lo comprendo. Pude ver en su mirada que le dolió lo que supuestamente hice así que lo mejor es dejar que se calme y luego decirle la verdad. El que lo nuestro no tenga futuro no significa que voy a herirla y dejar las cosas así.

Camino de regreso encontrándome con que Candy está peleando con sus amigas. Todas gritan, captan la atención de los demás estudiantes pues el grupo perfecto tiene imperfecciones, y las están sacando a la luz.

A mí no me interesa, mientras no esté Hayden yo no tengo nada para decir o hacer porque ninguna me importa. Tomo mis cosas y me marcho a mi clase, asegurando un lugar lo más alejado posible.

Durante las horas que tardo no puedo quitar a Hayden de mi mente y sus palabras acerca de que lo nuestro jamás comenzó. Tiene razón, somos niños jugando con fuego que en algún momento nos quemará si llegase a oídos de los demás.

No quiero pelear por esto, por ella, porque como dije, no estoy seguro de que sea para siempre. ¿Serías capaz de arriesgar tu familia por un simple noviazgo que tal vez no tenga futuro? Yo no. Conozco a mis tíos y no habría forma alguna de que perdonen el meterme con Hayden y hacerle daño, si es que no llegase a funcionar. No estoy dispuesto a que mi familia pierda el único sistema de apoyo que conocen pues mi madre no tiene a nadie, y mi padre considera a Hudson como su hermano. ¿De verdad seríamos tan egoístas como para arruinar a todos solo por que nos sentimos atraídos? ¡Ni siquiera es amor!

Ambos queríamos sexo, queríamos sentir algo más, un poco de emoción por lo prohibido tal vez, pero no nos amamos.

Tengo la cabeza hecha un desastre, pero intento mantenerme sereno y ocupado en otras cosas. Tomo mis clases y al terminar, dejo todo en mi camioneta para poder trotar un poco en la pista.

En el ejército tenía mis horas de ejercicio demasiado marcadas pues eran pocos los minutos que tenías para ti mismo. Yo los ocupaba haciendo ejercicio, preparando mi cuerpo para el combate. Ahora que no tengo nada más que hacer que cargar libros, ocupo todo el tiempo para hacer ejercicio o lidiar con mis peleas con Hayden.

Me cambio de ropa, dejo mi botella de agua a un costado y me dirijo a la pista. A esta hora está completamente vacía pues todos al terminar deciden marcharse a casa, al menos los días de semana como hoy.

El aire me golpea el rostro mientras tropo unas cinco vueltas. El ardor en mis pulmones es algo que siempre me ha gustado, me da cierta satisfacción de saber que estoy cuidando mi cuerpo, que estoy siendo responsable de mí mismo. Mi padre desde niños nos ha inculcado el amor por los deportes, y yo le acompañaba a correr cuando todavía era corredor en el equipo de Los Ángeles. Amaba sus entrenamientos porque me empujaban a ser mejor, y de haber tenido el amor por el juego que él tiene, seguramente habría ese camino y no la milicia.

Entre Tus Brazos (AQS #4- libro I y II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora