32|| En Pedazos.

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No tengo idea de qué día es

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No tengo idea de qué día es. No sé qué hora es siquiera, solo sé que estas pequeñas cuatro paredes, se convirtieron en mi maldito hogar.

Me ducho, duermo y como en este lugar, las veinticuatro horas del día rogando porque su cerebro funcione de nuevo, porque abra los ojos y más que nada, porque viva.

Quiero verla triunfar, quiero que nos casemos en una gran iglesia por todo lo alto. Quiero un matrimonio rodeado de niños, quiero oír su voz al cantar sus bellas canciones otra vez, quier... la quiero de vuelta.

Estiro mi cuello para poder relajar un poco los hombros y la espalda, cuando el golpe en la puerta me obliga a levantarme. Los padres de Hayden entran seguidos de su doctor principal en el caso y por sus caras, al menos sé que traen buenas noticias.

—Los estudios indican que la inflamación bajó considerablemente, así que podemos sacarla del coma—menciona, alegrando mi día. La sonrisa que pinta mi rostro se siente extraña pues hace bastante que no tengo un motivo por el cual sonreír. —Le haremos estudios, para verificar su estado neurológico y las secuelas del accidente, pero por lo pronto, es una buena noticia.

Alzo la mirada al techo, y sé que me veo ridículo, pero agradezco a Dios en silencio el haber oído mis plegarias.

—Debes salir por un momento, comenzaremos con reducirle los fármacos de a poco así que no despertará de inmediato. Deben ser pacientes, y sobre todo optimistas porque las cosas están marchando bien.

Mis tíos a este punto no me saludan, ni siquiera me dirigen una buena mirada, solo cruzamos palabras cuando de Hayden se trata, así que no me sorprende que mientras caminamos por el pasillo el silencio reine sobre todo lo demás. No me preocupa ni molesta, puesto que entre ellos tampoco existe interacción últimamente.

Mi madre se levanta apenas salgo de la habitación, envolviéndome en sus brazos y besando mis mejillas.

—Es la primera vez que te veo la cara en tres semanas, mi bebé—dice sonriendo. A ella también le afectó todo esto, pues las bolsas bajo sus ojos y la oscuridad en su piel es algo que no tuvo hasta ahora. —Son buenas noticias, cariño, ella estará bien.

—Todavía falta saber si realmente está bien, mamá, pero el que despierte es bueno—respondo. Saludo a mi padre quien está a la espera detrás de mi mamá, y juntos caminamos hacia la cafetería para desayunar.

Es extraño estar todos juntos de nuevo, pues había olvidado lo que se siente ver a mi familia cada día.

—¿Hablaste con el tío Hudson?—pregunto a papá quien desvía la mirada. Lanza un suspiro pesado, y comprendo que le duela hablar al respecto o que se niegue, porque a decir verdad nosotros arruinamos una relación de años.

Fueron amigos antes que familia, y ahora no son nada.

—Lo único por lo que debes preocuparte ahora es por Hayden. Cuando despierte, decidirán que harán al respecto—papá se dedica a beber su café pero mamá habla sobre mis hermanos. El internado de mi hermana por suerte le quita tanto tiempo que no tiene idea de lo que está pasando, y Bradley no presta atención a su alrededor. Está en la etapa donde apenas y le presta atención a mis padres cuando le hablan directo y supongo que eso es algo bueno porque odiaría ver que les afectamos también a ellos.

Entre Tus Brazos (AQS #4- libro I y II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora