Hayden lo tiene todo. Dinero, poder, belleza, talento. Cuatro cualidades que ponen el mundo a temblar cuando de Hayden McMurray se trata.
Acostumbrada a una vida de lujos y riquezas, rodeada siempre de todo lo que ha querido, siendo la más consenti...
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Mi frustración sexual está arrasando con todo. Creí que el problema podría ser Candy pero ésta chica tampoco puede lograr que tenga mi liberación. No digo nada, solo la hago a un lado, me cambio y luego de tomar mis cosas, abandono su habitación.
Es realmente preocupante porque al tener sexo no puedo acabar pero sí al pensar en Hayden, sí al masturbarme con ella en mi mente. Esos malditos senos cargados y lo rosado de su boca hacen estragos en mí aunque no quiera. Y eso es frustrante.
Subo a mi coche pues estoy listo para marcharme de las habitaciones de la universidad, cuando mi madre llama invitándome a una cena en un restaurante del centro. Mi padre compró el restaurante hace años y mamá pasa casi todo el día ahí, ayudando en lo que puede.
El lugar está bien ubicado pues está justo en el centro. Es bastante recurrido y se ha dado un gran renombre entre nuestra clase.
No me queda tan alejado, así que en treinta minutos apago el motor de mi coche frente a la calle, sorprendiéndome al notar todos los trabajadores que se encuentran en el lugar. Bajan muebles, luces, cajas con alcohol y mucha decoración.
—¡Mamá!—grito en cuanto me encuentro en medio del salón. La figura esbelta de mi madre no tarda en llegar. Como siempre, viene arreglada, demasiado y los hombres no tardan en posar sus ojos sobre ella mucho más tiempo del debido. A esta altura de mi vida, ya me acostumbré a eso. —¿Qué es todo esto?
Apenas llega me cubre de besos y luego me abraza por la cintura.
—¡La fiesta de cumpleaños de Hayden será aquí!—dice emocionada, regresándome a la vida donde lo primero siempre es ella. Traté durante meses e incluso estos días de no pensar en su cumpleaños pero es imposible cuando incluso mi madre me lo recuerda. —El tema de este año serán ángeles y demonios. Todo será en blanco y negro y tendremos dos pistas, ¿Qué dices?
Ahora todo me cuadra. La decoración en blanco y negro, los espejos enormes que apenas y caben en el salón y toda aquella mierda decorativa.
Ruedo los ojos.
—Seguro Hayden será un ángel—cuando es terrible demonio.
—¡Sí! Vi su disfraz y es excelente—pobre de mi madre, si tan solo supiera que lo que dije, no fue un halago. —Amor, tú vendrás ¿Cierto? Los mayores estaremos solo una hora y luego iremos a cenar. No queremos interrumpir, pero en verdad me sentiría mucho más segura si al menos tú estuvieras aquí.
¿Iré? Sí, por supuesto que sí. Asiento hacia mi madre y el suspiro que lanza me deja saber que en verdad aquello le preocupaba. Seguramente, ni siquiera se debe a su salón sino que quiere que haga las pases con su sobrina favorita.
—Sí, estaré aquí—respondo. No puedo quitar la vista de todas las cosas que están llegando y al parecer, no van a terminar de llegar.
Desde el comienzo, no recuerdo una fiesta de cumpleaños más asombrosa que la de Hayden. Siempre tuvo las mejores temáticas, en lugares exclusivos y ahora que ha crecido tiene el fantástico poder del famoso sin límites. Y vaya que está haciendo un buen uso de eso.
