Hayden lo tiene todo. Dinero, poder, belleza, talento. Cuatro cualidades que ponen el mundo a temblar cuando de Hayden McMurray se trata.
Acostumbrada a una vida de lujos y riquezas, rodeada siempre de todo lo que ha querido, siendo la más consenti...
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Me siento nervioso. Sé que dijimos que dejaríamos el pasado atrás pero hay que simplemente necesito saber. Tal vez por masoquista o simple incertidumbre, pero todo mi cuerpo se prepara para su relato.
—Entonces comienza tú—dice, cruzándose de brazos. —Yo también quiero saber qué pasó con Jess.
—Eso no es gran cosa—digo, encogiéndome de hombros, logrando que ella ruede sus ojos.
—Te casaste—ataca. —Básicamente mis hijos serán unos bastardos y en este momento no soy más que tu amante ante la ley. Eso es algo.
Si quiero hablar de esto, si quiero en verdad oír lo que pasó con el tal Oliver, debo ser sincero con ella. Por eso no me detengo siquiera a pensar en todo lo malo que pueden traer nuestras palabras y simplemente la observo.
—La conocí apenas llegué. Te enviaba las cartas pero... dormí con ella varias veces durante ese tiempo—veo su rostro y la verdad, comienzo a pensar que es una mala idea.—Te necesitaba y tú estabas haciendo tu vida en otro lugar. Mamá dijo que te habías inscrito en la NYU, estabas siguiendo adelante mientras a mí me atormentaban tus ojos el día del accidente. Y entonces ella quedó embarazada, nos casamos y ya.
Hayden suspira, no se cree ni por un segundo lo que digo y lo sé porque la conozco demasiado bien.
—¿En qué momento te enamoraste de ella? ¿De quién fue la idea de casarse?—pregunta.
—Mía—respondo. —Y creí estar enamorado. Ella era... era especial. Me trató bien, cuidó de mí cuando más lo necesité, me apoyó en todo y en parte, con ella creí haberte superado. Pero entonces no quiso al bebé, no quiero hablar conmigo al respecto y durante una de mis expediciones, aprovechando que no estaba, Jess se practicó un aborto. El bebé ya no estaba así que no tenía sentido continuar casados. Le presenté la demanda de divorcio semanas después, y me largué de ahí. No la vi de nuevo hasta que estuvo en el hospital a tu lado.
Recordar todo por lo que había pasado con Jess solo me hace ver que en realidad jamás la amé. Para mí el amor son los sentimientos que me abarcan al ver a Hayden despertar a mi lado, al verla sonreír y cuando la tengo desnuda en mis brazos.
Para mí el amor es ese temor que casi me mató cuando estaba la posibilidad de perderla. Ese sentimiento que se multiplicó al oír los corazones de nuestros hijos hoy. El amor... el amor es ella.
—Así que cuando me decías que me extrañabas, tú cogías con Jess al mismo tiempo—dice pensativa. —Vaya, pensé que yo era la especial.
—Hayden... no creo que esto sea buena idea, dejémoslo ahí —trato de ponerme de pie, pero es su cuerpo el que me impide moverme ya que en cuestión de nada, la tengo de frente con un ceño fruncido para nada amigable. —Vamos, esto era una tontería desde el primer momento, ya olvídalo.
—No—responde.—Tú querías hablar, y está bien pero lo que no está bien es que me hayas mentido diciéndome que me amabas cuando te acostabas con otra, Brendan.